Para que la energía solar sea eficiente, es preciso que los paneles encargados de captar los rayos del Sol ocupen la mayor superficie posible. De ahí el gran tamaño habitual de los huertos solares, los cuales suelen ocupar varias hectáreas de terreno.
Sin embargo, para poder convertirla en la fuente de energía principal para un país los huertos deben aumentar aún más sus dimensiones. Y cuando el terreno escasea, sólo queda aprovechar la superficie acuática mediante paneles flotantes. Esta novedosa tecnología se ha convertido en la apuesta de Portugal, donde la energética EDP está preparando el mayor huerto solar flotante de Europa.
Electricidad a ras del agua
Según informa Reuters, la compañía lusa ha instalado un total de 12.000 paneles sobre la superficie del embalse de Alqueva, considerado el más grande de la Europa Occidental.
Ha sido necesaria la ayuda de dos barcos remolcadores para transportar y posicionar un huerto solar cuya extensión equivale aproximadamente a la de cuatro campos de fútbol unidos.
Según las previsiones de la propia EDP, estos paneles aportarán 7,5 GWh de electricidad al año, de los cuales 2 GWh podrán almacenarse mediante unas baterías de litio acopladas a la instalación. Asimismo, al estar situados en un embalse que ya sirve también como central eléctrica, aprovechan la conexión de esta última para distribuir la energía de inmediato.
La principal ventaja de esta tecnología (y la razón del entusiasmo del gobierno portugués) es la relación entre coste y efectividad. En total, este huerto solar flotante puede garantizar el suministro eléctrico a 1.500 familias de la zona, empleando apenas una tercera parte de lo que costaría generar esta energía en una planta térmica de gas.
Un gas que, por otro lado, no deja de subir sus precios por causa del conflicto ucraniano, el cual ha cerrado por completo el paso del gas ruso a los países de la unión Europea debido a las sanciones que pesan sobre el gobierno de Vladimir Putin.
Ante este fenómeno, Portugal parece haber optado por una fórmula que aprovecha su gran número de horas de luz solar (más de 2.500 al año) para recortar su dependencia de los combustibles fósiles. Un camino que también siguen otros países como Corea del Sur con su proyecto Saemangeum, capaz de generar hasta 1.200 MW de electricidad.