Sobre todo en los últimos años, París está llevando a cabo una profunda transformación para reducir drásticamente los niveles de contaminación acústica y ambiental. Para ello, ha tomado medidas como severas restricciones al tráfico y la decisión de eliminar hasta el 40 % del asfalto en el centro o diferentes experimentos para generar energía limpia.
Ahora la capital francesa, pionera entre las “ciudades de los 15 minutos”, planea expandir su sistema de refrigeración urbano con agua del río Sena mientras busca paliar la creciente demanda de aire acondicionado, para reducir así el consumo de electricidad y las emisiones de carbono.
Una red de enfriamiento subterráneo pionera en Europa
Entre todas las medidas (no solo a nivel ambiental, sino también a nivel económico y social) que se están llevando a cabo en París para cumplir con los objetivos climáticos, la firma del contrato para la ampliación de su sistema de refrigeración urbano es uno de los más ambiciosos.
París ya posee la red de este tipo más grande de Europa, con 89 km de tuberías subterráneas estratégicamente dispuestas para rebajar unos grados las altísimas temperaturas que se sufren en verano en algunos de los lugares más emblemáticos de ‘la ciudad del amor’.
Entre ellos, el Museo del Louvre y el Quai Branly, la Asamblea Nacional o el edificio Grand Palais, un majestuoso pabellón de vidrio y acero que se utilizará en los Juegos Olímpicos de París del próximo verano.
Paris aims to expand an urban cooling system that uses the Seine river water in order to meet a rising demand for air conditioning while also curbing carbon emissions https://t.co/pWKKbbbeqC pic.twitter.com/LEJkvWUI88
— Reuters (@Reuters) September 5, 2023
Ahora, el Ayuntamiento capitaneado por la alcaldesa Anne Hidalgo pretende triplicar el tamaño de esta red alimentada por las aguas del río Sena de aquí a 2042 hasta alcanzar los 252 km, para convertirla en la mayor de su tipo en el mundo.
Los planes incluyen desarrollar el sistema en las partes del sur de la ciudad y extenderlo a hospitales, centros de día, residencias de ancianos, estaciones de metro y demás edificios públicos.
En esencia, esta red funciona gracias a un intrincado sistema que extrae agua del río Sena para llevarla a las estaciones de energía, donde esta se enfría. A través de la red de tuberías que bombean el agua, estallega ya fría a los edificios que la utilizan en lugar de emplear unidades de aire acondicionado convencionales.
Según Raphaelle Nayral, una de las responsables de la empresa que se encarga de operar este sistema subterráneo (París Fraicheur, que es 85 % propiedad de la energética Engie y 15 % de la operadora de transporte parisina RATP):
“Esto podría ayudar a controlar el nivel de emisiones de carbono relacionadas con el aire acondicionado en París”. Además, debido a los precios de la electricidad, este sistema podría resultar más económico que los sistemas más tradicionales.
Con el objetivo de rebajar las máximas del termómetro el consistorio parisino también tiene en sus planes adaptar los edificios de viviendas que estén poco aislados, así como añadir más fuentes, e incluir parasoles o pulverizadores de agua. También cambiarán los horarios de los parques y jardines, para que estos estén abiertos de noche.