"Es una tragedia, el daño es irreversible". Los dibujos milenarios del desierto de Atacama están desapareciendo bajo las ruedas de los todoterrenos

"Es una tragedia, el daño es irreversible". Los dibujos milenarios del desierto de Atacama están desapareciendo bajo las ruedas de los todoterrenos
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El desierto de Atacama en Chile es el lugar más árido no polar de la Tierra. Eso lo convierte en un estupendo lienzo inalterable que apenas ha cambiado en 25 millones de años y es hogar de gigantescos geoglifos tallados por antiguos pueblos prehispánicos. Un patrimonio cultural y arqueológico que en los últimos años lo están destrozando las huellas de neumáticos.

Esta zona también es estupenda para recorrerla disfrutando del offroad: turistas en motos o coches todoterreno se señalan como los principales culpables, aunque también a camiones mineros o al Rally de Atacama. Pero en primer lugar lo son las autoridades, que no controlan como debieran el paso de vehículos.

“Cuando vimos las imágenes del dron no lo podíamos creer"

Unas recientes imágenes captadas con drones y difundidas por Gonzálo Pimentel, arqueólogo y presidente de la Fundación Desierto de Atacama, muestran el destrozo de estos milenarios geoglifos ubicados en su mayoría en la zona de Alto Barranco, en la región de Tarapacá al norte de Chile.

Las fotografías hablan por sí mismas: decenas de surcos de neumáticos las atraviesan. "El daño es irreversible", señala Pimentel a The New York Times, ya que no pueden restaurarse. "Cuando vimos las imágenes del dron no lo podíamos creer".

Creados en su mayoría entre los años 1.000 y 1.400 d.C por diversas culturas horadando el material de la superficie para generar contraste, la función primigenia de estos dibujos no está del todo clara. Se barajan varias teorías: indicadores de ruta de caravanas prehispánicas, por mero culto o para señalizar zonas de descanso con posible presencia de agua.

En todo caso, hablamos de elementos de incalculable valor arqueológico. "Es una tragedia", lamenta Luis Pérez Reyes, director del Museo Regional de Iquique. Y no es que sean pequeñas: estas figuras de humanos, animales u objetos pueden alcanzar los 30 m de altura. Pese a que es complicado no verlos, hay vetustos carteles que advierten de su presencia, instando a no pisarlos ni caminando ni con vehículos. No son suficientes.

El mayor problema: los todoterreno de alquiler. Los surcos dejados por neumáticos de vehículos todoterreno apuntan en varias direcciones. Por un lado, al Atacama Rally. Tras el la edición de 2022 ya hubo denuncias. Desde la dirección de esta competición aseguraron que los participantes debían seguir una ruta fijada por GPS, aprobada por las autoridades locales, que se les daba previamente.

Pero las rutas definitivas que recorrieron los corredores no se entregaron posteriormente, así que no se pudo determinar si fueron los causantes del daño. El motivo al que aluden era el alto coste que suponía. En todo caso, en la edición de este año este rally se ha trasladado a miles de kilómetros de donde se ubican estos geoglifos.

Pero esta es cita puntual, defienden los organizadores de este Rally, que señalan que el verdadero problema son las motos, jeeps o buggies que se alquilan y que circulan sin permiso por el desierto. Hay docenas de negocios en la zona dedicados a esto, según admite Pérez Reyes que señala directamente a estos "motoqueros y jeeperos" que "amenazan gravemente su existencia milenaria". También se suman las rodaduras de camiones mineros.

Multas de miles de euros pero casi ningún sancionado. Si bien esta zona en teoría está protegida por Ley y dañar bienes arqueológicos se sanciona con penas de prisión y multas de más 13.000 euros al cambio, poco se ha sancionado. Y eso que Pérez Reyes presentando denuncias formales desde hace siete años.

La gran mayoría de estas denuncias han sido desestimadas por falta de pruebas o bien los casos están abiertos porque se sigue trabajando para identificar a los culpables. Muchos de estos vehículos no están matriculados y por ejemplo los que alquilan motos o buggies llevan casco, así que sus caras quedan ocultas.

Las nuevas imágenes publicadas ahora, que evidencian la masacre, han llamado la atención del gobierno de Chile. Dicen haber comenzado una investigación pero también admiten que será complicado dar con los culpables porque muchos de estos surcos de neumáticos ya tienen muchos años.

Un buen paso sería vallar la zona para que ni personas ni vehículos pisen estas obras milenarias. Hay quien demanda que se prohíba el alquiler de vehículos en esta región, o al menos se regule mejor. Esto podría ser una medida impopular para los que viven de ello, pero la permisividad de la Administración también lo es con los residentes de Tarapacá que lo hacen de las visitas arqueológicas guiadas en Alto Barranco y que son más de 30 familias.

Foto: Fundación Desierto de Atacama.

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