Llega el momento de pensar cómo se conduce el Toyota Prius plug-in hybrid para consumir lo mínimo posible, pero sin que haya que circular a velocidades muy reducidas. Como dijimos en la primera parte de la prueba, vamos a conducir normalmente, y esto implica que no vamos a tener todo el tiempo del mundo para planificar nuestro recorrido habitual.
Esta parte es la clave de la prueba. Sabíamos que, de partida, iba a ser difícil conseguir los consumos homologados (recordamos, 2,1 litros a los 100 km), y una utopía olisquear siquiera los increíbles 0,4 l/100 km de la prueba en el Nordschleife porque, para qué negarlo, las calles y carreteras en Madrid, en una franja normal del día, no nos permiten la conducción sosegada y totalmente anticipativa que querríamos practicar.
Sí que es posible conseguir unos consumos ridículos en cuanto a gasolina, pero hay que tener en cuenta que en algunas situaciones necesitamos exigir un poco de potencia extra, momento en el cual entra el motor térmico (también en el modo EV City, pero es menos frecuente). Esos momentos pueden evitarse bastante en plena ciudad, pero en cuanto nos incorporamos a la M-30 o a la M-40, casi seguro, y por mucho que anticipemos, que necesitamos pisar algo más.
De todos modos, aquí juegan un papel muy importante las baterías de litio, y sobre todo la carga con la que partimos cada día. Lo ideal es salir de casa cada mañana con las baterías al 100% de carga, e incluso, si podemos acceder a un puto de recarga fiable, enchufar el coche durante el día. Mantener las baterías al máximo posible de capacidad es la clave para mantener a raya los 3 litros a los 100 km sin muchas dificultades, aun exigiendo relativamente al coche.
Conducción del Prius plug-in: carretera y circunvalaciones
Ese es el primer "truco". Ahora veamos el recorrido (aquí un enlace al mapa): salimos desde Alcobendas, pasamos por el C.C. Plenilunio, desde donde pusimos dirección a El Escorial, y luego nos dirigimos al Xanadú (donde planeaba recargar baterías) contabilizamos un consumo de 3,2 l/100 km, y eso sí, agotamos las baterías. Menos en las zonas de carretera o circunvalación donde podíamos mantener la velocidad constante, exprimimos el motor eléctrico al máximo. En cuanto al ritmo, en casi todo el recorrido donde era posible rondábamos los 90-100 km/h, salvo si íbamos en modo 100% eléctrico, claro.
En los aproximadamente 150 kilómetros de recorrido creo que es un consumo muy bueno, hasta me hizo ilusión comprobar que la cifra no subía de los 3,2 litros, aunque le "pisaba" en las subidas al regreso. En líneas generales diré que la conducción fue siempre suave en esas cifras de 90-100, sin ansias por llegar, ni por adelantar, y tomándome las cuestas con filosofía. Es bueno recordar que si dejamos de acelerar estamos recargando energía, y si frenamos, también. Con eso podemos jugar, claro.
También se recupera energía si mantenemos velocidad. Es decir, en llano sobre todo, si mantenemos el pie en el acelerador con una ligera presión, la justa para mantener la velocidad, podemos comprobar cómo el sistema recarga la batería, en lugar de usar la energía. Es algo sutil, pero se consigue.
Recorridos en ciudad con el Prius plug-in hybrid
Para mí el hábitat natural del Toyota Prius plug-in hybrid es, sin ninguna duda, la ciudad y sus calles. Si solo tuviésemos que movernos por la ciudad, las bondades del motor eléctrico y su autonomía nos permitirían aguantar toda la jornada casi en exclusiva en el modo eléctrico. En ciudades como Madrid, recorrer 20 o 25 km en un desplazamiento típico no es descabellado, y por eso es clave poder recargar las baterías durante la jornada.
En las calles de la ciudad, la suavidad del motor eléctrico es una alegría para los sentidos. No hay vibraciones, todo fluye y, aunque el sonido no es lo mismo, en la primera impresión, hoy me parece más que suficiente desde el punto de vista del conductor. Es fácil adaptarse al zumbido creciente, y también es fácil saber a qué velocidad estamos circulando. No es problema. Sí que se nota que los peatones no nos oyen (se nota mucho en zonas peatonales a las que podemos acceder con el coche).
Con el modo EV City conectado, maximizaremos el uso eléctrico en estas condiciones porque hace falta exigir más aceleración de lo normal para que el motor de combustión arranque. Esto es realmente útil en situaciones de parada-arranque típicas, y sobre todo si necesitamos algo de agilidad a la hora de salir de un semáforo, o incorporarnos en un cruce. Aun así es factible que el motor de gasolina arranque si pisamos lo suficiente el acelerador.
Como te puedes imaginar, lo mejor es utilizar el modo HV en zonas más rápidas como una autovía o una circunvalación, y reservar el modo EV City para, precisamente, las calles de la ciudad. Compensa de verdad, y es el momento en que menos cantidad de gasolina vamos a consumir. Con suerte, será un consumo notablemente más bajo, y la media sí que podría ser cercana al consumo homologado.
Hasta ahora todo bien, ¿hay alguna contrapartida?
Llegamos al momento en que nos planteamos: si es posible llegar a consumos cercanos al homologado, ¿cómo es que no lo logramos en esta miniprueba? La respuesta es, a la vez, sencilla y compleja. El problema actual es el acceso a la recarga, y eso es algo ajeno al coche. En la corta prueba que realizamos en Madrid, tratamos de recargar las baterías en Xanadú, que cuenta con dos puntos de recarga, y en un parking del centro, concretamente en el parking de Sevilla (cercano a la Puerta del Sol). Bien, en ambos casos el resultado fue... nulo. No pudimos cargar las baterías.
Y es que el problema real es ese, ¿cómo hacer un uso razonable de los postes de recarga, si nos encontramos con que no funcionan correctamente? Iba sobre aviso de que en los centros comerciales, muchas veces, hay que avisar a Seguridad antes de recargar, y tras la carga, para que el poste pase a un estado de stand-by. En Xanadú no supieron ayudarme. Conclusión, el resto de la prueba llevé entre manos un híbrido "normal", ya que no resido en Madrid, y no pude acceder a una toma doméstica.
El consumo de 3,2 litros de la primera parte de la prueba es el que me anima, y me confirma, que es posible bajar de 3 litros con facilidad en este coche. Incluso veo muy factible acercarme a los 2,5 litros haciendo el uso perfecto del coche: usar dos cargas al día (es decir, partimos con el coche cargado, y recargamos durante el día), y reservar el modo eléctrico tan solo para las calles de la ciudad. Si salimos de Madrid y pensamos en una ciudad pequeña, o muy pequeña (mi caso, Mérida, en Badajoz), el uso del modo eléctrico puede ser casi exclusivo durante la semana.
En resumen: con respecto a los consumos del Toyota Prius plug-in hybrid en un uso normal podemos esperar cifras por debajo de 3 litros a los 100 km con facilidad, siempre que partamos con las baterías al 100%. Si se nos agota la reserva eléctrica tampoco vamos a experimentar una subida espectacular: medias de 3,9-4,2 l/100 km son perfectamente posibles, incluso llegar a 4,5 l/100 km. Todas estas son cifras de consumo de la prueba, en la que conseguimos valores más elevados cuanto más corto era el recorrido sin carga en las baterías.