"No podemos imponer lo que los fanáticos verdes idearon en el Parlamento Europeo". Así de tajante se ha mostrado el primer ministro checo, Andrej Babis, en declaraciones recogidas por Autonews Europe.
Babis ha desafiado el acuerdo de la UE de acabar con la venta de nuevos vehículos equipados con motores de combustión para 2035: la República Checa antepondrá su industria automotriz a cualquier plan.
El hogar de Skoda no subvencionará la fabricación de coches eléctricos
"No aceptaremos la prohibición de vender vehículos que funcionan con combustibles fósiles", ha dicho el primer ministro checo. El plan es hacer del tema una prioridad en la segunda mitad de 2022, cuando Babis asuma la presidencia rotatoria de la UE, que actualmente ostenta Eslovenia.
A pesar de el país, hogar de marcas como Skoda, apoyará la expansión de la infraestructura de carga para coches eléctricos, ha advertido que no financiará su producción.
Los países del Este, como República Checa o Polonia, han estado bloqueando los acuerdos para reducir la media de emisiones de CO₂ debido al peso de los combustibles fósiles en sus economías.
En el otro extremo se han posicionado Suecia, Luxemburgo, Irlanda, Eslovenia y Francia, que ha liderado los grupos con los objetivos más ambiciosos, ante una Alemania indecisa.
En el caso de República Checa, donde además de Skoda fabrican vehículos Toyota y Hyundai, la industria del automóvil representa casi la tercera parte de la economía.
La Comisión Europea hizo público en julio su paquete de medidas destinadas a que Europa alcance la neutralidad carbono al horizonte 2050, y que implican que los fabricantes de automóviles a reducir las emisiones de CO₂ de sus coches nuevos y furgonetas en un 55% a partir de 2030 con respecto a los niveles de 2021 y que sean equivalentes a cero a partir de 2035.
Eso significa que solo podrán fabricar vehículos equipados con baterías, ya sean eléctricos puros o de pila de combustible. Gobiernos como el de Italia, cuna de algunos de los superdeportivos europeos más emblemáticos, ha iniciado conversaciones con la Comisión de la Unión Europea para proteger marcas como Ferrari y Lamborghini, y darles más tiempo.
Una forma algo más diplomática de decir "no estamos de acuerdo con vuestras normas".
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