En estos momentos, la debilidad del euro sigue empujando los precios de los combustibles al alza y casi estamos en el temido momento en que se alcance la paridad entre el euro y el dólar. Y es que existe una estrecha vinculación entre el intercambio de divisa y lo que pagamos por importar el petróleo que necesitamos para mantener nuestra economía funcionando.
¿Por qué ocurre esto?
El euro, en sus niveles más bajos
En estos momentos 1 euro equivale a 1,05 dólares y continúa con una tendencia bajista continua, pues hace un año cotizaba a 1,22 dólares. Así, el tipo de cambio ha caído cerca de sus mínimos por la crisis del coronavirus en 2020.
Supone cuatro meses consecutivos a la baja en un contexto de incertidumbre por la guerra en Ucrania y de preocupaciones sobre la seguridad energética de Europa ante su dependencia de Rusia.
Al mismo tiempo, los precios del crudo se mantuvieron en alrededor de 100 dólares para el segundo trimestre de 2022.
Mientras tanto, el precio del diésel y la gasolina que pagamos al llenar el depósito se ha mantenido en el tiempo a pesar de una bajada en el precio de la materia prima, superando máximos históricos para la gasolina sin plomo 95 (que cuesta hoy de media 1,923 euros el litro) y del diésel, que supera en España la media europea y cuesta hoy de media 1,887 euros el litro.
En este escenario, la debilidad del euro amenaza con disparar los precios de importaciones de crudo y sumarse a la presión inflacionaria: "El Brent cotiza en dólares. Si se deprecia frente al euro necesitaremos más euros para comprar el mismo barril de Brent", sintetiza a Motorpasión Juan Luis Jiménez, experto en economía pública, energética y de transportes.
Este sistema de petrodólares -en el que el petróleo crudo se cotiza en dólares estadounidenses de forma que los países que lo importan lo pagan en dólares y aquellos que lo exportan reciben el pago igualmente en dólares- se remonta a 1970, tras el colapso del patrón oro de Bretton Woods.
Así, el petróleo y las divisas están intrínsecamente relacionados, donde las acciones de los precios en uno fuerzan una reacción positiva o negativa en el otro en países con reservas significativas.
Para detener esta espiral inflacionista, se prevé que el Banco Central Europeo actúe y suba los tipos de interés, pues la depreciación del euro empuja los precios al alza.