El coste del combustible ha sido una de las principales razones para que fabricantes como Škoda apuesten por berlinas cada vez más eficientes. Sin ser un híbrido, el nuevo Škoda Superb GreenLine recibe una serie de modificaciones estéticas y mecánicas para mantener a raya sus consumos, y coronarse como uno de los más eficientes de su segmento.
El Superb GreenLine es considerablemente más aerodinámico que el modelo convencional. Gracias al uso de un alerón sobre el maletero —y, en el caso del Superb Combi, otro sobre el techo— y de llantas de 16 pulgadas (con opción a unas de 17") montadas en neumáticos de baja resistencia a la rodadura. Así, el coeficiente aerodinámico queda en 0,263 y 0,275 para el sedán y el Combi, respectivamente.
Para moverse, el Škoda Superb GreenLine recurre a un motor turbodiésel 1.6 litros TDI de 120 CV asociado a un cambio manual de 6 velocidades con una relación de cambio más larga a favor de reducir el consumo de combustible. Škoda promete un consumo promedio de 3,7 l/100 km, lo que significa que con el depósito lleno (66 litros), el Superb GreenLine puede recorrer hasta 1.780 km.
El resto de las modificaciones mecánicas se reducen a un chasis 15 mm más bajo —para mejorar la aerodinámica— y a la incorporación —de serie— de sistema de recuperación de energía de frenado, Start & Stop y SCR (Selective Catalytic Reduction). Con todo lo anterior, Škoda consigue que su berlina no rebase los 100 gramos de CO2 por kilómetro; queda en 95 g/km.
Será presentado durante el Salón de Frankfurt, y seguramente llegará al mercado antes de que termine el año. Estará disponible tanto para la carrocería sedán como para el familiar, y en los acabados Active, Ambition y Style.
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