Estamos acostumbrados a ver todo tipo de nombres comerciales y mil y un productos. Todos los días, infinidad de veces, nos encontramos nombres que hacen referencia a algún producto concreto que al final, se hacen cotidianos. Incluso hay nombres de marcas se usan coloquialmente para denominar un producto concreto aunque sea de otra marca, como por ejemplo, ‘pan Bimbo’ para denominar el pan de molde o ‘papel Albal’ para el papel de plata. Curiosidades que pasan desapercibidas y de cuales, pocos se llegan a preguntar el motivo. Tampoco es un hecho que vaya a cambiar algo, pero es son cosas del marketing que resultan muy llamativas.
Si nos centramos en los coches nos encontramos con situaciones que para muchos tienen poco interés, pero son el resultado de estudios en busca de un nombre correcto, que no resulte malsonante y por supuesto, que no ofrezca segundas interpretaciones. Seguro que muchos recordáis nombres de coches que han tenido que ser cambiados según el mercado por su doble sentido. Y algunos otros que se emplean en determinados mercados que en español suenan de muchas formas, menos bonito, aunque también hay nombre que en español puede resultar curiosos, como el Toyota Premio (a la venta en Japón desde 2001) o el Toyota Granvia (a la venta en Japón desde 1995).
Los nombres comerciales, al igual que el propio producto, no son casualidad. Todo está estudiado aunque no siempre se acierte o se pase algo por alto. El éxito del producto, en esta caso, del coche, puede verse afectado por un mal nombre. Por tanto, ¿a que se deben los nombres de los coches? ¿tienen de verdad un significado?
¿Por qué Toyota y no Toyoda?
Como todos sabemos, o al menos casi todos, Toyota es el mayor fabricante de coches de origen nipón cuya fundación fue en septiembre de 1937. No obstante, la historia de la marca comienza realmente a finales del Siglo XIX, cuando Sakichi Toyoda inventó la primera máquina de tejer de Japón, un hecho que sirvió para comenzar con la revolución textil en el país oriental y en enero de 1918 se funda Toyoda Spinning and Weaving Company, una empresa especializada en la venta de maquinaria textil. Es decir, como muchos otros fabricantes, la historia de Toyota comienza muy lejos del automóvil. Con el paso del tiempo, la empresa crece y Toyoda, con la ayuda de su hijo Kiichiro, se construye el primer telar automatizado. Puede que esto no tenga relación con el mundo de las cuatro ruedas, pero si es un punto importante al dar como resultado una nueva empresa, Toyoda Automatic Loom Works Ltd.
Dicha compañía hace que Kiichiro viaje por Europa y Estados Unidos y entra en contacto con el automóvil, provocando un gran interés en el empresario japonés quien decide vender sus derechos sobre la patente del telar automatizado junto a su padre y con el dinero obtenido, 100.000 libras por parte de la empresa británica Platt Brothers, dar el paso hacia la construcción de esos artefactos que pudo ver durante los años ‘20. Cuando se comenzó con esta actividad, se empleaba el nombre de Toyoda, que en castellano no suena mal y tampoco tiene significado, pero en japonés significa ‘campo de arroz fecundo’.
Obviamente, llamar a un coche de esta manera no parece tener mucho sentido y así debieron pensarlo por aquel entonces, pues uno de los familiares de Kiichiro, su cuñado más concretamente (presidente de aquel entonces) propone cambiar el nombre de la empresa por algo que sea más fácil de pronunciar, que sirva como nombre comercial de forma global y que no tenga ninguna referencia en japonés. También quería algo más sencillo de escribir en la complicada caligrafía japonesa. Además, existe la teoría sobre la idoneidad del cambio pues Toyota necesita ocho kanjis en japonés, mientras que Toyoda requiere diez. El número ocho se relaciona con la buena suerte en Japón, aunque realmente, donde el número ocho es algo de mucha tradición y superstición es en la cultura china donde representa ‘éxito’.
Por tanto, podemos decir que se llama Toyota y no Toyoda por evitar su significado en el mercado local (Toyota no significa nada en ningún idioma), para facilitar la pronunciación en el mercado internacional y para hacer más fácil su escritura en japonés.
¿Y los nombres de los coches? ¿cuál es su origen?
En este caso, el nombre de la marca se debe más a una conveniencia fonética y de escritura que a otra cosa. No obstante el nombre de la marca suele ser el apellido de su fundador o bien, las siglas del nombre ‘real’. Por otro lado, la denominación que reciben los coches si conlleva detrás un estudio con el objetivo de encontrar un nombre adecuado y ajenos a dobles sentidos, como ya se ha comentado. No es ninguna sorpresa que todos los nombres de los vehículos ocultan un significado, ya sea acertado o no.
Por ejemplo, en el caso del Toyota Avensis, que llegó al mercado para sustituir al Carina en 1997, el nombre procede del vocablo francés ‘avancer’. Su traducción, como se puede esperar, es ‘avanzar’ y se quería hacer referencia a lo relevante del modelo en la estrategia de ventas de la marca. El Toyota AYGO también esconde un significado. Según afirma la propia marca, se buscaba un nombre que sugiriera frescura y el nombre del pequeño urbano japonés es la transcripción del ‘i go’ (yo voy en inglés). La marca segura que se trata de una expresión que encaja a la perfección con conceptos como la movilidad, la libertad o la flexibilidad.
Otro nombre curioso y que tiene un significado oculto es la denominación del Toyota Prius. Bueno, este realmente está poco oculto si sabes latín, pues la palabra prius quiere decir ‘primero’ en la lengua de Julio César. Fue el primero, el pionero en el segmento de los coches híbridos y Toyota quería dejar clara esa característica. La denominación de ‘Verso’, empleada sobre todo para las versiones familiares de algunos modelos, viene de ‘versatile’, que no requiere demasiada explicación pero por si acaso, diremos que su traducción es ‘versátil’ y que quiere dar a entender la versatilidad y utilidad del modelo en cuestión.
Denominaciones como Yaris tienen un origen algo más complejo y que no es tan fácil captar. La palabra que da origen al nombre es ‘Charis’, la diosa de la elegancia en la mitología griega, pero se cambió la ‘ch’ por el ‘ja’ (‘ya’) alemán, en referencia a la percepción positiva de su estilo en Europa. RAV4 tampoco es fácil de descifrar. Se trata de las siglas de ‘Recreational Active Vehicle 4’, que se traduce como ‘vehículo recreacional activo con tracción a las cuatro ruedas’. Un hecho que también se puede trasladar al Toyota C-HR, que no resulta sencillo de encontrar. Al igual que en el caso del RAV4, C-HR son siglas, en concreto, las iniciales de ‘Cool Hybrid Revolution’. Según la compañía, ‘cool’ hace referencia a su línea, que reinventa el segmento crossover. Hybrid es, lógicamente, por su motor híbrido y el término ‘revolution’, porque supone una revolución en el mercado casi sin competencia.
En Toyota se ha hecho uso de varios nombres derivados del latín, como por ejemplo Auris. Este nombre deriva de ‘aurum’, oro en latín. También se dice que procede de la palabra ‘aura’. Así, el significado de Auris podría ser ‘aura dorada’ y por eso, cuando se presentó al público por primera vez en París de 2006, estaba pintado de color dorado. El mítico Celica, del que se rumorea que podría volver al mercado, también tiene su base en una palabra latina: ‘coleica’. Esta significa ‘celestial’, aunque no tiene un significado como el que tiene el Toyota Hilux, que es la combinación de ‘Hi-Luxury’, ‘gran lujo’. Quizá sería una denominación que le vendría mejor al Land Cruiser, cuyo nombre no oculta su significado que tiene como traducción del inglés ‘crucero de tierra’. Y si, su objetivo era enfrentarse al Land Rover.