La construcción de la primera planta de combustibles sintéticos alimentada por hidrógeno verde con la que contará España ya tiene luz verde: se ubicará en el Puerto de Bilbao, pretende producir más de 2.100 toneladas anuales (unos 18.000 barriles) de ‘gasolina verde’ y se prevé operativa en la segunda mitad de 2025.
Este proyecto pionero, que se enmarca en el Corredor Vasco del Hidrógeno, será una de las mayores instalaciones de su tipo en Europa y supondrá una inversión de más de 100 millones de euros. El objetivo no solo es alimentar a vehículos de combustión, sino también a aviones o los barcos.
Hidrógeno verde y CO₂ como únicas materias primas
Esta planta de combustibles sintéticos de Bilbao ya fue anunciada hace tres años (aunque entonces se estimaba una inversión necesaria de 80 millones), está avalada por el Gobierno Vasco a través del Ente Vasco de la Energía (EVE) y firmada principalmente por dos grandes petroleras como Saudi Aramco y Repsol-Petronor, con la colaboración de otras compañías como Enagás.
La instalación contará con un potente electrolizador de 10 MW y se alimentará mayormente de la energía de las plantas solares y eólicas que Repsol ya tiene operativas o en desarrollo.
Además, y como se anunció en su día, usará el CO₂ capturado en la refinería de Petronor del municipio de Muskiz (que hoy en día vende parte del gas CO₂ que captura para el carbonatado de bebidas como la Coca-Cola que se comercializan en el norte de España).
En un primer momento, este gas de efecto invernadero (GEI) capturado en la refinería entrará en la planta del puerto de Bilbao a través de un tubo, mientras que el agua necesaria para la electrólisis (que será agua de consumo previamente desmineralizada) que separará el oxígeno del hidrógeno, llegará a través de otra conexión.
Así, en una primera fase se prevé que se podrán fabricar hasta 8.000 litros de combustible al día, para llegar a un máximo estimado de 2.100 toneladas anuales en siguientes fases.
Más adelante, se intentará captar el gas directamente de la atmósfera desde la propia planta, y según uno de los responsables de Petronor, Elías Uzueta, “se está trabajando para que el agua que se usa en los electrolizadores pueda ser agua de mar o agua recuperada”, algo que a todas luces será interesante, teniendo en cuenta que el agua es un bien cada vez más escaso.
Según el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, la planta vasca pretende surtir de ‘gasolina verde’ no solo a coches con motor de combustión, sino a “aviones, barcos, camiones y otras industrias” que hoy en día no se pueden electrificar fácilmente.
En este punto, conviene recordar que los combustibles sintéticos no son exactamente cero emisiones, sino que emiten a la atmósfera la cantidad de CO₂ equivalente al que se ha captado para su fabricación.
Por el momento, y aunque ya hay varios proyectos en marcha para su implantación, producir los e-fuels “llamados a salvar a los motores de combustión” no es un proceso sencillo ni barato, lo que repercute en su precio final.
Según los cálculos del International Council on Clean Transportation (ICCT) en 2030 el coste de fabricación del e-fuel sería todavía de alrededor de 3 euros el litro, aunque por ejemplo Porsche, uno de los pioneros en el desarrollo de estos “carburantes verdes” rebaja esas estimaciones a 2 euros siempre que se consiga una producción a escala industrial.
Según Bosch, el combustible en sí (excluidos los impuestos) podría costar entre 1,00 y 1,40 euros el litro a largo plazo. También es optimista Transport & Environment, que dejando a un lado los costes de producción, augura que en 2030 podremos repostar combustible sintético a un precio medio de 2,80 euros/litro (aproximadamente un 50 % más caro que la gasolina).
El propio Unzueta reconoce que “para que los combustibles sintéticos sean comerciales y baratos, lo que hace falta es que se hagan plantas grandes que permitan fabricar a gran escala”.
De momento, los responsables del este proyecto fruto de la colaboración público-privada han anunciado que además de la planta de combustibles sintéticos del puerto bilbaíno “se iniciará un proyecto de valorización de residuos urbanos”, con el objetivo de obtener energía con unas emisiones muy bajas de carbono a cambio.
Hasta el momento, el proyecto se está llevando a cabo por un equipo de científicos en el Repsol Technology Lab (Móstoles, Madrid), en el que trabajan más de 200 investigadores de todo el mundo.