BMW compró Rover en 1994. Y esto incluía la marca Land Rover y los derechos del Mini. Se dice que de Rover, a BMW solo le interesaba realmente Land Rover: lo que se hizo evidente en 1999, cuando aterrizó en el mercado el primer BMW X5. Ese mismo año BMW vendió Rover y Land Rover a Ford. Sí, todo fue muy deprisa, tanto que el X5 lo diseñaron en menos de dos horas en un vuelo a Italia.
Esta historia la cuenta el propio Frank Stephenson, padre del BMW X5. Poco después de la compra de la firma británica, el Dr. Wolfgang Reitzle, entonces al frente del desarrollo de producto de BMW, pidió ver qué aspecto tendría un SUV BMW Land Rover, tomando como base la plataforma del Range Rover.
Chris Bangle, el entonces polémico jefe de diseño de BMW pero hoy añorado, aseguró que no había problema: le llevaría todo un programa de bocetos y diseños para ver cuál encajaría mejor con la gama de BMW. Reitzle, exigió ver un coche completo en seis semanas.
Seis semanas para enseñar un proyecto viable es muy poco tiempo. Y para un coche completo con vistas a ser comercializable es una locura. Lo habitual es que el equipo de diseño tarde entre dos y tres meses únicamente con la maqueta de arcilla a escala 1:1. Así que seis semanas para todo el proceso creativo es casi misión imposible.
Pero Chris Bangle aceptó el reto. Aunque le dijo a Stephenson que tenía nada y menos para crear los primeros bocetos y la idea de base para el diseño en su vuelo a Italia, que duraba cerca de dos horas.
Actualmente es menos frecuente, pero hasta no hace mucho los grandes fabricantes de coches subcontrataban a estudios de diseño independientes, empresas de prototipaje o a los grandes estudios italianos, como Bertone, dejando en sus manos la creación de un prototipo y sin que la propia mara participara en su diseño.
Así las marcas ponían a su disposición las instalaciones y sus técnicos, pero dándoles flexibilidad a la hora de trabajar. Era una cuestión de ahorro de costes. Y es que así no se prescindía de un equipo entero dedicado a un proyecto importante que sí se iba a industrializar solo para crear uno nuevo que, además, no se sabía si iba a prosperar o no.
Unos bocetos que sentaron las bases de diseño de los SUV de BMW
A Stephenson, le asignaron un equipo técnico para plasmar su idea en un modelo. Lo primero que le sorprendió es que ninguno de esos tres técnicos tenía menos de 70 años. "¿Podrán trabajar 18 horas al día los siete días de la semana sin parar en seis semanas?".
Pero se daba el caso que esos tres técnicos en su día fueron nada más y nada menos los que construyeron el primer Lamborghini Miura para Bertone y Gandini. Talento y experiencia no les faltaba.
Con el BMW X5, Stephenson demostró la importancia de trabajar los bocetos y de plasmar ideas en una hoja en blanco a nivel creativo.
Es evidente que no se puede diseñar un coche en dos horas y menos en un avión. No obstante, en ese proceso de creación se trata de encontrar rápidamente una solución, un aspecto que guste -y que no vaya en contra tanto de la historia como del lenguaje estético de la marca- para simplemente refinarlo posteriormente.
Así, en esas dos horas y en pleno vuelo, Stephenson plasmó los rasgos más característicos del BMW X5: los volúmenes generales, los grupos ópticos, los laterales esculpidos... Todo ello integrando los eternos riñones de la marca o el Hofmeister kink (la curva Hofmeister), dos clásicos de diseño en la firma bávara.
Y ha querido la historia que ese primer diseño perpetrado en dos horas de viaje fuera sumamente para BMW. No en vano, aquellos bocetos del BMW X5 sirvieron de base para el resto de los SUV a los que daría luz el fabricante en años sucesivos. De hecho algunos de esos rasgos aún siguen presentes a día de hoy en la actual y cuarta generación del X5.
En Motorpasión | “Ok, boomer”: BMW defiende el diseño de sus coches eléctricos frente a sus haters, porque hasta la mala publicidad es buena | El diseño de coches Volkswagen: de usar lápiz y papel a utilizar algoritmos y resolución 4K