Fieles a la costumbre de crear máquinas de ensueño, en Pagani han decidido regalarnos otro coche con el que la mayoría como mucho podremos admirar en fotos y vídeos. Es el Pagani Imola, el alter ego del Pagani Huayra y el superdeportivo para aquellos a los que el Pagani Huayra BC les sabe a poco.
Esta bestia italiana toma lo mejor de la casa boloñesa para encarnar al que podría ser el sucesor del Pagani Zonda R de 2008. Un coche cuyo único propósito es ser endiabladamente rápido y encandilar a quienes aprecian el placer de pilotar de forma extrema y fiel a los orígenes, sin artificios.
Pagani Imola: la sublimación del pilotaje
Desarrollado en el emblemático circuito de Imola del que toma el nombre, lo último de Pagani sigue confiando a una mecánica espectacular. Bajo su esbelta carrocería se esconde un propulsor firmado por Mercedes-AMG, un 6.0 V12 biturbo (5.980 centímetros cúbicos) con una potencia de 838 CV.
Por lo tanto, el Imola es algo más potente aún que el Huayra BC, y con 1.100 Nm de par motor. Esta descomunal fuerza se entrega de una forma igualmente purista, dirigiéndose únicamente a las ruedas traseras a través de una transmisión Xtrac de seis relaciones.
El chasis monocasco de fibra de carbono se ha visto apuntalado con un nuevo conjunto de suspensiones con ajuste electrónico que le hacen más estable para rendir al máximo en pista, al mismo tiempo que le mantienen pegado al suelo con un kit de carrocería repleto de apéndices aerodinámicos.
También es nuevo el conjunto de frenos con un sistema de alto rendimiento Brembo equipado con enormes discos carbocerámicos en medidas de 398 mm delante y 380 mm detrás. El juego de llantas monotuerca también es nuevo con una pareja de 20 pulgadas delante y 21 pulgadas detrás.
A pesar de ser un coche aún más extremo y reforzado que el Huayra BC, el Imola consigue contener el peso en unos interesantes 1.246 kg. La marca ha recurrido a innovaciones como una nueva pintura denominada Acquarello Light para reducir 5 kg sólo en el acabado final del coche.
Por desgracia para la mayoría, el Imola será una creación exageradamente difícil de ver en persona, pues sólo se crearán cinco unidades para todo el mundo. Cinco coches que ya tienen dueño y por el que se ha pagado unos cinco millones de euros por unidad (sin impuestos).
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