La semana pasada nos alegrábamos de que Toyota había elegido a la localidad catalana de Reus para acoger un proyecto piloto para Yukõ, su servicio de carsharing. A muchos les podrá sorprender que un fabricante de automóviles esté interesado en que la gente no compre sus vehículos, sino que los alquile. Toyota no es la única marca que apuesta por el carsharing, pero su trayectoria actual sirve a la perfección para vislumbrar el futuro hacia el que deben dirigirse todos los fabricantes.
Coches no solo para vender, sino también para compartir
El boom del carsharing a nivel mundial, y otras formas de movilidad como el carpooling o el renting compartido, no es más que un ejemplo más del cambio de mentalidad que se está produciendo en todo el mundo, especialmente en los más jóvenes: el paso de pagar por poseer a pagar por usar. Lo podemos ver en ejemplos sencillos como la música, donde la gente prefiere escucharla por streaming que comprarse los discos; o en más complejos de explicar como la vivienda, donde vemos un crecimiento del alquiler frente a las hipotecas.
El carsharing es una respuesta a esa tendencia, entendida dentro del concepto de ciudad que tenemos actualmente y que queremos tener en el futuro más próximo. En un momento donde el tráfico es un problema serio para muchas poblaciones, el coche compartido se muestra como una de las soluciones más eficaces a las necesidades del ciudadano. Y se ajusta a ese cambio de mentalidad que aludíamos más arriba: permite usar un coche, sin necesidad de comprarlo.
De ahí el interés de muchos fabricantes de automóviles por el carsharing: Renault y Zity, PAS y Emov, Daimler y Car2go... Una tendencia que los convertirá de vendedores de coches a proveedores de servicios, algo que en cierto modo ya son si tenemos en cuenta la financiación o el postventa a los clientes. De lo que se trata ahora es de ampliar el concepto del automóvil como forma de transporte, mejorando el modelo ya existente del renting y del leasing de vehículos en lo que se conoce como Car as a Service.
Los fabricantes como proveedores de servicios
Pero Yukõ va a ser diferente a las propuestas de coche compartido de otros fabricantes. Se trata de un carsharing corporativo, destinado al uso por parte de los empleados de una organización. En las otras ciudades europeas (Copenhague, Dublín y Venecia) el piloto se realizará con entidades privadas, pero en el caso de Reus el partner de Toyota será el propio ayuntamiento; sus empleados podrán reservar, a través de una aplicación móvil, algunos de los híbridos de Toyota puestos a su disposición para sus desplazamientos laborales. Con proyectos como éste se quiere dar respuesta a las necesidades de movilidad de una organización, pero también a una demanda cada vez mayor: la de poder monitorizar los desplazamientos in-mision de los trabajadores y ofrecerles rutas seguras dentro de los Planes de Seguridad Vial Laboral.
Yukõ es sólo una de las respuesta de Toyota a este fenómeno. De hecho ya funciona desde hace varios años en algunas ciudades de Japón y otras como Bangkok el servicio Ha:mo. Se trata de un servicio de carsharing enfocado a la movilidad en los entornos urbanos más congestionados, haciendo uso de los ultracompactos eléctricos Toyota i-ROAD y Toyota COMS. Ha:mo también se ha probado en la ciudad francesa de Grenoble, pero con un enfoque más experimental y un objetivo muy distinto: su integración en el sistema de transporte público. Los usuarios de Ha:mo podían pagar con el abono de transporte de la región y conectar con el servicio de planificación de rutas del Área Metropolitana de Grenoble.
¿Podemos concebir pues el carsharing como una suerte de transporte público? Debemos, como hacemos con otros servicios como el de alquiler de bicicletas, pues será un puntal de la nueva movilidad urbana, y su implantación estará presente en los futuros Planes de Movilidad Urbana Sostenible que cada vez serán más comunes en las ciudades de todo el mundo. Y en ese futuro sistema de transporte público (cada vez más multimodal), los fabricantes de automóviles serán los verdaderos proveedores del servicio ; y no solamente a la hora de aportar los vehículos, sino también soluciones y tecnologías de movilidad que puedan mejorar el sistema entero. Como muestra, el Toyota Smart Key Box que se está probando en el carsharing de San Francisco, y que sería utilizable con todos los vehículos, sean de la marca nipona o no.
Movilidad, accesibilidad y calidad de vida
Es en este punto en el que vemos cómo un fabricante de automóviles se ha convertido en una empresa de movilidad. La máxima expresión de esta transformación podremos verla en Tokio 2020, en los cuales Toyota mostrará todas sus cartas como socio de movilidad de los Juegos Olímpicos. No solo veremos un sistema de transporte público completamente futurista, con el e-Palette, los vehículos de hidrógeno y todos los de la serie i-Concept; también será integradora y accesible para aquellos deportistas y visitantes con problemas de movilidad.
Bajo el principio de "Mobility for all", Toyota pondrá a disposición de ellos toda su tecnología, desde su servicio de taxis adaptados JPN y la línea de vehículos de asistencia WelCab, hasta dispositivos como la silla de ruedas motorizada iBot o el wearable para invidentes Blaid. Y sumado a ello, todos los compromisos personales de la Toyota Mobility Foundation con los deportistas paralímpicos, que van desde patrocinios hasta el desarrollo a medida de sus aparatos de competición.
A la luz de todo esto, debemos entender el concepto de movilidad no en base al vehículo, sino a la persona y su relación con el entorno que le rodea. Y debido a que este entorno puede plantear barreras verdaderamente insalvables en algunos, ¿por qué no podrían otras empresas de automoción sentirse comprometidas con la accesibilidad en general? Proyectos como el skatepark híbrido para bicis y sillas de ruedas, o el concurso de ideas para soluciones de movilidad reducida, podrían pasar de simples iniciativas a líneas de negocio de cualquier fabricante de automóviles.
E incluso ir mucho más allá. Toyota entiende la movilidad como independencia del usuario, y esta como calidad de vida en general. Y siguiendo esta filosofía, el Toyota Research Institute se unió desde hace ya años a otras empresas de la automoción como Honda en el campo de la robótica para el cuidado de enfermos y ancianos. Es solo un ejemplo más de cómo aprovechar tus recursos en otros sectores, adaptarse ante las oportunidades que ofrece el futuro y, en definitiva, darle un mayor sentido a tu propio trabajo.
A riesgo de parecer demasiado corporativista, creo que este video lo resumen todo.
Imágenes | Toyota