Los vehículos más recientes están equipados con las últimas tecnologías de seguridad activa para evitar accidentes y sistemas de seguridad pasiva para minimizar los daños de los ocupantes y otros usuarios de la vía en caso de colisión.
Sin embargo, la tecnología de los vehículos es solo una pieza del triángulo de la seguridad vial que en definitiva busca conductores seguros que se desplacen en vehículos seguros y circulen por carreteras seguras.
Hoy nos centraremos en uno de los vértices de este triángulo, el escenario donde se desarrolla la acción, es decir, la vía, la carretera, la calle… ¿Cuál es la percepción de los conductores? ¿Qué aspectos destacan?¿Qué seguridad nos ofrecen?
La percepción del conductor
Si sumamos los kilómetros de autopistas y autovías de la Red de Carreteras del Estado nos encontramos con más de 12.000 kilómetros con una intensidad media diaria que se acerca a los 27.000 vehículos, mientras que en las vías convencionales con su más de 14.000 kilómetros esta cifra es de algo más de de 4.000.
Las autopistas y autovías son la principal opción siempre que sea posible para los grandes desplazamientos
La percepción sobre la seguridad por parte de los conductores de estas vías aún siendo buena es muy mejorable. Los 1.259 conductores consultados por la OCU acerca de este tema deja una valoración media de 6,6 sobre diez.
Dichos conductores han valorado el estado de la calzada, la señalización, el ancho de la carretera (y el número de carriles), la seguridad en las curvas, la presencia de guardarraíles, las obras en la carretera, el diseño de las entradas y salidas, el número de áreas de servicio o descanso y el flujo del tráfico.
El mantenimiento y la conectividad, las asignaturas pendientes
Mirando al futuro, si nos preguntamos si las carreteras españolas están preparadas para convertirse en infraestructuras conectadas, la contundente respuesta por parte de la Asociación Española de la Carretera es “no”.
El vehículo conectado, requiere de una carretera conectada que aún no está preparada
Tras un último análisis realizado en el segundo semestre de 2021 y que afecta tanto a las vías competencia de la Administración Central como a las que gestionan las Comunidades Autónomas y las Diputaciones Forales, se concluye que el 70% de la red viaria es segura atendiendo a aspectos como el firme, la señalización vertical y horizontal, y los elementos de contención y balizamiento.
Sin embargo, solo el 43% de las vías del país están preparadas para su adaptación a la futura movilidad conectada y autónoma, y apenas el 14% podrían iniciar el proceso de transición ecológica derivado de las exigencias y compromisos internacionales.
Según la auditoría realizada por la AEC, de los 101.700 kilómetros representados en la muestra auditada (26.400 kilómetros de la red del Estado y 75.300 de la red autonómica), un total de 13.000 presentan deterioros graves en más del 50% de la superficie del pavimento.
Una inversión necesaria
Por lo tanto, es necesario realizar una fuerte inversión en el mantenimiento de las vías. Se estima que la inversión mínima necesaria sería de 9.918 millones de euros, cantidad en la que la Asociación cifra el déficit que acumula el mantenimiento del conjunto de las infraestructuras viarias del país.
El déficit en conservación se aproxima ya a los 10.000 millones de euros
La progresión año tras año, lejos de mejorar es bastante preocupante, en la serie estadística recogida en los resultados del informe, se observa cómo en el año 2001 la conservación de la red viaria aprobaba holgadamente el examen periódico de la AEC, para llegar a situarse en 2021, veinte años después, a las puertas del muy deficiente.
El estado de la carretera, un obstáculo para alcanzar los retos
El papel que juegan las vías de comunicación en la transición hacia una movilidad más sostenible, ecológica, digital y segura, queda limitado por el deterioro de las carreteras.
Aspectos como la descarbonización del transporte, la repoblación de la España vaciada, el refuerzo de la cohesión social y territorial o la reducción a la mitad del número de fallecidos por accidente de tráfico en 2030 se ven afectados muy negativamente.
Desde la Asociación Española de la Carretera, se apuesta por la definición de un espacio de financiación propio, global y sostenible para la conservación viaria como solución al problema, además de implementar una estrategia que acelere la transformación ecológica y digital de las carreteras españolas.
El mal estado de la vía compromete el “Sistema Seguro”, la Ley de Movilidad, la Estrategia de Movilidad Sostenible, Segura y Conectada o la neutralidad climática.
Seguridad activa y pasiva, también en la carretera
Siempre se han asociado estos dos términos al vehículo asociándolo a los sistemas de suspensión o frenado entre otros cuando se habla de seguridad activa o a los sistemas de retención o airbags, por citar los más conocidos, cuando hablamos de seguridad pasiva.
Las carreteras también disponen de elementos que contribuyen a evitar el accidente, como por ejemplo todos los sistemas de información y señalización o el propio estado del firme, o elementos que tratan de minimizar las consecuencias (seguridad pasiva) que buscan minimizar las consecuencias en caso de impacto, es el caso de los sistemas de contención, entre las que destacan las conocidas barreras de contención metálicas o de hormigón.
Suspenso en mantenimiento de Sistemas de Contención
El mantenimiento de estos sistemas es fundamental, y tras la última auditoría realizada por la AEC, el estado de las barreras metálicas de seguridad no consigue aprobar tampoco, ni en las carreteras estatales, ni en las autonómicas.
En definitiva, la vía juega un papel fundamental en el triángulo de seguridad, pero aún nos queda un largo camino por recorrer para mejorar tanto en seguridad como en conectividad.
Imágenes: Asociación Española de la Carretera
