Hacía ya muchísimos Grandes Premios que el trofeo de la FIA tenía grabado el nombre y la firma del campeón del mundo de la temporada 2013 de Fórmula 1. Sólo faltaba conocer qué circuito acabaría coronando a Sebastian Vettel como tetracampeón más joven de la historia, igualando los entorchados de Alain Prost, y con el punto de mira puesto en los cinco de Fangio y los siete de Schumacher.
Aunque eso de igualar a Alain Prost quizás se quede un poco corto. Lo realmente sorprendente del caso, es que a la edad exacta que Vettel ha sellado su cuarto título consecutivo, Alain Prost ni tan siquiera había ganado todavía su primera carrera en Fórmula 1. Los tiempos han cambiado mucho, y cada vez llegan talentos más jóvenes al campeonato, pero el futuro que tiene Vettel por delante puede causar incluso vértigo.
Antes de entrar a analizar los aspectos más significativos de la carrera, me gustaría destacar el precioso y simbólico gesto de Sebastian Vettel adorando a su Red Bull en la bonita (e incomprensiblemente multada) celebración final. El RB9 es un cochazo. Vettel lo sabe. Todos lo sabemos. Pero ello no quita ni un ápice de mérito a Sebastian, que quede bien claro. Soy incapaz de recordar el último campeón del mundo que se llevó el título sin estar pilotando un cochazo.
Estrategias diferentes
Centrándome ya en la carrera, la incertidumbre era máxima antes que se apagaran los semáforos de la recta del espectacular trazado del Buddh International Circuit (yo lo echaré de menos, ¡me encanta!). Esta era la carrera en la que más mezcla de estrategias teníamos desde la misma salida. Unos cuantos escogieron calificar arribar a costa de empezar con las peligrosas gomas blandas, que habían dado muchísimos problemas de blistering durante todo el fin de semana, mientras que otros calificaron con gomas medias para empezar la carrera con un stint largo y guardarse el stint de blandas para un mejor momento que con el depósito lleno.
Pero ese no iba a ser el único hándicap para la carrera, pues además de esta elección previamente tomada en la Q3 del sábado, y vistos los problemas con las blandas, Pirelli recomendó a los equipos un máximo de vueltas a hacer con cada juego de gomas: 15 con las blandas, y 35 con las medias. Pese al nuevo despropósito de Pirelli, la FIA no consideró estas recomendaciones como de obligado cumplimiento. No sé si fue una decisión acertada o no, pero lo de Pirelli parece estar cada vez más descontrolado.
Sebastian Vettel, saliendo desde la pole, no dio opción a ninguna sorpresa con el juego de blandas, y se metió a boxes a las primeras de cambio, en la vuelta 2. Estoy convencido que podría haber alargado algo más ese primer stint a un ritmo más que aceptable, pero supongo que no quería arriesgar lo más mínimo, especialmente a sabiendas del espectacular ritmo que tenía con las gomas medias. Enseguida se vio claro que ni el tráfico ni el también buen ritmo de Webber iban a suponer el más mínimo problema para Vettel, quien solventó la papeleta con nota, y no perdió en ningún momento la posición “virtual” con su verdadero rival para la victoria: Mark Webber.
Supongo que habrá quien no entendiera muy bien que Webber montara el juego de blandos en su segundo stint y no lo dejara para el último, con el coche más descargado. En serio: da igual la estrategia que hubiera escogido. El ritmo de Vettel era infinitamente superior al de Webber. Yo no le vi opción alguna a la victoria en ningún momento de la carrera. Y sobre el abandono final, pues poca cosa más se puede añadir ya a lo dicho durante todo el año. La fiabilidad del Red Bull es quizás el punto más débil de este monoplaza, y que siempre le pasen cosas a Webber, quizás sea simplemente la consecuencia de que el australiano tenga que apretar más el coche en cada carrera para remontar.
Lucha por el podium, y espectáculo Grosjean
El abandono de Webber dejó en bandeja el segundo puesto a un correcto Nico Rosberg, que marcó un buen ritmo de carrera, gracias sobre todo a poderse quitar de en medio a Felipe Massa al anticipar su segunda parada y reaccionar tarde Ferrari. Ese cambio de posición costó el segundo puesto del mundial de constructores a la Scuderia. Bueno, ese cambio de posición, y la desastrosa carrera de Alonso, condicionada desde la misma salida al tocarse con Webber y Button. Poco podía hacer el asturiano en esas condiciones.
Aunque sin lugar a dudas, la gran carrera del domingo la firmó el francés Romain Grosjean. Pasando por completo de las recomendaciones de Pirelli, Romain se la jugó a una única parada (total, saliendo el 17º…), con 13 vueltas iniciales para el superblando, y ¡47 con el medio! Pero lo más increíble no fueron las 47 vueltas en sí, sino el ritmo que Grosjean fue capaz de marcar en todas las vueltas. Sinceramente, no esperaba para nada que fuera capaz de hacerlo, pero me quito el sombrero ante el atrevimiento, primero, y la ejecución, después. Pensaba realmente que el domingo Massa iba a pisar el tercer escalón del pódium.
Kimi Raikkonen también intentó la gesta de una parada, pero en su caso no funcionó (pretendió hacer un stint de 53 vueltas), y fue perdiendo posiciones poco a poco hasta finalizar séptimo. Estoy convencido que de haber entrado a tiempo a hacer una segunda parada convencional (entró, pero demasiado tarde), hubiera podido acabar 5º, luchando con Lewis Hamilton. Sensacional carrera también de Sergio Pérez, que la necesitaba como agua de mayo.
Y felicitando nuevamente a Sebastian Vettel, nos leemos después del Gran Premio de Abu Dhabi por aquí, o durante la espera en mi twitter (@smarcusf1).