Según datos recientes de la DGT, en lo que llevamos de año han perdido la vida en vías interurbanas tres personas cada día. Tráfico atribuye la mayoría de estas muertes a distracciones provocadas por múltiples factores, entre ellos el móvil, pero hay uno más difícil de controlar: el morbo que origina el efecto mirón.
Y es que pararse a observar un siniestro vial desde el coche tiene muchas consecuencias que van desde la esfera de la seguridad vial hasta la de la ética y la moral.
Los mirones son un problema global
Es en Alemania donde el efecto mirón ha trascendido más últimamente debido a los retrasos que provoca a los servicios de emergencia. De hecho, desde finales de 2018 se estudia elevar las sanciones hasta los 2.000 euros para aquellos conductores que bloquean el tráfico tras un siniestro vial; una sanción que es bastante menor para aquellos que entorpecen la circulación (320 euros).
En este sentido, la reacción de un policía alemán a varios conductores que grababan y hacían fotos de una accidente se viralizó ante la tremenda bronca y enfado del agente.
'Do you want to see dead people? Come with me.'
— DW News (@dwnews) 26 de mayo de 2019
This German police officer is being called a hero for shaming drivers who filmed the scene of a fatal Autobahn crash. pic.twitter.com/CNvM7TIPM5
Pero el efecto mirón no es un problema europeo, es un problema global. En Emiratos Árabes Unidos agolparse alrededor de un accidente para observar es una práctica tan extendida que el Ministerio del Interior ha hecho hace poco un llamamiento para pararla.
En un comunicado, ha advertido de que hacer circular imágenes de un accidente es "un comportamiento irresponsable y una violación de la ley". De hecho, conlleva multas de más de 150.000 dírham, alrededor de 36.000 euros e incluso pena de cárcel bajo la ley de delitos cibernéticos de los Emiratos Árabes Unidos.
En España la Guardia Civil ha rebautizado este fenómeno llamándolo "EfectoViejalVisillo", en referencia al personaje del actor cómico José Mota: una anciana que observa a los demás tras la cortina.
#BuenosDías
— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) 30 de enero de 2019
El efecto mirón ➡️👁️ provoca retenciones y colisiones. Si ves un #accidente o un incidente en #carretera no ralentices tu marcha para mirar lo que está pasando y ¡ATENTO! Al volante, hacer de "la vieja'l visillo" tiene sus riesgos. 😱😉 #FelizMiércoles #DGTeros pic.twitter.com/xfPHwHim1R
Más allá del tono cómico, ¿cuáles son las consecuencias en España? El Reglamento General de Circulación contempla en el artículo 18 la obligación del conductor "a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía".
Las sanciones por infracciones leves puede suponer una multa de hasta 90 euros.
"El morbo no es una enfermedad en sí"
Para entender este fenómeno debemos acudir a la raíz. La Real Academia Española (RAE) define 'morbo' como "enfermedad", "interés malsano por personas o cosas" y como "atracción hacia acontecimientos desagradables".
Cuando pasamos por delante de un accidente el primer impulso suele ser mirar y quizá pensar en que al menos no somos nosotros los que estamos ahí. Una especie de alivio condimentado con curiosidad y que hace que necesitemos atender a sucesos escabrosos hasta el punto de poner en peligro nuestra seguridad y la de los demás.
El morbo asociado a la muerte es el que nos hace querer contemplar sucesos desagradables aunque sepamos que dejarán algún tipo de huella, y esto unido a la era de hiperconectividad que vivimos, en la que necesitamos documentar de forma compulsiva todo lo que hacemos, contribuye a que el efecto mirón se convierta en un auténtico problema de seguridad vial y de falta de respeto hacia las víctimas.
"El morbo está en la naturaleza humana. No es una enfermedad en sí, pero puede ser susceptible de modificarse en casos en que pueda ser un peligro para uno mismo o para la sociedad", explica la directora del Centro Trapéutico CG, Carmen García.
García define el morbo como "algo que tenemos en mayor o menor grado y que nos produce atracción por lo peligroso, prohibido o desagradable". En su opinión, el hecho de tomar fotos y vídeos en el lugar de un accidente forma parte de la era de la hiperconectividad que vivimos y la necesidad de documentarlo todo para obtener la aprobación de los demás.
"Es una consecuencia del efecto de las redes sociales en general; la imagen pública que queremos tener", explica. Y añade: "Eso hace que saquemos vídeos y fotos para que todos vean lo que he visto yo".
Consecuencias del efecto mirón sobre la seguridad vial
Las consecuencias más directas de pararse a mirar un accidente mientras conducimos parecen obvias, pero las olvidamos rápidamente:
- Retenciones. Reducir la velocidad para observar con detenimiento un siniestro vial provoca, en la mayoría de los casos, retenciones incluso en el sentido contrario al lugar del suceso.
- Retraso de servicios de emergencia. Si hay un embotellamiento provocado por conductores que ralentiza la circulación normal, es probable que los servicios de emergencias tengan problemas para acceder al lugar. Entorpecer el paso de una ambulancia supone una falta grave, por lo que si las condiciones lo permiten, el conductor debe apartarse progresivamente de la calzada y detenerse para dejar paso.
- Colisión por alcance en cadena. Ir mirando hacia el lugar de un accidente en vez hacia delante puede provocar una colisión con el vehículo de delante y un accidente en cadena.
Un posible delito contra la intimidad
A nivel legal, el artículo 197.7 del Código Penal relativo a los delitos contra la intimidad, el derecho a la propia imagen y la inviolabilidad del domicilio, no alude directamente a la acción de grabar imágenes en el lugar de un accidente sin el permiso correspondiente, pero da una idea de las consecuencias que tiene este comportamiento:
- Será castigado con una pena de prisión de tres meses a un año o multa de seis a doce meses el que, sin autorización de la persona afectada, difunda, revele o ceda a terceros imágenes o grabaciones audiovisuales de aquélla que hubiera obtenido con su anuencia en un domicilio o en cualquier otro lugar fuera del alcance de la mirada de terceros, cuando la divulgación menoscabe gravemente la intimidad personal de esa persona.
Claro, que subir a las redes sociales imágenes de un accidente y/o de sus victimas no implica una condena automática; primero, el abogado de la víctima o la propia víctima deben denunciar, y después el juez decidiría en base a las pruebas.
Por lo tanto, el delito contra la intimidad es un concepto que está sujeto a la interpretación que hagan los Tribunales.
Cómo actuar cuando pasamos por delante de un siniestro vial
Cuando nos topamos con un estrechamiento de carril provocado por un accidente la mejor técnica es la del efecto cremallera para mejorar la fluidez del tráfico. Se trata de alternar la prioridad de paso entre los vehículos de ambos carriles para que no se colapse la circulación.
¿Hart@ de aguantar el atasco mañanero y de que no te dejen pasar en el estrechamiento o la incorporación?
— Guardia Civil 🇪🇸 (@guardiacivil) 11 de diciembre de 2018
Si tod@s aplicamos la técnica de la #cremallera, la fluidez del tráfico mejoraría, ¿No crees?
Ah...¿Que ya lo sabías?...😉pues haz RT
#FelizMartes pic.twitter.com/8nL3KA7KdR
No se trata de una carrera para que nadie se cuele delante, sino de evitar un atasco que podría ralentizar los servicios de emergencias. Según un estudio de la Cruz Roja Alemana (DRK), el año pasado cuatro de cada cinco ambulancias sufrieron retrasos superiores a cinco minutos al asistir siniestros viales, a causa de las retenciones de tráfico.
Otra práctica que se debe aplicar siempre -no solo cuando hay retenciones- es la de mantener la distancia de seguridad para evitar el efecto acordeón.
Y si somos los primeros en llegar a la escena del siniestro, hay que poner en práctica el protocolo PAS: proteger, avisar y socorrer.
¿Y del lado de las autoridades? Se ha estudiado acerca de si una barrera visual puede contener el efecto mirón, pero si bien puede disminuir los segundos que pasamos mirando el lugar del suceso, la curiosidad que despiertan las luces y las sirenas no consigue aplacar las ganas de mirar.
Foto | Blickfänger GbR