El comercio internacional vive una situación crítica. Europa, EEUU y China se enfrentan a tensiones comerciales que podrían desestabilizar la industria automovilística global. Los fabricantes europeos, atrapados entre las amenazas de aranceles por parte de Donald Trump y la competencia china, ven cómo la electrificación y las normativas medioambientales complican aún más el panorama.
Así, el máximo responsable de Mercedes-Benz y nuevo presidente de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), Ola Källenius, ha pedido a la Unión Europea que alcance de manera urgente un “gran acuerdo” con EEUU “para evitar una guerra comercial” que podría ser devastadora para un sector ya debilitado.
Pero la vuelta de Trump a la Casa Blanca, que el próximo lunes 20 tomará posesión de su cargo como presidente de los EEUU por segunda vez, promete un escenario de tensiones arancelarias y políticas proteccionistas que podría alterar el equilibrio.
Las amenazas de Donald Trump, los aranceles y sus consecuencias para Europa
Donald Trump ha reiterado su intención de “imponer un arancel general del 20 % a todas las importaciones estadounidenses no chinas”, lo que incluye a los coches europeos. Estas amenazas llegan en un momento delicado para los fabricantes europeos, que destinan más de una quinta parte de sus exportaciones a EEUU.
El presidente electo de los EEUU también ha exigido a la Unión Europea que aumente la compra de petróleo y gas estadounidense “a gran escala”. De lo contrario, ya advirtió el pasado 20 de diciembre en sus redes sociales que aplicará “aranceles de forma generalizada”.
Este mensaje del presidente electo sorprendió a los funcionarios de la UE, quienes consideraron inusual la amenaza, especialmente después de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya había expresado en noviembre la posibilidad de incrementar las compras de gas natural licuado (GNL) estadounidense como alternativa al suministro ruso.
Además, von der Leyen pidió también entonces “una asociación transatlántica” entre la UE y EEUU tras las elecciones, pues la UE ya trabajaba entonces en medidas para evitar los aranceles y aumentar las compras de bienes estadounidenses como GNL y productos agrícolas. “Estamos unidos por una verdadera asociación entre nuestros pueblos, que une a 800 millones de ciudadanos”, dijo.
Actualmente, además de los aranceles extra a los coches chinos, la Unión Europea impone un arancel del 10 % a las importaciones de automóviles, mientras que Estados Unidos grava los vehículos europeos con un 2,5%. Sin embargo, las nuevas políticas arancelarias de Trump podrían desestabilizar esta balanza. Durante su primera presidencia, ambas partes ya se enfrentaron en una guerra comercial que afectó a intercambios valorados en cientos de millones de dólares.
La situación también está marcada por las restricciones ambientales impuestas en Europa. La normativa CAFE (siglas de ‘Corporate Average Fuel Economy’) obliga a los fabricantes a reducir drásticamente las emisiones de CO₂, amenazando con multas multimillonarias a aquellos que no cumplan. Este marco regulatorio contrasta con la competencia china, cuyos fabricantes han logrado avances significativos en electrificación, poniendo aún más presión sobre las marcas europeas.
La postura de los fabricantes europeos y las tensiones con China
Ola Källenius, CEO de Mercedes-Benz y presidente de ACEA, ha sido una de las voces más firmes en instar a la Unión Europea a buscar un “gran acuerdo” con EEUU. En una reciente carta dirigida a la Comisión Europea, al Parlamento Europeo y a los Estados miembros, Källenius advirtió que “es esencial evitar un conflicto comercial” que podría paralizar las inversiones necesarias para la transición a la electrificación.
ACEA también ha pedido a Bruselas que flexibilice las multas por emisiones para 2025, argumentando que las actuales condiciones de mercado dificultan su cumplimiento. La caída del 6 % en las ventas de vehículos eléctricos en Europa durante 2024, impulsada por la retirada de ayudas en Alemania, es una muestra de las dificultades para adaptarse a los objetivos climáticos.
Europa no solo enfrenta problemas con Estados Unidos. La creciente presencia de fabricantes chinos en el mercado europeo también preocupa a ACEA. La Unión Europea ha respondido con aranceles a los coches eléctricos chinos, buscando proteger a sus fabricantes locales. Sin embargo, esta medida podría complicar las relaciones comerciales con China, un socio clave en sectores como las baterías y los semiconductores.
ACEA ha pedido un enfoque equilibrado que promueva la colaboración internacional. La patronal insiste en que el comercio con China y Estados Unidos es vital para la prosperidad económica europea y que una guerra comercial podría tener efectos devastadores.
Así, la industria automovilística europea está en la cuerda floja, una vez más, atrapada entre la amenaza de aranceles estadounidenses, las restricciones ambientales y la competencia china. Evitar una guerra comercial y cerrar acuerdos que fomenten la colaboración será clave, pero habrá que ver qué ficha elige mover Trump.