La empresa Audatex, dedicada a peritaje y valoración, ha hecho un interesante estudio sobre los costes de mover el coche. Una vez que nos hemos comprado uno, la pesadilla financiera no hace más que empezar. Su estudio abarca 90.000 km en 36 meses, o tres años, desde que está nuevo.
Considerando los segmentos B (utilitarios), C (compactos y sedán corto), D (berlinas) y E (berlinas grandes), nos gastaremos una media de 8.344 euros. Desglosando, 784 en mantenimiento preventivo (revisiones), 1.825 en mantenimiento correctivo (averías, recambios), 423 en neumáticos y 5.312 en combustible.
Dicho de otra forma, el combustible supone dos terceras partes de esos gastos. De ahí que la economía de combustible sea algo muy importante en el largo plazo. No estamos hablando de seguros, ni de impuestos, ni multas, ni peajes, ni plaza de garaje. Puede ser peor, y de hecho, es peor.
Por segmentos, los más baratos de mantener son los compactos en vez de los utilitarios, pero gastan más combustible, hablando en términos medios. Según vamos subiendo de segmento el coste del mantenimiento sube mucho. Un coche de segmento E cuesta mantenerlo el doble de dinero que un utilitario, segmento B.
Además, según vamos creciendo en dimensiones de llantas y ancho de neumáticos, las “gomas” son más caras. Del segmento C al D hay más de 100 euros de diferencia solo en ese concepto. Y también es curioso que el mantenimiento preventivo de las berlinas sea inferior al de los utilitarios, ¡muy curioso!
Con mantenimiento preventivo estoy hablando de las revisiones en los servicios oficiales, con sus cambios de aceite, filtros… todo lo que no implique ninguna avería, sino los cuidados recomendados. Se puede ahorrar en este concepto huyendo del servicio oficial y confiando en franquicias de mecánica rápida o en el taller tradicional o esperando a que se rompa.
Desperdicios y derroches no contemplados en el estudio
Este estudio no tiene en cuenta a los coches eléctricos. El panorama sería muy diferente. Tendrían un coste de adquisición elevado, pero el mantenimiento bajaría mucho, porque apenas lo necesitan. Los neumáticos tienen una expectativa de vida más alta, y la fiabilidad mecánica es máxima (menos mantenimiento correctivo).
En cuanto a “combustible”, podríamos hablar de una reducción muy grande. Tomando un precio de referencia de 2 euros por cada 100 kilómetros, y la realidad es más barata, en 90.000 km serían 1.800 euros de factura energética. Eso es menos de la mitad del combustible que se bebe un utilitario en ese tiempo.
Cuanto más alto esté el precio del combustible, más aumentará la partida destinada a mover el coche. El mantenimiento no cambiará significativamente, si eso subirá el precio del aceite. Y todavía queda por decir algo más doloroso.
De los 5.312 euros de media que cuesta la “sopa”, la mitad son impuestos, y solo la tercera/cuarta parte produce movimiento útil. El resto solo se usa para contaminar. Antes de decir que el coche eléctrico es un timo, hay que reflexionar sobre estos datos en coches tradicionales, porque duele.
También nos dolería saber que uno de cada pocos depósitos que echamos se lo beben los neumáticos en sus deformaciones al rodar (resistencia a la rodadura). Y desglosar el combustible perdido en permanecer al ralentí no creo que le haga gracia a nadie saberlo.
Solo con una conducción eficiente se puede lograr un potencial ahorro de hasta el 30%. En un caso menos optimista, un 15% de ahorro, sobre esos 5.312 euros, ahorraríamos unos 800 euros. Un curso de conducción eficiente, en torno a 200-300 euros, queda amortizado el primer año con 30.000 km al año.
Hablamos de coches nuevos, ¿pero y los viejos? El mantenimiento preventivo se encarece más porque se reducen los intervalos de mantenimiento, ya que las piezas son más propensas a fallar. Evidentemente, esto se traduce en más mantenimiento correctivo, porque las averías salen con más frecuencia.
Es frecuente que, dada cierta edad del coche, si el precio de una reparación supera su valor fiscal o de reventa, merezca la pena “tirar” el coche a un desguace, salvo que se trate de un clásico o un coche al que tengamos mucho cariño. De todas formas, comprar otro coche del mismo valor no siempre soluciona el problema, lo puede empeorar.
Aprovecho para hacer otra reflexión sobre el precio del carnet de conducir. Supongamos que a lo largo de nuestra vida, tenemos 10 coches, 3 años cada uno. Sin inflación, 53.000 y pico euros. ¿Qué fracción de ese coste es el carnet de conducir, aunque cueste 2.000 euros?
Fuente | Audatex