Si alguien pensaba que lo del Caso Pedalgate estaba dormido… se equivoca. La batalla sigue en los tribunales, y tienen más frentes abiertos que los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
Una de las últimas es la batalla que tienen contra un ex-asesor legal, demandado por Toyota por soltar información confidencial.
Esa información confidencial estaba referida a presuntas evidencias de responsabilidad de Toyota en varios accidentes de tráfico protagonizados por sus coches. Al parecer, ese mismo ex-asesor, Dimitrios Biller, fue contratado por la marca para hacer desaparecer o destruir informes potencialmente incriminatorios.
Biller dejó de estar de acuerdo con el modo de hacer las cosas en Toyota, y decidió irse. Ahora que se ha ido, está líandola parda. Desde luego hay cosas que huelen muy mal en la gestión de la división norteamericana, y que todavía quedan muchas otras batallas judiciales: por daños y perjuicios, por pérdida de valor de los coches, etc.
A modo de resumen, para quien se haya perdido en este culebrón. En los últimos doce meses han salido a la luz diversos problemas sufridos por turismos Toyota fabricados fundamentalmente en Estados Unidos. Desde fallos más o menos tontos, hasta otros más bien peligrosos. Y se sabe que la compañía trató de taparlo como pudo.
Una vez que la patata caliente les estalló en las manos, con la prensa volcada en el tema (generalista, económica, automovilística…) la reacción no ha sido la mejor ni la más ágil, aunque se ha calmado todo un poco últimamente. Se han tenido que llamar a revisión millones de coches a nivel global, pero la mayoría en Norteamérica.
El mismo presidente de Toyota, Akio Toyoda, ha tenido que dar explicaciones a los más altos órganos de Gobierno de EEUU, y la empresa se enfrenta a la peor caída de su imagen, antaño excelente, multitud de demandas judiciales y una pérdida de confianza de algunos consumidores, aunque en general, se mantienen con salud en dicho mercado.
Hay quien piensa que esto es una conspiración de Ford, Chrysler o General Motors… pero ellos no han provocado los fallos de estos coches. Hay casos en que podemos echar la culpa al proveedor de piezas específicas, otras es un fallo de diseño originario de la marca, otras es un fallo humano… Todo se está investigando.
También habrá quien piense que los coches de esta marca son un montón de chatarra. Pero no hay que dejarse llevar por el sensacionalismo, de los millones de unidades producidas, son una minoría las que acusa los citados problemas o los podría reproducir en un futuro cercano. Las revisiones se supone que atajan todos esos problemas.
A Toyota le va a costar mucho esfuerzo limpiar su imagen, pero también ha de expiar sus pecados y limpiar dentro de su casa. Si hay responsabilidad punible, no se debe tapar nada, sino destapar, y hacer purga… hasta recuperar la confianza que antes depositaba el consumidor en ellos, sobre todo, en el citado territorio.
Vía | Automotive News
En Motorpasión | Caso Pedalgate