Imagina que vas andando por la calle y te encuentras con concesionario de Ford en el que están expuestos varios de los modelos que vendía la marca en los años 80, todos completamente nuevos y sin matricular.
No estarías viajando en el tiempo. Es lo que te puede pasar en algún lugar de Alemania donde hay un concesionario de Ford que cerró sus puertas hace décadas y permanece exactamente igual que en ese momento.
Es lo más parecido a viajar en el tiempo
Los apasionados del mundo del motor tendemos a ser nostálgicos cuando se trata de nuestra afición. Muchos defienden que cualquier tiempo pasado fue mejor y miran con tristeza a un pasado relativamente reciente en el que no existían las grandes pantallas, la conectividad o la electrificación.
Por eso nos llaman tanto la atención los casos en los que ese pasado sigue vivo de alguna manera. Y no me refiero a un museo o una concentración de coches clásicos, sino a cápsulas del tiempo que permiten hacer lo más parecido a un viaje en el tiempo.
Es el caso de los coches que quedaron abandonados en las apocalípticas calles de Fukushima y dan ganas de ir a rescatar. O del concesionario francés de Saab que cerró sus puertas hace años de un día para otro, quedando en su interior coches completamente nuevos, catálogos, accesorios y herramientas.
Este último se hizo demasiado popular, tanto por la difusión que tuvo en las redes sociales como por los medios que publicamos la noticia en su día. Gracias a ello, muchos aficionados tuvieron la oportunidad de viajar hasta allí y disfrutar de este particular “viaje al pasado”, pero, por desgracia, otros tantos lo visitaron con peores intenciones y el concesionario ha terminado siendo víctima de ladrones y vándalos.
Ahora hemos conocido otro de estos ejemplos. Y es muy parecido al de Saab. Se trata de un concesionario de Ford que, al parecer, también se cerró de un día para otro, y sigue en las mismas condiciones que cuando echó el cierre.
Por los coches que se pueden ver a través de sus cristales, debió cesar su actividad en la segunda mitad de los años 80, por lo que debe llevar cerrado casi 40 años. Lo han encontrado los chicos de Auto Retro y han subido el vídeo a su canal de YouTube.
Para dar con el concesionario han necesitado mucho tiempo y una buena labor de investigación. Según cuentan en el vídeo, que se puede ver con subtítulos, hace dos años dieron con unas fotos de ese concesionario, pero nadie sabía dónde estaba. Comprobaron que esas fotos se habían hecho en el año 2010, por lo que nadie garantizaba que todo permaneciese igual 13 años después.
Tras investigar, dieron con la posible localización del concesionario a través de Google Maps, pero las fotos de satélite que aparecían en Google fueron tomadas en 2009 y no resolvían la incertidumbre. Sin embargo, decidieron ir hasta allí, a pesar de que tenían que viajar desde Reino Unido.
Por suerte, tuvieron recompensa. El concesionario estaba en ese lugar y los coches seguían dentro. No eran muchos, pero sí suficientes como para convertirlo en un sitio muy especial. Los modelos que descansan ahí desde hace décadas son un Ford Orion, un Ford Fiesta, un Ford Escort y dos Ford Sierra.
Todos están completamente nuevos, lo que ahora se llama “estado NOS (new old stock)”. El concesionario está cerrado, y lo cierto es que hay que dar gracias de que sea así para evitar que acabe como el concesionario de Saab de Francia. También es de agradecer que los autores del vídeo no desvelen la ubicación del concesionario.
Evidentemente nos quedamos con las ganas de ver más imágenes. Al menos, Auto Retro ha publicado algo de información sobre la historia del concesionario en la descripción del vídeo, aunque en el momento de la grabación no conocían estos datos.
Señalan que el concesionario Ford cerró a mediados de los años 80 y que era tan grande que manejaba un stock de más de 300 coches. Su dueño continuó con el negocio como un concesionario independiente de Ford hasta que murió en 1994.
En ese momento, el stock acumulado era de más de 300 coches, de los cuales la mitad eran Ford. La familia del propietario que había fallecido se encargó de vender la mayoría, pero algunas unidades no encontraron dueño. Se trata de los coches del vídeo, que fueron trasladados a la sala de exposición del concesionario, que se convirtió en una especie de “monumento” en memoria de su propietario.
Durante mucho tiempo, la viuda del propietario mantuvo el concesionario bien mantenido y limpio, incluidos los coches de su interior. Incluso organizaba visitas de vez en cuando, hasta que alguien decidió robar piezas (al Escort le falta un tapacubos y al Sierra un faro) y la viuda acabó con las visitas.
Cuando ella terminó en una residencia de ancianos, la familia no continuó con las labores de limpieza y mantenimiento. No sabemos en qué momento sucedió eso, pero los coches están así desde entonces, de ahí la pequeña capa de polvo que tienen encima.