Después de la sanción a Schumacher, se esperaba que Fernando Alonso lograra su primera victoria en el Gran Premio de Mónaco. Y ganó, pero no fue fácil. Tanto Raikkonen con el McLaren como Weber Webber con el Williams-Bridgestone tuvieron la velocidad suficiente para estar a su altura.
La pena para ellos fue que en Mónaco es imposible adelantar a un coche que no tenga problemas, así que Alonso se limitó a regular y llevarlos detrás. Incluso hizo su primera parada antes de lo previsto, para asegurarse de calcar la estrategia de Raikkonen, y evitar que el tráfico, o unas vueltas rápidas de Kimi con ruedas nuevas, pudieran darle algún disgusto.
En el segundo relevo Fernando se limitó a conservar. Empezó a rodar en 1.18, dejando que los tres de detrás se le acercasen. Lo aclaró en la rueda de prensa: no es que tuviera problemas, simplemente conservaba los neumáticos, sabiendo que quedaba mucho hasta el siguiente repostaje. Pero esa carrera ya no pudimos verla. Los motores de Weber Webber y Raikkonen saltaron por los aires cuando más interesante se ponía el tema.
Ahí se acabó todo. Alonso bajo descaradamente revoluciones y se paseó durante veinte vueltas, sin nadie que le inquietase y con su motor tan fresco como una rosa esperando la carrera en Silverstone. Fernando ya tiene 12 victorias, 12 poles, 1 campeonato del mundo y la victoria en el gran premio más famoso del mundo. Como el mismo dijo, a disfrutar mientras dure, porque podría ser difícil que se repitiese. Basta con mirar como anda McLaren.