Llegábamos a Monza con el miedo en el cuerpo por visitar un circuito que tenía que ser muy malo para el R28. Las previsiones de lluvia podían ser lo único que cambiaran un poco la tendencia. Primer día de libres: Fernando Alonso acaba antepenúltimo en la sesión que se disputó en seco. Efectivamente, se confirmaban las peores previsiones.
Sábado. Q1. Ni tan siquiera la lluvia que cae en Monza parece suficiente para hacer una buena calificación. Fernando Alonso pasa por los pelos a la Q2 clasificándose en 14ª posición. Y entonces sí, cae el diluvio en el momento oportuno para el asturiano: cuando ya había dado una buena vuelta en la Q2, con pilotos como Hamilton, Kubica o Raikkonen por detrás suyo. Por primera vez los elementos se alían con Alonso. Pasar a la Q3 ya era todo un premio, pero Alonso aún lo podía rentabilizar del todo.
La manera de rentabilizarlo era evidente: intentar una estrategia a una sóla parada en una carrera que se presenta loca de verdad. Por las declaraciones de Fernando, que asegura que desde un principio "sabíamos que queríamos ir muy cargados", y como parece indicar un tiempo más de 3 segundos más lento en la Q3 que en la Q2, puede que eso es lo que tenga previsto para mañana. Aunque claro, no es lo mismo intentar una estrategia a una parada saliendo el 14º, que saliendo el 8º. Y sobre todo, sabiendo que por delante suyo tendrá varios pilotos que irán a 2 paradas.
Fernando Alonso era muy claro al bajarse de su Renault tras la sesión de clasificación: "estoy muy satisfecho". Una octava posición era algo que seguramente no entraba en los planes, y mucho menos con el añadido de una estrategia muy buena para la carrera de mañana. Al fin y al cabo, nadie esperaba nada en Monza, y ahora parece que se ve una ligera luz al final del túnel. Mañana veremos cómo acaba esta historia, pero sólo voy a poner un "pero" a todo esto: mucho cuidado en la salida.
