Que algunos participantes de la categoría de coches se queden fuera de carrera a las primeras de cambio o pierdan todas sus opciones es algo que siempre ha ocurrido. Ahí están las liadas de algunos veteranos de Volkswagen aún en Portugal, como Ari Vatanen, o las historias como la del Pewano XC60 RR, concebido para luchar por el triunfo en el Dakar y que ardió sin acabar una sola etapa.
Aún así, en esta edición 2014 y en apenas tres etapas muchos candidatos a buenos resultados han tenido que despedirse ya de todas sus opciones, si no totalmente de la prueba. Y no ha habido discriminación entre 4x4 y buggies dos ruedas motrices, pese a que supuestamente estas primeras etapas favorecían a los primeros. El caso más extremo es sin duda alguna el de Carlos Sousa. Ganador de la primera etapa y con un Great Wall Haval que en su tercer año parecía tener como mayor baza la fiabilidad, rompió el turbo en el kilómetro 33 de la segunda etapa y fue descalificado por saltarse diez puntos de paso obligatorio intentando rodear las dunas de Nihuil para así no forzar la mecánica de su vehículo, un poco como Nasser Al-Attiyah en una de sus participaciones en su primera etapa con X-Raid.
Un peldaño por detrás quedan las penurias de los buggies estadounidenses de Robby Gordon, por un lado, y Guerlain Chicherit y BJ Baldwin, por otro, todos aquejados de problemas con la presión del combustible y de refrigeración, demostrando haber llegado quizá excesivamente cortos de preparación. Y para unos buggies punteros que no sufren con el motor, los SMG, el compañero de Carlos Sainz, Ronan Chabot, se dejó el primer día más de dos horas por problemas de dirección.
Claro que El Gordo del mal fario se lo lleva sin duda alguna el equipo oficial Ford: Christiaan Visser está ya fuera de carrera y Lucio Álvarez ha sufrido graves problemas mecánicos en dos de las tres etapas disputadas. Si el objetivo era convencer a los jefes de Detroit de invertir en el proyecto, hoy por hoy parece difícil...