Esta es la historia de un coqueto Ferrari 225E que, gracias a la labor que realizan los expertos de Ferrari Classiche, ha vuelto a la vida. El coche original salió de la fábrica de Maranello en 1952 y llevaba número de chasis 0178.
Su primer dueño fue Antonio Sterzi, quien poco después de recibir las llaves de su nuevo coche se fue a correr con el ni más ni menos que la Mille Miglia, acompañado por su copiloto Nino Rovelli. Ese mismo año, el coche ganó la Coppa della Toscana, conducido esta vez por Bruno Sterzi, y también se alzó con al victoria en una prueba de montaña. Pasaron los años y el fuego casi acaba con el.
El coche cambió de dueños varias veces, y en un punto indeterminado de su vida, casi desaparece pasto de las llamas. Por suerte aquel incendio no afectó al motor, que se mantuvo casi intacto.
En los años 80 intentaron restaurarlo sin éxito, y no fue hasta hace unos meses cuando su actual dueño encargó la restauración a Ferrari Classiche cuando el coche volvió a lucir su mejor silueta y su mejor forma.
No fue una tarea sencilla, ya que apenas había documentación que permitiese reconstruír el interior de aquella bonita versión con carrocería bicolor. Tuvieron que recurrir a modelos similares de los que si había documentación para asegurarse que el coche quedaba lo más fiel posible al modelo original.
Ahora el Ferrari 225E luce de nuevo su mejor silueta y está en plena forma, listo para volver a surcar las carreteras de medio mundo. Nos encantan este tipo de historias de coches con pedigree que por suerte vuelven a la vida.