Si hay un comentario recurrente a la hora de cuestionar la aceptación extensiva de los coches eléctricos y llevarlos de manera efectiva a la práctica, sin duda es el proceso de recarga.
Este escalón cada vez se encuentra más cerca de salvarse. El Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE) de Zaragoza ha desarrollado y probado con éxito una primera solución de recarga inalámbrica que ha triplicado el récord vigente hasta ahora.
Recarga inalámbrica para vehículos pesados, y en un futuro para coches eléctricos
Los coches eléctricos están avanzando paso a paso hacia un futuro en el que convivan de manera conjunta con los coches de combustión para posteriormente sustituir a éstos, pero mientras la capacidad de las baterías crece, los tiempos de recarga siguen siendo demasiado amplios. A más capacidad, mayor tiempo de carga a igualdad de tecnología al fin y al cabo.
El factor de la recarga es traumático para muchos potenciales clientes. Habría un gran número de conductores que se comprarían un coche eléctrico pero bien por no contar con espacio habilitado para instalar un cargador o bien por carecer del tiempo necesario para enchufarlo no se acaban de convencer para dar el paso.
El sistema creado por CIRCE forma parte del proyecto europeo NIWE y ha conseguido transferir mediante inducción una potencia de 300 kW, multiplicando por 3 la cantidad de energía que se había logrado transferir sin cables hace dos años, abriendo de par en par la puerta a la carga inductiva ultrarrápida para vehículos.
Según anuncian desde el propio CIRCE, las cargas completas de vehículos pesados se podrían reducir en hasta un 60% del tiempo con respecto a los sistemas de recarga que se utilizan en la actualidad. Además destacan el notable incremento de comodidad al carecer de cables que conectar y su mínimo impacto en el entorno urbano, ya que el sistema se instalaría bajo la calzada.
De momento su aplicación se ha planteado como sistema de recarga rápida inalámbrica para vehículos pesados, pudiendo proveer de energía a autobuses urbanos mientras realizan sus paradas para la subida o bajada de viajeros. El sistema se basa en la transferencia de corriente eléctrica entre dos bobinas (una soterrada en el sistema y la otra colocada en el vehículo) generando un campo magnético que permite la recarga de las baterías.
Este avance se aproxima a los objetivos marcados por la Comisión Europea hacia el Horizonte 2020, pero además podrá permitir un gran avance cualitativo a medio plazo en la recarga también para automóviles privados y cuantitativo en lo que se refiere al número de coches que posiblemente se beneficien de este sistema.