"Cualquier cosa que suceda en China debe preocupar". La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, se ha referido en estos términos a la caída del gigante inmobiliario chino Evergrande y su poder para desestabilizar los mercados.
Mientras el mundo sigue de cerca a la endeudada promotora, el ambicioso plan que anunció en 2019 de fabricar un millón de coches eléctricos en China y desafiar a Tesla hace aguas: nadie quiere participaciones en la unidad de automóviles eléctricos.
¿Qué pasará con los nueve prototipos que ha presentado?
A hecho de que en China hay demasiadas start-up de coches eléctricos se ha unido que Evergrande, sumido en una enorme deuda de 300.000 millones de dólares, no está consiguiendo atraer inversores a su plan maestro en torno al vehículo eléctrico.
La unidad Evergrande New Energy Vehicle Group le ha costado al gigante asiático 7.700 millones de dólares y muchos reveses: a empresa dijo el mes pasado que podría tener que retrasar el inicio de la fabricación nuevamente si no puede encontrar nuevos fondos, ya que anteriormente no había cumplido con los objetivos de comenzar una producción de prueba en septiembre pasado, explica Bloomberg.
Los objetivos eran ambiciosos: cinco millones de automóviles al año para 2035 (un millón para 2025), nueve prototipos bajo la marca Hengchi que presentaron en abril en el Salón Internacional del Automóvil de Shanghái y y 500 GWh de baterías por año en China.
Como aseguran en su web, su objetivo es convertirse "en el grupo de vehículos de nueva energía más grande y poderoso del mundo".
Pero en ese mismo mes de abril, cuando el brazo automotriz del consorcio valía más que Ford sin haber vendido ni un solo automóvil, empezó a hundirse.
Ahora Evergrande es la promotora inmobiliaria con más deudas del mundo -o equivalentes al PIB de Finlandia- y una profunda crisis de liquidez que tiene al resto de mercados del mundo nerviosos.
Si quiebra, arrastrará a todo el sector inmobiliario y a la economía del mayor mercado automotriz del mundo, que acabará arrastrando a otras regiones con las que mantiene estrechos lazos comerciales, como Latinoamérica.
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