A mi personalmente el Fiesta más moderno es un modelo al que todavía no le he pillado el truco. No se si me gusta muchísimo o me parece horroroso, pues he tenido ambos sentimientos en diversas ocasiones. El caso es que hay un nuevo elemento disponible de serie en este superventas de Ford que me parece muy interesante.
Se trata de una dirección asistida eléctricamente que en la casa llaman EPAS (Electric Power Assist Steering) y que ayuda a mejorar diversos aspectos de la conducción. Tanto el ahorro de combustible, la maniobrabilidad y el comportamiento dinámico del vehículo suben un listón gracias a su asistencia variable, y todo ello a la vez que es capaz de compensar automáticamente los cambios que se producen por el uso al que se ven sometidos los amortiguadores y los neumáticos.
Desde la casa aseguran que mediante una compensación “pull-drift” (empuja-tira) la dirección efectúa unas correcciones imperceptibles que resultan necesarias debido al desgaste de uso de las ruedas y la suspensión, gracias a estos movimientos automáticos la seguridad y la precisión se mantienen en los niveles con los que el coche sale de fábrica.
Baches, piedras, diferencias de presión entre los neumáticos de cada lado o golpes con los bordillos introducen pequeñas variaciones en la geometría de las suspensiones que sin la ayuda del EPAS requerirían pequeñas correcciones al volante por parte del conductor. ¿O es que no habéis conducido ningún coche con tendencia a irse hacia un lado cuando el volante está supuestamente recto?
Un software identifica automáticamente cuando está ocurriendo este desfase y establece la compensación que el sistema debe aplicar automáticamente. ¡Ah, tranquilos!, el sistema está calibrado para no sobrepasar ciertos límites que pudieran esconder un problema más grave que precisará de atención profesional en el taller.
En Motorpasión | Ford Fiesta 1.6 TDCi, prueba