Lejos, muy lejos, quedan ya las victorias de Jean-Louis Schlesser del ¿verdadero? Dakar. De cuando Dakar era una parte del título, no el total. Desde entonces, 1999 y 2000, ningún buggy ha conseguido romper la hegemonía de los 4x4 en el rally-raid más duro del planeta. También quedan lejos las quejas de los por aquel entonces rivales, Mitsubishi, de la ventaja que tenían estos vehículos 4x2 con sus sistemas de hinchado y deshinflado desde el cockpit...entre otras cosas.
Pero a pesar del boom que han vivido en los últimos años, su menor coste de desarrollo y de mantenimiento, ha hecho que cada vez más pilotos y equipo miren de cerca este tipo de vehículos. Los buggyes además representan la "solución" para uno de los mayores males, las dunas. Su menor peso, el comentado sistema de hinchado y deshinchado y sus enormes motores, proporcionan el conjunto perfecto para superar esos cordones de dunas que suele amargar la vida de buena parte de los participantes.
Pero ni siquiera la llegada de grandes pilotos, y sus proyectos, ha servido para revivir los laureles. El año pasado, Nassser Al-Attiyah sucumbió con un proyecto al que le faltaban muchas horas de trabajo. Había potencial pero, ni siquiera con un año por delante, no se ha sabido trasnmitir. Desde el entorno del piloto catarí, concretamente lo dijo Lucas Cruz, se dice que el proyecto está en stand-by pero viendo el buen resultado cosechado por Al-Attiyah con el Mini, tienen que tener muy claro que es un proyecto ganador para no "tirar" el dinero.
El caso de Carlos Sainz con SMG es justamente el contrario. Tras quedarse gratamente sorprendido por los buggyes el año pasado, Carlos Sainz buscó una alternativa similar al proyecto de Nasser Al-Attiyah. Y la verdad es que era de las pocas opciones factibles ya que el dinero de Red Bull en ningún caso podía ir al equipo Mini cuyo principal patrocinador es la marca rival, Monster. Con SMG, Sainz ha tenido tiempo para desarrollar y evolucionar a su gusto un buggy que sorprendió en 2013 con sus buenas prestaciones. Todo muy bonito pero al final, el madrileño ha acabado en el mismo punto.
La dupla Sainz-buggy SMG ha sido una alternativa a la todopoderosa armada Mini pero en ningún momento ha sido una alternativa real. Ganar etapa es bonito, pero lo es más ganar el Dakar. Más allá del accidente que costó el abandono, dos problemas mecánicos graves son más que suficientes para eliminarte de la lucha por el Dakar. Y ahí es en donde encontramos uno de los talones de Aquiles de este tipo de vehículo. Los buggies pecan de falta de fiabilidad.
Para ejemplo un botón pero es que Robby Gordon, con su eterno Hummer, o los nuevos buggyes de Eric Vigouroux (en manos de Guerlain Chicherit y B.J Baldwin) también han fracasado estrepitosamente. Para encontrar al primer buggy en la clasificación hay que bajar hasta la décimo quinta posición, un SMG. Quizás el hecho de que 9 de los 11 (los otros dos restantes han finalizado 19º y 31º) Mini presentes en el Dakar 2014 han acabado entre los 12 mejores sea una comparación odiosa pero es que tambien podemos ver como Toyota ha colocado varios de sus Hilux entre los mejores. Hoy por hoy, ni los SMG, ni los MD, ni los buggies norteamericanos (entre los que podríamos colocar a los de Nasser Al-Attiyah) pueden aspirar a los éxitos de Schlesser y sus buggies.