Más de 50 coches incendiados este verano solo en Cantabria: es el saldo causado por dos pirómanos residentes en esta comunidad, que acaban de ser detenidos por la Guardia Civil. Todo ello enmarcado en un verano que ha sido terrible en lo que toca a los incendios en toda la Península Ibérica.
Todos estos turismos quemados estaban aparcados en la calle en el momento en que fueron devorados por las llamas. Por lo que también contenedores y otros elementos de mobiliario urbano acabaron calcinados.
Y en varias ocasiones han afectado a las viviendas que estaban cerca, con por ejemplo el humo entrando a las casas o las persianas totalmente derretidas. Se les imputa dos posibles delitos: uno de daños y otro de incendio.
Petardos para saber a distancia si el coche se había incendiado
Según ha detallado la Guardia Civil, la investigación, bautizada como 'Operación Nusku', comenzó a principios de verano: en ese momento se detectaron 10 automóviles quemados en Cantabria.
Aunque se trataba solo del principio: en julio se sumaron otros 29 vehículos calcinados, de los cuales 14 se encontraban en la capital de esta región, Santander.
Ponemos fin a la oleada de quema de vehículos en Cantabria
— Guardia Civil 🇪🇸 (@guardiacivil) August 27, 2022
Los dos detenidos han llegado a quemar más de 50 coches durante todo el veranohttps://t.co/Gbcbz2tiCR pic.twitter.com/gXlae6KfxV
52 coches quemados. En total estos dos pirómanos, de 20 y 28 años y residentes en Maliaño y Santander, han incendiado 52 automóviles y furgonetas en poblaciones como Piélagos, Santiurde de Toranzo, Los Corrales de Buelna, Santander, Camargo, Ribamontán al Mar, Meruelo, Polanco, Reocín, Argoños y Torrelavega.
De hecho, en la madrugada del pasado 20 de agosto, fueron detenidos in fraganti cuando comenzaban a quemar a la última de sus víctimas. Concretamente en Torrelavega. Para ello, iban equipados con varios mecheros y petardos.
En esta localidad, uno de estos coches incendiados, así como en otro provocado en Santander y otro en Los Corrales de Buelna, el humo acabó entrando en las viviendas, causando heridos por la inhalación de humo.
Y no solo eso, dejó destrozados los cristales y derritió las persianas a consecuencia de la alta temperatura generada por las llamas.
A ello hay que suma el propio coche, lo que le supone al dueño quedarse sin su vehículo. Si bien normalmente lo cubre el seguro, la indemnización por daños dependerá de la póliza contratada y sus cláusulas.
Petardos como aviso. Para perpetrar estos incendios, primero se echaban a la caza de la víctima sobre ruedas circulando en su propio coche o en automóviles prestados.
Una vez escogían el coche, estacionaban cerca y se dirigían al lugar andando. En todos los casos el fuego lo iniciaban en una de las dos ruedas delanteras del vehículo. Y además colocaban cerca dos petardos.
Tras iniciar la fechoría, se alejaban rápidamente del lugar. Y gracias a los petardos, sabían a distancia si el incendio se había propagado o no: si explotaban, es que el vehículo estaba envuelto en llamas.
Estos dos pirómanos serán juzgados por dos posibles delitos: uno por daños y otro por incendio. Las penas aplicables, que se recogen en los artículos 266 y 353 del Código Penal, son de cárcel de uno a tres años en el primero y de entre tres y seis años en el segundo.
En lo que llevamos de verano, nos hemos topado con casos tan insólitos como delictivos. Es el caso por ejemplo del motorista fantasma que vendió más de 300 puntos de su carnet para librar de multas a casi 100 infractores.