Hace unos días hablamos sobre una posibilidad que se venía rumoreando desde hacía meses. Dodge podría estar trabajando en la versión más radical de su muscle car: el Dodge Challenger ACR tenía posibilidades de convertirse en una realidad.
Pues bien, la firma americana parece que nos va a dejar con las ganas, puesto que ha desmentido que vayan a comercializar un coche es estas especificaciones. O al menos no lo harán próximamente.
Si hay un Dodge Challenger ACR tendrá que ser en la próxima generación
En Dodge siempre han tenido una clara vocación deportiva, pero al más puro estilo americano. Las preparaciones y posibilidades de modificación ofrecidas sobre sus vehículos a través del extensísimo catálogo Mopar han sido una constante desde hace décadas, pero actualmente les falta un coche deportivo de referencia.
Bajo las siglas ACR (por American Club Racer), Dodge ha preparado de fábrica algunos de sus coches para convertirlos en máquinas de circuito. Los más reciente fueron los Dodge Neon ACR y los salvajes Dodge Viper ACR, capaces de marcar un tiempazo de 7:01'03 en Nürburgring.
Con esta receta cabía la posibilidad fundada de que la marca decidiera materializar un rumor que llevaba circulando durante meses: una versión circuitera del Dodge Challenger que pasaría a convertirse en la más dinámica de todas las existentes.
Desde allpar.com (especialistas en Dodge y Mopar) se aventuraron al adelantar los cambios que tendría el Challenger ACR como un kit aerodinámico más agresivo, modificaciones en la suspensión, reducción de peso usando aluminio y fibra de carbono, frenos Brembo reforzados y la existencia de dos variantes distintas de motorización.
Pues bien, todos estos cambios parece que finalmente van a quedar en absolutamente nada, puesto que la marca en declaraciones a autoweek.com ha tirado por tierra la viabilidad del proyecto. En palabras de un responsable de Dodge, no se espera ningún Challenger ACR aunque la idea pareció hacerle bastante gracia a la marca.
De esta manera se pone punto y final a una breve historia que nos ha hecho soñar, pero que por otro lado tiene bastante sentido. Por mucho que un Challenger se aligere y se afine su chasis (potencia tiene de sobra), es realmente complicado que estuviera a la altura de los que serían sus hipotéticos rivales: el Shelby Mustang GT500 y el Chevrolet Camaro ZL1.
Pese a contar con potencias de más de 800 CV en sus coches de serie, el Challenger es un coche fabricado sobre una plataforma anciana que necesita una renovación inminente. Es un coche pesado (más de 1.800 kg) que apenas ha cambiado en su interior desde su lanzamiento en 2008, así que si se quiere medir contra su competencia tendrá que esperar hasta recibir a la próxima generación.
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