¿Cuánto cuesta un coche eléctrico barato?
Hace unos años, los modelos de coches eléctricos eran muy caros y la oferta muy limitada, pero el mercado se está normalizando. La competencia, las normas anticontaminación, como la Euro7 y las subvenciones públicas han permitido la llegada de vehículos de cero emisiones cada vez más baratos.
El problema es que la realidad sigue dando la razón a quienes consideran que los coches eléctricos son todavía muy caros para alcanzar ventas realmente significativas, a pesar de fuertes subidas porcentuales.
Entonces, ¿existen coches eléctricos baratos? Pero antes de responder a esa pregunta, es preciso determinar qué entendemos por coche barato o asequible. Más allá del precio más bajo posible, hay que ver la realidad del mercado español para así determinar qué se puede considerar un coche barato y un coche asequible.
Qué se considera un coche eléctrico barato
En 2021, se vendieron 967.322 coches, según datos de Hacienda que toman en cuenta el precio al que se vendieron los coches y no el precio anunciado por el fabricante o precio de tarifa. El el 55,9 % de las ventas se compone de coches cuyo precio se sitúa entre 10.000 euros y 20.000 euros.
Si añadimos los coches de menos de 10.000 euros (104.737 unidades), el resultado es que los coches de 20.000 euros o menos suponen el 66,7 % de las ventas. Por tanto, un coche para ser considerado asequible ha de costar menos de 20.000 euros.
Sí se podrían añadir a la ecuación los modelos vendidos entre 20.000 y 25.000 euros, pero suponen menos del 8 % del mercado. Dicho de otro modo, empiezan a ser coches considerados caros.
Claramente, el precio de corte que define un coche como asequible y popular está en 20.000 euros. Por encima y especialmente más allá de 25.000 euros, en nuestro mercado se considerará un coche caro.
El coche eléctrico, por su parte, para alcanzar grandes cuotas de mercado y ser considerado un coche asequible, también debería costar menos de 20.000 euros, pero un coche gasolina o diésel y un eléctrico no son productos totalmente comparables.
¿Existen coches eléctricos baratos? Muy pocos son los coches eléctricos que se pueden considerar baratos en términos absolutos. Por supuesto está el Dacia Spring, que en su versión básica, con llantas de acero y sin posibilidad de escoger el color del coche (es blanco, por cierto), cuesta desde 19.805 euros y tiene un equipamiento escueto, muy básico. Equipa un motor de 44 CV para 125 Nm de par motor con una batería de 27,4 kWh útiles para una autonomía real que ronda en ciudad los 200 km.
Y ya está, no hay más posibilidades. Propuestas como las del SEAT Mii o Skoda CitiGo ya no están en el mercado. Lo siguiente sería un Renault Twingo Electric con características similares al Dacia Spring, pero por 25.000 euros. Y por eso, al final, resulta hasta caro.
La otra alternativa sería un Fiat 500e Icon de acceso, con motor de 70 kW(96 CV) y batería de 21,3 kWh para 190 km de autonomía WLTP por 24.772 euros. Eso sí, siempre y cuando se financie con la marca, sino son 30.150 euros.
La realidad del mercado de los coches eléctricos hace que los coches que ofrecen prestaciones que puedan rivalizar o suponer una alternativa a un coche gasolina cuesten a partir de 40.000 euros (sin ayudas a la compra).
Estos modelos suelen tener además versiones con motores menos potentes y baterías más pequeñas, como el Hyundai Kona Eléctrico o el Renault Megane E-Tech eléctrico, para poder proponer un modelo de acceso en torno a los 35.000 euros, pero cuyas ventas suelen ser minoritarias.
De hecho, esto se confirma viendo la lista de los eléctricos más vendidos en España. En 2021 fue el Tesla Model 3 con 2.853 unidades. Le siguen en el ranking el Kia e-Niro (1.715 unidades), el Renault Zoe (1.373 unidades) y el Dacia Spring (1.059 unidades).
Mientras el Model 3 cuesta desde 51.990 euros, las propuestas de Kia y Renault se mueven entre los 35.000 euros y los 40.000 euros. Hablar de un coche eléctrico barato es hablar de un modelo de menos de 40.000 euros.
¿Por qué no hay coches eléctricos baratos? Como con toda nueva tecnología, los primeros productos suelen ser bastante caros. Es una simple cuestión de coste frente a las unidades producidas. Cuánto más se produzcan, más bajo será el precio final del producto en cuestión.
Pasó con la telefonía móvil, pasó con los televisores y hasta pasó con el automóvil, donde antes de los años 50 y 60, un coche era un objeto de gran lujo. Y luego llegaron los Fiat 500, SEAT 600, Renault 4CV y demás Volkswagen Escarabajo y casi todo el mundo se podía permitir un coche.
Con los coches eléctricos ocurre lo mismo. Y de hecho, aunque el precio de venta no haya bajado, los coches eléctricos son cada vez más baratos. Por ejemplo, el Mitsubishi i-MIEV fue uno de los primeros eléctricos en llegar al mercado europeo.
El i-MIEV costaba unos 25.000 euros, con su interior espartano y su motor de 67 CV con una autonomía real de apenas 100 km. Hoy en día, por 30.000 euros tenemos un Peugeot e208 de 136 CV y 240 km de autonomía real. Sí, es más caro, pero se obtiene mucho más por ese precio.
El coste y el precio de los coches eléctricos parece ir bajando cada vez más, aunque le está costando bajar de los 40.000 euros, precio en el que un eléctrico se puede plantear como alternativa a un gasolina.
Qué influye para que sea barato/caro. Los coches eléctricos tienen, al menos de momento, un coste muy superior a un homólogo de combustión. El coste de desarrollo y fabricación es un factor determinante, como con todo coche, pero aquí un poco más.
Todos los fabricantes han tenido que elaborar nuevas plataformas, ya sean plataformas exclusivas para eléctricas o que puedan servir para ambos tipos de propulsión (eléctrica o gasolina). Y el punto más caro del desarrollo de un coche es su plataforma. En el caso de los eléctricos hay que añadir el elevado coste de la batería. Fabricar una batería, actualmente, cuesta de media unos 160 dólares por kWh, unos 149 euros.
Así, en un Peugeot e2008 con una batería de 50 kWh, ésta le ha costado al fabricante 7.450 euros. A eso le añadimos el coste de desarrollo de una plataforma de la que necesita vender millones de unidades para poder amortizarlo, no deja mucho margen de maniobra para bajar el precio del coche, salvo bajar la calidad de los acabados. Ya que en muchos casos, la plataforma eléctrica dista mucho de venderse en millones de unidades.
Además, como el coste de fabricación de las baterías es muy dependiente del coste de sus materias primas (aluminio, litio, níquel, cobalto), puede subir como bajar. Y es también una variable que el fabricante ha de tener en cuenta: no puede fijar el precio en función de una apuesta por un coste de 110 dólares el kWh. Si finalmente sube, podría perder dinero con cada coche vendido en lugar de ganar.
Con el tiempo es posible que los coches eléctricos bajen de precio, pero a corto plazo, es poco probable que por menos de 40.000 euros pueda llegar al mercado un modelo equivalente a un gasolina de 20.000 euros.