Los fabricantes más importantes de camiones de la Unión Europea se han comprometido a dejar de vender vehículos que emitan emisiones en 2040, una década antes de lo originalmente previsto.
Daimler, Scania, Man, Volvo, Daf, Iveco y Ford han firmado un acuerdo en el que se comprometen a descontinuar los motores de combustión interna actuales (principalmente diésel) y a centrarse en el hidrógeno, las baterías y los combustibles alternativos.
La industria invertirá entre 50.000 y 100.000 millones dólares en estas nuevas tecnologías, aseguró Henrik Henriksson, CEO de Scania, al Financial Times. Los fabricantes de camiones, bajo el paraguas de la asociación de fabricantes de automóviles, la ACEA, están trabajando junto con el instituto sobre cambio climático alemán Potsdam Institute for Climate Impact Research para determinar cuáles serían las mejores tecnologías y su impacto a la hora de sustituir al diésel.
El acuerdo firmado por los fabricantes de camiones aboga además por una inversión generalizada en infraestructuras energéticas como cargadores e hidrogeneras. Piden también la creación de un impuesto más alto sobre las emisiones de carbono en toda Europa para fomentar el cambio.
El compromiso de estos fabricantes se produce justo cuando la UE y los diferentes gobiernos europeos buscan eliminar gradualmente las emisiones de CO2 del transporte por carretera. La UE, por ejemplo, quiere reducir en en torno al 50 % sus emisiones de CO2 para 2030 y alcanzar la neutralidad en CO2 para 2050.
Eléctrico de baterías e hidrógeno para el transporte del futuro
Para el profesor Johan Rockström, director del Potsdam Institute, el transporte por carretera es uno de los sectores más difíciles de descarbonizar. El transporte es el esqueleto de cualquier sociedad en el mundo actual, pero también esa actividad muy dependiente del motor de combustión interna para su funcionamiento.
Y en el transporte de mercancías, la solución del futuro parece ser la del hidrógeno. Y es que si bien los vehículos eléctricos son ideales para las distancias cortas y las ciudades, para las grandes distancias el hidrógeno parece ser actualmente la mejor alternativa al diésel. Y así lo cree la industria del transporte.
En cuanto a los combustibles alternativos, como el biodiésel, el Potsdam Insitute lo ve como un parche hasta alcanzar la descarbonización, con vehículos eléctricos y fuel cell (hidrógeno).
Los fabricantes de camiones son conscientes que las infraestructuras energéticas (red eléctrica y de hidrógeno) deben estar presentes para poder dejar atrás el diésel. Pero también abogan por que los gobiernos dejen de incentivar el diésel con una fiscalidad ventajosa.
"Si los políticos continúan subsidiando los combustibles fósiles, será muy difícil para nosotros, tenemos que cambiar el comportamiento de nuestros clientes y de los clientes de nuestros clientes", aseguró Henriksson.
En todo caso, es significativo que los fabricantes de camiones den un paso al frente y pongan fecha al punto final del diésel. Al fin y al cabo, la práctica totalidad de su negocio se sustenta con vehículos diésel. Si todo queda en una bonita declaración o no, solo el tiempo lo dirá, pero de momento es una señal de que el cambio se acerca. Y más deprisa de lo que podríamos pensar.
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