Las tres marcas "de la casa" en Japón, Honda, Super Aguri y Toyota, han pasado un Gran Premio más penoso que dificil terminando en posiciones realmente muy malas para las posibles expectativas que podían haberse formado en los diferentes equipos.
Para empezar, Honda ha terminado por detrás del Spyker de Adrian Sutil, que por cierto, ha demostrado ser un buen piloto pese a la montura que fin de semana tras fin de semana debe dominar, y por detrás también de Vitantonio Liuzzi con el Toro Rosso. Pero aparte de eso, la imagen de ver a los dos coches japoneses con verdaderos problemas para pasar por la bandera a cuadros en casa ha sido bastante mala, mención especial para Button que apareció tirado con problemas de suspensión nada más finalizar la prueba (pero antes de pasar por meta). Toyota, la verdad, ha tenido una carrera horrible. A ver, con horrible me refiero a decepcionante para ellos, y como siempre decimos, un equipo que tiene un presupuesto enorme, unas expectativas tan altas, y un historial tan brillante en tantas competiciones diferentes, no se merece la carrera tan a tumbos de sus dos pilotos. Se salva Jahrno Trulli, al menos terminó, pero por detrás de Sakon Yamamoto. Ralf ha tenido una carrera de esas que sugieren el telón del teatro cerrándose, el actor de carrera ya consagrada despidiéndose del público... y a otra cosa.
En cuanto a Super Aguri, tampoco deben haber salido muy contentos del Monte Fuji. Sato colisionaba apenas veinte vueltas después del inicio, y Anthony Davidson tenía que retirarse por culpa de un fallo en el sensor del acelerador. Quizás esto es más injusto, desde mi estrecho punto de vista, porque dentro de las posibilidades reales de Super Aguri, esta temporada ha hecho sombra a la enorme figura de Honda, y en más de una ocasión, así que yo creo que sería de justicia que hubiesen terminado ambos coches la carrera en condiciones más dignas. Pero está claro que cuando el monzón cae sobre la pista, la lotería nos depara los resultados más variados.
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