EEUU sigue a vueltas con el temor a que China les espíe y están empeñados en poner barreras a la tecnología china, en concreto a la de conducción semiautónoma. Así que se espera que el Departamento de Comercio proponga prohibir el software chino en vehículos autónomos y conectados en las próximas semanas.
En el ojo de huracán se encuentran Baidu, Didi, Xpeng o AutoX, aunque la realidad es que se trata más bien de un "que viene el lobo": en el país no se venden apenas modelos importados de China con alto nivel de automatización.
Miedo a que los chinos espíen a los conductores estadounidenses
Según detalla Reuters, la administración Biden planea emitir una propuesta de norma que prohibiría el software chino en vehículos en Estados Unidos con automatización de nivel 3 y superior, lo que tendría el efecto de prohibir también las pruebas en carreteras estadounidenses de vehículos autónomos producidos por empresas chinas.
El objetivo es evitar que China recopile datos "confidenciales" durante esas pruebas, que tienen lugar sobre todo el California. Según datos de los legisladores, solo en 2022 empresas chinas de vehículos autónomos realizaron pruebas de conducción en más de 700.000 km en el soleado estado: "Estamos preocupados por los riesgos de seguridad nacional asociados con las tecnologías en los vehículos conectados", ha dicho un portavoz del Departamento de Comercio.
Y no solo eso. La Administración también propondrá prohibir los vehículos con módulos de capacidades avanzadas de comunicaciones inalámbricas desarrollados en China en las carreteras estadounidenses. China se ha defendido alegando que los coches eléctricos son "una industria globalizada" y pide a EEUU cumplir con las reglas del comercio internacional.
Biden aseguró hace unos meses que estos vehículos "recopilan grandes cantidades de datos confidenciales sobre sus conductores y pasajeros (y) utilizan regularmente sus cámaras y sensores para registrar información detallada sobre la infraestructura estadounidense".
Lo cierto es que Estados Unidos importa sólo unas pocas marcas, eléctricas o de gasolina, de China. Una de ellas es el Polestar 1 y 2, un vehículo eléctrico fabricado en China en el que la empresa Zhejiang Geely tiene una participación mayoritaria y que equipa el sistema de conducción semiautónoma Pilot Assist, que no llega a ser un nivel SAE 3. Su hermana Volvo también vende en el país el híbrido enchufable S90 Recharge, fabricado en China y con Pilot Assist, y planea comenzar a importar este año superventas EX30 a Estados Unidos desde China. También pero de forma muy residual se vende el crossover Licoln Nautilus.
Quizá a lo que más tenga que temer EEUU es a las empresas chinas de robotaxis, pero de momento quien manda en este aspecto son General Motors y Google. Y esta primera ya ha sido considerada un riesgo para la seguridad pública.