Este pasado fin de semana la Fórmula E anunció que a partir de la próxima temporada (2016-2017), la categoría eléctrica de monoplazas contará en sus eventos con una nueva serie de carreras soporte consistente, nada más y nada menos, que en una competición de coches eléctricos sin piloto, de nombre "Roborace".
Desde el mismo anuncio de la entrada a la competición de los coches autónomos como los que diversos fabricantes están desarrollando en la actualidad, han corrido ríos de tinta sobre qué significa eso de organizar carreras sin pilotos. Pero una cosa es evidente: el equipo organizador de la Fórmula E ha vuelto a anticiparse al futuro con una propuesta que, desde luego, tiene una pinta tecnológicamente muy atractiva.
Las carreras de la Roborace se disputarán antes de la carrera principal de la Fórmula E, compartiendo circuito, y la esencia de la competición consistirá en que cada equipo ponga 2 coches autónomos en pista para disputar una carrera de una hora de duración. Todos los equipos (se espera que haya 10) dispondrán de los mismos coches, y su trabajo se centrará en desarrollar los algoritmos de cálculo y las técnicas de inteligencia artificial aplicadas a esos coches.
Roborace, ¿el impulso definitivo al coche autónomo?
Ni qué decir tiene que cuando cualquier tecnología se acerca a la competición su velocidad de desarrollo toma una fuerza imparable, y no parece desacertado optar por coches eléctricos autónomos como una apuesta de futuro, pues estamos viendo que la tendencia gusta entre los fabricantes, y es por ello que destinan presupuestos específicos a su desarrollo. Si hasta se ha llegado a comentar en determinadas ocasiones que hoy en día un Fórmula 1 podría dar vueltas a un circuito sin piloto.
Una idea revolucionaria que vuelve a surgir del equipo que ha sido capaz de tirar adelante con un éxito rotundo el primer campeonato internacional de monoplazas eléctricos. Yo apuesto a que será nuevamente todo un éxito. Diferente, pero apasionante a nivel tecnológico.
