Así es el laboratorio donde Renault convierte sus coches en una experiencia: de la guerra a las vibraciones al sonido como elemento de diseño
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Así es el laboratorio donde Renault convierte sus coches en una experiencia: de la guerra a las vibraciones al sonido como elemento de diseño

El aislamiento acústico y la ausencia de vibraciones son cruciales en la calidad percibida de un coche que, en un contexto global de transformación del sector hacia la silenciosa era de la electrificación, cada vez cobran más protagonismo. Para algunos fabricantes ya son aspectos que se tienen muy en cuenta desde el inicio del proceso de diseño.

Es el caso de Renault, que hace cuatro décadas desarrolla la acústica de sus coches en el Centro Técnico de Aubevoye (Normandía, Francia): un laboratorio de más de 75.000 m₂ de superficie oculto en pleno bosque, en el cual se investiga desde la compatibilidad electromagnética de los vehículos hasta cómo generar experiencias únicas para el usuario a través del sonido.

Para ello disponen de tecnología del más alto nivel. Entre sus tesoros mejor escondidos, se encuentra una impresionante cámara anecoica que parece un escenario de película de ciencia ficción donde reina el silencio más absoluto, casi sobrecogedor. Pero hay mucho más.

Hemos sido uno de los únicos seis medios españoles especializados que han tenido el privilegio de experimentar, a puerta cerrada, la magnitud de este tipo de instalaciones donde se busca una “identidad sonora propia” para los futuros modelos de la marca.

El sonido entendido como un elemento de diseño más

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El trabajo que llevan a cabo más de 120 ingenieros especializados en acústica en el Centro Técnico de Aubevoye se traduce directamente al desarrollo de los coches de la marca (y de los de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi).

No solo se trata de lograr un aislamiento casi total de los sonidos del exterior, eliminar molestas vibraciones o cumplir con la normativa, cada vez más exigente.

Se ha de lograr una armonía entre el máximo confort auditivo para los ocupantes y una identidad auditiva propia para los futuros modelos de la marca (como ya lo es la firma lumínica), fácilmente identificable desde el exterior para los peatones y otros vehículos. Y eso, es pura ciencia.

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En este sentido, uno de los pioneros fue el utilitario Renault ZOE, cuyos innumerables registros y mediciones tomados desde hace doce años han servido de base para trabajar en implementar cada vez más mejoras tanto en su propia gama como en los modelos más actuales de la marca.

Es el caso del nuevo Mégane E-Tech eléctrico, que ha sido nuestro anfitrión en algunos de los test llevados a cabo en los diferentes bancos de pruebas -hasta 44- que alberga Aubevoye. Sobre el papel, trabajar en el sonido de un coche eléctrico que se ha desarrollado desde cero a partir de una nueva plataforma (CMF-EV) podría parecer más sencillo que con un coche de combustión. Pero nada más lejos de la realidad.

Como nos explicó Louis-Ferdinard Pardo, quien trabaja junto a su equipo en lo que denomina como “la acústica de la vida a bordo de los vehículos de la marca”, de las más de 300 patentes creadas para el Mégane E-Tech eléctrico, hay algunas para el sonido, "en especial el modo Smart Cocoon Technology". 

El sonido ha pasado a ser un elemento de diseño más desde el principio del proceso.

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Louis-Ferdinard Pardo

Por ejemplo, para el Renault Mégane E-Tech se han creado más de 30 sonidos diferentes en total (incluyendo variaciones) de casi una decena de alertas, como la que nos indica que el motor ya está en marcha, “que además ha sido creada en consonancia con el resto de diseño del coche y lo que transmite” explica Pardo.

De igual forma encontramos los diferentes sonidos que el coche proyecta hacia el exterior y que esencialmente son tres: “Expresive” (con un toque ‘más deportivo’), “Neutral” (más metálico) y “Pure” (el más agradable).

Con una suerte de sintetizador conectado a uno de los coches de pruebas, Pardo nos demuestra que incluso es capaz de crear música con los pedales mientras este está apagado o recargando su batería.

Pero con la BSO de Stars Wars se hizo la magia: mientras el coche se mueve a altas velocidades por las pistas suena “la Marcha imperial”, mientras que cuando cambia de tercio y empieza a conducir de forma mucho más pausada, empieza a sonar "Yoda's Theme" por los altavoces.

En realidad, "pueden configurar casi cualquier sonido unido a la función del vehículo que deseen", afirma. Solo es cuestión de tiempo y presupuesto.

Cómo el aislamiento del ruido se transforma en calidad percibida

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Cámara semi-anecoica del Centro Técnico de Aubevoye

Para comprender de forma práctica cómo el aislamiento de los sonidos del exterior es crucial en el confort del habitáculo de un coche, vamos descubriendo cada vez más tesoros encondidos en el mapa del Centro Técnico a medida que vamos adentrándonos en sus instalaciones.

Toca parada obligada en una cámara semi-anecoica cuyas paredes están cubiertas por un potente material aislante metálico que elimina las posibles reverberaciones. En esta sala, tan solo el suelo está preparado “para devolver” el sonido y reproducir de forma artificial “como si el coche estuviera rodando por el asfalto en condiciones normales”, tal y como nos lo describe Alain Cellarier, especialista en aislamiento del chasis.

La sala, que cuando está en silencio apenas registra 12 decibelios (menos que la gran mayoría de los estudios de grabación, en torno a los 20) y el Mégane E-tech que se encuentra en ella están plagados de potentes micrófonos. Aquí se utilizan hasta 120, cuando por normal general los fabricantes suelen emplear poco más de la mitad.

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Están colocados a la altura de las ruedas o incluso bajo el capó para registrar todo tipo de mediciones y encontrar posibles fallos.

Pero también se llevan a cabo 'a la inversa' gracias a la gran cantidad de registros de sonidos reales recogidos en el exterior y en condiciones normales de tráfico (terabytes de datos, literalmente) como circular a diferentes velocidades y tipos de firme, incluso el ruido al que se enfrenta un vehículo cuando es adelantado o cuando tiene otros vehículos detrás.

El ruido recogido se emite dentro del vehículo mediante una especie de sonda y con las puertas cerradas, en el exterior apenas se escucha un leve rumor.

En la sala contigua, un sistema SCADA (Supervisión, Control y Adquisición de Datos) se encarga de analizar cada parámetro (recogidos tanto del exterior como del interior del coche) y los analiza, sacando interesantes gráficas que sirven a los ingenieros para detectar posibles “picos” o anomalías que atajar después con el departamento correspondiente.

La acústica del futuro: una experiencia sorprendente

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Otra de las paradas a destacar en nuestra visita a Aubevoye es una pequeña sala con las paredes recubiertas de madera que preside un potente equipo de sonido y varios ordenadores que se encargan de reproducir las mediciones que se van generando en el Centro Técnico de forma asombrosamente realista.

En ella nos reciben Thomas Antoine, experto en acústica y vibraciones de la marca, y Franck Bellon, especialista en sistemas de audio.

Aquí se puede ver entre otras cosas cómo funcionan los sistemas que analizan el nivel de ruido que generan los diferentes modelos y también compararlos entre sí para ver la evolución entre ellos a través incluso de mapas de calor.

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Franck Bellon, especialista en sistemas de audio

Desde el cierre de puertas a las diferentes alertas sonoras y sus variaciones justas al volumen que deben tener las alertas para peatones: aquí el sonido adopta una dimensión holística.

Además, pudimos comprobar cómo la calidad de los equipos que utilizan los ingenieros son incluso capaces de ‘engañar a nuestros sentidos’ y simular espacios diferentes al que nos encontramos.

A modo de ejemplo, Antoine Bellon y su equipo nos propusieron grabar una pequeña conversación y, al mismo tiempo, hacíamos algunos ruidos fácilmente identificables como el tamborileo sobre una mesa o incluso abrir y cerrar la puerta del estudio.

Segundos después pudimos escuchar la grabación a través de los potentes altavoces y, si cerrábamos los ojos, podíamos sentir cómo la situación que acabábamos de experimentar se repetía, casi como un ‘déjà vu’, gracias a cómo nos envolvía el sonido.

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Una de las salas de monitoreo del Centro Técnico

Aquí trabajan ya en cómo serán capaces de generar experiencias inmersivas para el usuario en los futuros modelos de la marca, aunque en el Renault Mégane E-Tech ya podemos encontrar algunos anticipos.

Entre ellos, quizá el que más evidente resulta es el equipo de sonido con ocho altavoces de diferentes tipos y tamaños firmados por Harman Kardon que están situados estratégicamente por todo el habitáculo “para generar una experiencia envolvente” como nos explica Stéphane Barrelet, el director del departamento de Acústica del Grupo Renault.

Con el equipo de sonido que se maneja a través de la pantalla táctil central (y responde de forma asombrosamente instantánea) se pueden elegir diferentes modos de reproducción que van desde el “Concierto” al “Club”, al “Estudio de grabación” o al modo “Inmersivo” que, dependiendo del elegido, enfatizan o la voz o los instrumentos y los “acercan o alejan” al oído de los ocupantes.

Por ejemplo el modo “Inmersivo”, según Barrelet, hace que la música nos llegue desde todos los ángulos “y nos hace sentir como si formásemos parte de una banda de música”. Cambiando los modos entre sí con distintos tipos de canciones pudimos comprobar como el trabajo en bambalinas ha dado sus frutos: el sonido es espectacular.

El reto de las ondas electromagnéticas: polo de compatibilidad

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Los vehículos actuales están cada vez más conectados con sistemas como radios, GPS, sistemas de ayuda a la conducción, etc. Están inmersos en un ecosistema electromagnético y reciben frecuencias de manera constante y en todas las circunstancias, que también analizan en el Centro Técnico.

Ninguna de estas ondas y frecuencias debe alterar las funciones electrónicas y poner en riesgo la seguridad, dentro y fuera del coche. Para responder a esta necesidad cada vez mayor, la actividad del laboratorio de compatibilidad electromagnética -creado en 2006 con una inversión de 10 millones de euros- no para de crecer, con más de mil pruebas diarias.

Aquí los expertos trabajan en la homologación y la validación de todos los vehículos del Grupo Renault, que se prueban en tres jaulas de Faraday diferentes: la cámara de inmunidad, la cámara de mutismo y la cámara de radiofrecuencia.

En este sentido, Stéphane Coumert, jefe del servicio de validación del sistema energético y electrónico, y Xavier Bunlon, experto en compatibilidad electromagnética y antenas, hicieron hincapié en que “la reglamentación del automóvil exige, en materia de inmunidad del vehículo a los campos electromagnéticos, que se realicen pruebas en una banda de frecuencia relativamente ancha”.

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Esta banda abarca un gran número de servicios que encontramos en el día a día: la difusión radiofónica y televisiva o las bandas de telefonía móvil, por ejemplo. En las diferentes salas los expertos de Renault prueban bandas de frecuencia adicionales que permiten garantizar tanto la conformidad de la producción como una buena fiabilidad del vehículo a lo largo de su vida útil.

Por ejemplo para el nuevo Renault Megane E-Tech eléctrico fueron necesarias un 25 % más de sesiones de pruebas que para un vehículo térmico equivalente.

Los tesoros escondidos de Aubevoye: un parque de atracciones temático

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Este laboratorio a gran escala guardado con celo por el Grupo Renault está oculto por 272 hectáreas de bosque y ninguna de sus pistas de pruebas, entre las que se incluyen más de 33 “fuera de lo común” (anillo de velocidad, media montaña, fuertes pendientes…), se ven desde el exterior.

Es superlativo en todos los sentidos, y alberga tecnología verdaderamente impactante. En nuestra visita era la primera vez que abría sus puertas para que algunos periodistas especializados del sector pudiéramos conocer sus entresijos, que son muchos, aunque no todos se puedan contar.

Y es que aquí se prueba todo: desde la conducción y el frenado en todas las condiciones meteorológicas y en todo tipo de carreteras, hasta la durabilidad, la resistencia térmica a las altas y bajas temperaturas, pasando por las cualidades acústicas y la compatibilidad electromagnética, como hemos visto.

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Sin duda, nos vamos con ganas de más y especialmente impactados por haber podido conocer la única cámara anecoica que alberga Aubevoye que mide 18 m de largo, 16 m de ancho y 11 m de alto. Con los muros y el suelo cubiertos por 3000 conos de 1,5 m de alto cada uno para evitar la reflexión de ondas en el interior de la jaula, hace que incluso puedas perder el sentido del equilibrio.

Sus paredes absorben las ondas sonoras o electromagnéticas, lo que permite evitar cualquier eco susceptible de alterar las mediciones. Además, está atravesada por un arco equipado de antenas emisoras representadas por cruces amarillas de pequeño y gran tamaño.

Cuando se cierra las puertas herméticas la ausencia de sonidos es sobrecogedora y extremadamente extraña.

Pese a que parece un escenario de película de ciencia ficción, aquí, como explica Stéphane Coumert, “se envían ondas al vehículo situado en el centro del arco para poder realizar una cartografía de la recepción de las antenas”.

Conocer un lugar como el Centro Técnico de Aubevoye y algunos de sus secretos mejor guardados es una experiencia impactante, que nos hace reflexionar sobre el futuro que nos aguarda de la mano de los coches eléctricos.

En este caso, hemos podido ‘tener una visión’ que nos acerca a las diferentes experiencias de conducción que nos ofrecerán, por ejemplo, a través de elementos como el sonido… de una forma muy diferente a como lo concebíamos hasta ahora.

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