No me cansaré de defender ante quien haga falta que el Gran Premio de Mónaco es una de las citas imprescindibles de la Fórmula 1. Hay quien dirá que las carreras son una procesión, que es imposible adelantar, bla, bla, bla. Y no les falta razón, pero es impagable la espectacularidad que le da a este Gran Premio el ver como los mejores pilotos del planeta exprimen los límites de sus monoplazas para pasar tan cerca de los guardarraíles como para ganar unas milésimas al crono, pero ojo, sin pasarse, que aquí un error se paga muy caro.
Y es esa tensión que flota sobre el trazado monegasco la que hace que cualquier piloto pueda cambiar por completo el panorama de la carrera por querer arañar alguna milésima de más. Pero este año, tensión aparte, creo que hemos tenido una carrera realmente entretenida, especialmente en su primera mitad. Digo yo que cuatro Safety Cars, al más puro estilo de las reagrupaciones americanas, algo tuvieron que ver.
De entrada, me gustaría dedicar mis primeras palabras de este Bandera a Cuadros a Fernando Alonso y Ferrari. El palo que recibió el piloto español al no poder participar en la sesión de clasificación debió ser tremendo, no sólo por el hecho en sí mismo, sino porque era evidente que, pese a lo que se había dudado del rendimiento del F10 en el revirado trazado monegasco, Alonso había demostrado que en sus manos el Ferrari podía estar luchando por la pole, y por lo tanto, por la victoria. Y en Mónaco, con 24 coches en pista y 6 de ellos con un ritmo ultralento, de salir primero a último hay una ligera diferencia.
Pero haciendo gala de una actitud casi desconocida, Alonso quitó hierro al asunto y se tragó los entrenos desde su box junto a sus mecánicos, que se apresuraban para montar de la nada el coche con el que Fernando tendría que intentar remontar hacia los puntos el domingo. Y vaya si lo hizo. La teoría de la compensación de la buena y la mala suerte se vio confirmada nada más empezar la carrera, y un temprano Safety Car junto con la decisión estratégica de Ferrari de parar en la primera vuelta para finiquitar la obligación de montar los dos tipos de gomas permitieron a Fernando hacer algo impensable: remontar 18 posiciones en Mónaco.
Bueno claro, sin olvidarnos, que tuvo mucho que ver, la extraordinaria conducción de Fernando en la primera parte de la prueba, con sus gomas duras montadas (que tenían que aguantar toda la carrera, no lo olvidemos) y el depósito hasta los topes. Aunque adelantar a los Hispania, Lotus y Virgin pueda parecer fácil, en Mónaco no es tan evidente, pero Alonso tiró de bravura y determinación cuando los tenía delante, y cuando no, marcó un ritmo demoledor demostrando que tenía coche para estar delante. Incluso si Di Grassi no hubiera presentado la desproporcionada oposición que mostró, podría haber acabado incluso por delante de Hamilton, en 5ª posición. Una tremenda carrera de Fernando, y un tremendo trabajo de Ferrari.
Y ya que estamos en Fernando y sus 6ª posición final, supongo que a nadie le pasaría desapercibido que realmente entró en meta 7º. Bromas al margen, la maniobra de Michael Schumacher, iniciada en la misma Rascasse en la que ya había hecho de las suyas unos años antes, fue realmente sorprendente. Y me explico: desde el primer momento tenía claro que era ilegal. Luego, vistas las dudas de los propios comentaristas y lo que tardaban los comisarios tuve un momento en el que incluso dudé de la decisión final que adoptaría la FIA (secuelas de estos últimos años, qué le voy a hacer). Pero aunque al final se determinara ilegal con toda la razón del mundo, no deja de parecerme una maniobra ejecutada estupendamente, teniendo en cuenta el lugar donde lo hizo, aunque tomando unos riesgos innecesarios. El fallo, sin lugar a dudas, no es de Michael, sino de su muro de boxes, que como hizo todo el mundo con sus pilotos, debería haberle transmitido lo que dice el reglamento, sin más. Si Alonso llega a acabar contra el amenazador guardarraíl de Anthony Nogues, todavía hoy se estaría hablando de ello.
Antes que me siga enrollando con lo mucho que da para hablar una carrera de F1 ( ¡y luego dicen que son aburridas!), pit stop obligatorio en Mark Webber. El australiano lo ha vuelto a hacer, y lo que más debería preocupar a Sebastian Vettel es la superioridad que Webber está demostrando tanto en carrera como en clasificación. Si la consistencia podía ser uno de los puntos que descartaban a Webber de la lucha por el título, creo que va llegando la hora de volverlo a considerar, porque están saliendo a la luz los puntos fuertes que siempre han caracterizado al aussie, y la sensación de totalmente superado que Vettel ha dado en estas dos últimas carreras no se la recuerdo desde que es un piloto ganador. Acabó segundo, sí, pero seguro que en su foro interno la sensación de derrota debía ser tremenda.
El tercer escalón del podium lo ocupó uno de los grandes protagonistas del fin de semana: Robert Kubica. Las vueltas que nos regaló el polaco con su Renault en la sesión del sábado fueron de esas que uno no olvida en mucho tiempo. Ver a Kubica rodar por las calles de Mónaco en la Q3 fue la imagen más clara de lo que intentaba explicar al inicio del post: la sensación de velocidad en este trazado es de lo más bonito que se puede ver en Fórmula 1 hoy en día. Lástima que en la salida no pudiera aguantar a Vettel, porque puede que hubiera sido capaz de plantar más guerra a Webber. En cualquier caso, Kubica está demostrando este año que es un piloto como la copa de un pino, por si todavía alguien lo dudaba.
Y terminaré con los breves de costumbre. Sobre Pedro De La Rosa, simplemente decir que a él no le funciona eso de la compensación entre buena y mala suerte. Si esta temporada se ve compensado, tendría que ganar una carrera, por lo menos. Jaime Alguersuari hizo un buen papel teniendo en cuenta que era su primer Mónaco, y acabar ya es todo un logro. Aunque ya he hablado de Webber, me gustaría destacar su fair play cuando en el primer Safety Car comunicó que la pista todavía no estaba limpia en el túnel, dando así un paso adelante para que siguiera el Safety en pista cuando no le convenía para nada, cosa que le honra, y mucho. Muy bien los Force India, con los dos coches en los puntos, firmando el mejor resultado conjunto del equipo.