Prácticamente todos los motores de combustión interna interna equipan una correa de distribución o una cadena de distribución. Que un coche utilice uno u otro sistema, puede ser un argumento a favor o en contra a la hora de comprar un coche. Aunque, como veremos más adelante, no es un elemento tan determinante como antaño.
Qué son la cadena de distribución y la correa de distribución
La cadena de distribución es una clásica cadena metálica de eslabones, que recuerda a la de cualquier bicicleta, pero mucho más robusta y de mayor grosor.
La correa de distribución es una tira fabricada de caucho, goma y diversos materiales sintéticos que, en su cara interior, tiene un estriado para acoplarse a las poleas que sustituyen a los piñones de los sistemas con cadena.
Cabe destacar que todos los motores, ya sean los que equipan cadena o correa de distribución, llevan al menos una correa para elementos auxiliares, como el aire acondicionado y el alternador.
Para qué sirven
Inicialmente, casi todos los coches utilizaban una cadena de distribución, pero en los años 70 se fue popularizando la correa de distribución externa y sustituible. La cadena o correa, sincroniza los movimientos del cigüeñal del motor con el de los árboles de levas (o árbol de levas, si solo posee uno) para que las válvulas -accionadas por dicho árbol- se abran y se cierren sin que los pistones -unidos al cigüeñal- las golpeen.
De ahí que hablemos de correa o cadena de distribución. La distribución es el mecanismo encargado de regular la entrada y salida de fluidos (gasolina, aire, mezcla de carburante y aire) en los cilindros de un motor de combustión interna.
De este modo los fabricantes se aseguran que las válvulas de admisión y/o escape no entran en contacto con los pistones de forma brusca y no deseada. Si eso ocurriese, estaríamos hablando de un motor destruido y una factura muy dolorosa.
Ventajas e inconvenientes de la cadena de distribución
Una de las principales diferencias entre correa y cadena de distribución es el desgaste continuo que sufre la correa con el paso del tiempo la correa. Se recomienda cambiarla cada cierto tiempo, entre 80.000 km y 120.000 km, según el fabricante.
La cadena, sin embargo, está diseñada para no ser cambiada nunca. Pero eso no significa que esté exenta de mantenimiento o vigilancia, especialmente de todos los elementos que la mantienen en su sitio y la hacen funcionar, como tensores y guías, que en raras ocasiones se han de reajustar o sustituir (cada 250.000 km).
Las razones por las que un fabricante escoja equipar su motor con una cadena o correa de distribución es al final por una cuestión de coste. La correa es más barata, es elástica y, mediante un circuito más complejo, además de la distribución puede hacerse cargo de los sistemas auxiliares.
La cadena es más robusta, más cara, pero precisa de una correa para los sistemas auxiliares. Actualmente, los motores con cadena de distribución suelen ser propulsores potentes y que encontramos en marcas premium. Pero también hay motores de pequeña cilindrada que usan una cadena de distribución.
Para el cliente final, si va a conservar el coche muchos años, la realidad es que con un motor con cadena de distribución se ahorrará entre 800 y 2.000 euros, según el taller y el coche, cada 100.000 km, pues no tendrá que cambiar la correa de distribución.
No es que sea un recambio caro en sí (de hecho, es muy barato), pero las horas de mano de obra que implica desmontar todo el frontal del coche para acceder a la correa hacen que sea una operación cara. Y sin embargo, es imprescindible si no queremos romper irremediablemente el motor.