Se movía por el agua, tenía flotadores y botes salvavidas. En el siglo XIX alguien inventó el tren más extraño de la historia. Para sorpresa de nadie fracasó

Se movía por el agua, tenía flotadores y botes salvavidas. En el siglo XIX alguien inventó el tren más extraño de la historia. Para sorpresa de nadie fracasó
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Da la impresión de que ya está todo inventado en el mundo del transporte, o casi, sin embargo, a finales del siglo XIX, era todo lo contrario. Todo estaba por inventar y cualquier idea era bienvenida, por loca que fuese. Prueba de ello es el curioso medio de transporte que unió Brighton con Rottingdean en segunda mitad de la década de 1890.

No era un tranvía, ni un barco, ni un muelle situado sobre el mar, pero era una mezcla de las tres cosas. Se llamaba The Brighton & Rottingdean Seashore Electric Railway y, aunque estuvo unos años en funcionamiento, enseguida fracasó.

Un proyecto de "tren anfibio" que hacía aguas y duró poco

Es probable que no hayas oído hablar de Magnus Volk, pero algo parecido al Elon Musk del siglo XIX. A lo largo de sus 85 años, Volk inventó todo tipo de cosas, siempre relacionadas con la electricidad. Además de desarrollar un coche eléctrico de tres ruedas en 1887 y otro de cuatro ruedas en 1888 por orden del Sultán del Imperio Otomano, Volk inventó un sistema de alarma contra incendios y llevó la electricidad a muchos hogares, incluido el Royal Pavilion donde residía la realeza en Brighton, Inglaterra.

Su invento más popular fue el Volk’s Electric Railway, el primer ferrocarril eléctrico operativo del mundo, también en Brighton. El primer tramo se completó en agosto de 1883 y apenas tenía 402 metros, pero la gente de Brighton lo utilizó mucho, en parte, porque era una especie de atracción turística, puesto que nadie estaba acostumbrado a la electricidad, incluso había gente que decía que su funcionamiento era cosa del demonio.

Con los años, el Volk’s Electric Railway se amplió y llegó a tener varias estaciones. De hecho, hoy sigue en pie y es uno de los reclamos turísticos de Brighton. En cambio, otro de los inventos de Volk tuvo un recorrido mucho más corto en el tiempo.

Se trata del Brighton and Rottingdean Seashore Electric Railway. En la década de 1890, Volk quiso poner en marcha este proyecto, dado el éxito que tenía en ese momento su ferrocarril eléctrico, convenció al ayuntamiento de Brighton para financiar el proyecto y ponerlo en marcha.

El objetivo de este medio de transporte era extender el Volk's Electric Railway desde su terminal en Paston Place, en Brighton, hasta el cercano pueblo de Rottingdean. Como el terreno no era el más indicado para instalar vías convencionales, a Volk se le ocurrió que podía unir las dos localidades con una línea de ferrocarril por encima del Canal de la Mancha.

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Pioneer de Volk. Imagen: Jago Hazzard YouTube

Sí, por encima, lo curioso es que nunca en pensó en tender un puente para que las vías pasaran por ahí. Lo que se le ocurrió a Volk fue instalar las vías en el lecho marino con sólidos cimientos de hormigón; los operarios aprovechaban las mareas bajas para trabajar.

Claro que existía un problema: cuando la marea subiera, el tren no podría circular porque el agua lo impediría. La solución de Volk para eso fue diseñar unas largas patas para unir el coche de tren con las vías sin que tocara el agua. De suministrar la energía eléctrica se encargaba una catenaria instalada con postes también sobre el mar.

El resultado fue una especie de muelle que podía desplazarse por encima del mar a través de unas vías más anchas de lo normal. Como fue el primer medio de transporte de este tipo, Volk lo llamó oficialmente ‘Pioneer’ (pionero), pero la gente lo llamó ‘papá piernas largas’ por sus curiosas características.

Hicieron falta dos años para construirlo, de 1894 a 1896, y entró oficialmente en funcionamiento en noviembre de 1896. Enseguida tuvo un éxito, en buena medida, por la curiosidad que despertaba entre la gente de la época un proyecto tan peculiar, pero una tormenta lo destruyó a las pocas semanas, la noche del 4 de diciembre de 1896.

Lejos de desanimarse, Volk lo reconstruyó con patas más largas y el servicio se reanudó el 20 de julio de 1897. Hasta finales de ese año, más de 44.000 personas lo utilizaron para viajar entre Brighton y Rottingdean. Para cumplir con las normativas, debía tener flotadores, botes salvavidas e incluso un capitán de barco, por lo que pudiera pasar, a pesar de que no tendría que tocar el agua jamás.

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Prototipo a escala del Pioneer de Volk en el Museo de juguete y modelo de Brighton. Imagen: Les Chatfield, Wikipedia.

Los siguientes años, el invento de Volk estuvo en funcionamiento, pero siempre con problemas y averías muy costosas, especialmente cuando subía mucho la marea. En el año 1900, Brighton decidió construir espigones para proteger sus costas de la erosión y ese proyecto obligaba a desviar el Pioneer de Volk.

Como el inventor no tenía fondos para hacerlo, cerró su peculiar ferrocarril. Años después, Volk siguió intentando tener financiación para volver a ponerlo en marcha, pero nunca lo consiguió. Más de 100 años después, cuando la marea baja, todavía se pueden ver restos de la vía en la playa.

Imagen | Jago Hazzard YouTube

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