Entre Jaén y Ciudad Real hay una frontera natural, el paso de Despeñaperros, que hasta la semana pasada era un punto de concentración de accidentes y multas de radares. El lunes se inauguró una obra parcialmente terminada, el desdoblamiento del paso con viaductos, túneles y tres carriles. Es decir, algo decente para un país moderno.
Atravesar el paso por la antigua A-4 era como viajar a los años 70-80. Es un trazado muy peligroso, que se quiso solucionar temporalmente a golpe de radar, y donde es facilísimo caer. Hay que ir en marchas muy cortas, o frenar bastante… y a los híbridos se les llenan las baterías y pierden la frenada regenerativa, y pasan a gastar frenos convencionales.
El lunes se inauguró el nuevo tramo completo sentido Madrid, entre Santa Elena (Jaén) y Venta de Cárdenas (Ciudad Real). En sentido Andalucía está parcialmente terminada, ahora se puede ir por una autovía de verdad entre Aldeaquemada y Santa Elena. Esto ha costado 190 millones de euros, pero parecen haber sido bien invertidos.
Se han abierto 14,1 kilómetros, que ahora podrán hacerse mucho más deprisa (a velocidades legales) que antes, y de forma más segura: unos 9 minutos de ahorro Madrid-Andalucía. El resto de la obra se inaugurará a principios de 2012. Es una obra compleja, que tiene que salvar muchos desniveles y todo ello cerca de espacios protegidos.
¿Por qué inaugurarla ahora, que está sin terminar? Bueno, no deja de ser estrictamente útil así, es mejor que lo que había. No se habría podido inaugurar en las cercanías de la campaña electoral, que está al caer, así que se ha adelantado un poco. Pero los conductores ya se pueden beneficiar de la infraestructura, algo es algo.
En 1993 se empezó a buscar cómo solucionar el problema de Despeñaperros, y el proyecto original solo contemplaba la solución hacia Madrid, y con dos carriles. La obra actual es de tres carriles, en ambos sentidos, solo que le falta un trozo en sentido Andalucía por el momento.
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Llegando al paso, empezábamos a encontrar muchas limitaciones de velocidad, y no me refiero a las obras. En algunos tramos, la autovía se convertía en una vía de dos carriles y único sentido, pero limitados a 50, con muchas curvas. Aunque un conductor experimentado podría pasar por ahí más rápido sin ningún problema, se optó por el bien común y se infló a radares.
Así, los camiones, autobuses, las furgonetas sobrecargadas de los magrebíes, autocaravanas y demás vehículos sensibles reducían las posibilidades de accidente, pero para los turismos y motocicletas, tanta limitación llegaba a ser un suplicio. Os confieso que me he sentido muy frustrado en ese tramo, hasta cogerle asco.
Si fuese un quemao políticamente incorrecto, diría que dejasen acceso al paso antiguo, sin radares, poniendo señales que adviertan de que es peligrosísimo, pero para poder disfrutar de un inciso en un viaje de tanta y tanta autovía monótona (bajo cuenta y riesgo de cada uno). Pero seré correcto, y pensaré que es mucho mejor como lo han dejado ahora.
La A-4 es la ruta tradicional entre Madrid y Andalucía, pero recientemente fue una alternativa la ruta a través de Extremadura, al convertirse la vieja N-630 en la autovía A-66, entre Mérida y Sevilla. Para ir desde el centro (o atravesándolo) con destino a Andalucía Occidental (Huelva, Sevilla, Cádiz) la ruta alternativa es mucho mejor, y viceversa.
La combinación A-5 hasta Mérida y A-66 (ver mapa) es más rápida, y más segura: hay mucho menos tráfico, casi todo el rato va limitada a 120 km/h, menos radares, menos desniveles, poco tráfico de vehículos pesados, etc. Con diferencia, elijo la alternativa. Aunque en el mapa parece un brutal desvío, se nota un ahorro en tiempo para ir a las citadas provincias, y ni 10 km de diferencia.
La A-4 es una ruta muy saturada, y más peligrosa, con mucho límite 80-100 (con radar, claro). A los mencionados problemas se les suma los que quieren correr aunque haya tráfico, que son un peligro. Suprimir Despeñaperros hará más saludable el viaje, desde luego, aunque perderá un poquito de encanto según cierto punto de vista.
Fuente | Ministerio de Fomento