Hace unos días China retrocedió algunas casillas en el juego de guerra tarifaria que se trae con Estados Unidos (más bien que Estados Unidos se trae con todas las potencias económicas): anunció una reducción de los aranceles de importación para coches y componentes. En concreto, del 25 % a un 15 % desde el 1 de julio.
Así que Donald Trump se ha salido con la suya y ha conseguido que el primer mercado automovilístico del mundo ceda, favoreciendo el acceso de fabricantes extranjeros. Dos de los grandes beneficiados son BMW, Mercedes-Benz, Toyota y el Grupo Volkswagen: los mayores importadores en el país asiático.
Trump 1 - China 0
BMW y Audi acogieron la bajada de impuestos con optimismo, mostrando satisfacción ante el aumento de liberalización y apertura del mercado chino. Según recoge Autonews, en Nissan están exultantes: "Los beneficios son enormes para nuestro negocio, especialmente Infiniti", ha dicho un ejecutivo.
Todo esto viene de la ancestral reclamación de Trump: "Queremos tarifas espejo: si nos gravan, gravamos igual. Lo que no puede ser es que a nuestros coches les impongan una tarifa del 25 %, y que nosotros a los suyos, solo del 2 %" tuiteó hace poco. Y la guerra comercial parece que ha dado sus frutos.
On China, Barriers and Tariffs to come down for first time.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 21 de mayo de 2018
Pero en este juego los realmente beneficiados son los fabricantes alemanes de vehículos de lujo debido al volumen de coches importados que venden, que además suelen equipar los mayores niveles de tecnología, lo que dispara los precios a la hora de importarlos.
Porsche, Audi, BMW o Tesla, que determinará pronto dónde localizará su primera Gigafactoría en China tras el cambio de normativa, son los claros ganadores, pudiendo rivalizar con los modelos locales.
Veteranos como General Motors y Ford no notarán especialmente esta deferencia con sus productos, pues hace tiempo que han establecido una extensa producción local.
Además de la bajada de los aranceles en la importación de vehículos, también se reducirán las tasas para la importación de componentes, que se recortarán entre un 10 % y un 6 %.
Este es el segundo gran paso que da China en materia de comercio, pues hace poco más de un mes anunció que levantará la obligación para los fabricantes extranjeros de tener un socio local que posea el 50 % de las operaciones. Es decir, los fabricantes extranjeros podrán tener sus propias fábricas sin tener que compartirlas por ley con GAIC, SAIC o Brillance, por ejemplo.
¿Habrá sido una decisión de China para abrirse realmente al mercado o fruto de la presión de Trump?