Me cabrea mucho que la gente conduzca mal en los videojuegos online
Llevo jugando online desde que esa posibilidad existe. Primero en cibercafés y ahora desde casa, pero de una forma u otra, aunque no sea la principal baza de un juego, siempre acabo acercándome a lo que puede ofrecer su multijugador. Menos en los de coches, claro, ahí no entro a jugar online ni loco.
Porque cenutrios puedes encontrar en cualquier lado, desde el que se esconde en una esquina para disparar a cualquier desprevenido que pase por allí, hasta el que se dedica a perder el tiempo cuando tiene el partido de cara, pero por alguna extraña razón las comunidades de conducción online son las peores de todas.
Conducir como un cafre: lección 1
Como si de un niño en la época de ‘Gran Turismo 2’ se tratase, muchos usuarios han creído oportuno convertir ciertas maniobras en una práctica recurrente cada vez que se ponen a jugar.
Por ejemplo, está la de utilizar el culo del de delante como freno, la de utilizar el coche exterior como guardarrail en una curva o, probablemente la que más me saca de quicio, la de darte toques laterales para intentar hacerte perder el control.
Acostumbras a creer que, si puedes esquivar a esos cafres en las tres primeras curvas, puedes continuar la carrera sin volver a preocuparte de ellos. Al fin y al cabo conduciendo así no van a llegar muy lejos. Pero o tienen una suerte que no se la creen ni ellos y acaban fastidiándote de principio a fin o, por alguna extraña razón, consiguen pegarle sus buenos modos a quienes parecían corredores limpios.
¿Última vuelta? Espera, que igual tengo que frenarme aquí en medio para que me choques por detrás. O mejor aún, voy a dejarte pasar sólo lo justo para que, cuando estemos a la par, poder darte un besazo en la tapa del depósito y que te vayas a tomar viento sin volver a darme problemas. Sé que eso te gusta.
Da igual si el juego acaba de llegar al mercado o lleva meses paseando por las tiendas, entrar al online del último ‘Project Cars’, ‘Gran Turismo’ o ‘Forza Motorsport’, siempre supondrá cruzarte con alguien que parece haber comprado cuatro fichas en una feria en vez de un juego de conducción deportiva.
En busca de una conducción sana
Y pese a ello es un mal necesario, o al menos uno que ha hecho evolucionar al medio. Y es que entre la época en la que los juegos de carreras parecían simuladores de Scalextric (cada uno por su caminito y sin intentar adelantar, vaya a ser que se rompa la fila), y el festival de coches de choque que es hoy en día, en algún momento había que encontrar un punto medio.
Los Drivatar de ‘Forza Motorsport’ parecían ser una solución interesante. La idea era leer cómo conducimos para crear una inteligencia artificial simulada que respondiese a distintas situaciones tal y como lo haría una persona, pero con el paso de los años la fórmula se fue descerebrando y sus creadores tuvieron que meter el freno. O añadían opciones para limitar los choques de la IA (y por lo tanto limitaban las acciones reales de los conductores), o aquello se convertía en un ‘Destruction Derby’ con todas las de la ley.
Incapaces de mantenerse en esa fina línea entre la competición aburrida del modo para un jugador y el festival de cafres que suponía el online, juegos como ‘Driveclub’ intentaron optar por una solución más salomónica: no te vamos a decir cómo debes jugar, pero si no lo haces bien, sufrirás las consecuencias.
Sobre el papel eso suponía que aquellos que condujesen de forma excesivamente agresiva acabarían lastrados por las penalizaciones y los fallos de motor, pero en la práctica sólo generaba más problemas. Los cafres seguían encontrando la forma de explotar el sistema y, los que jugaban limpio, acababan fastidiados por culpa de frenazos innecesarios del coche delantero o golpes laterales que provocaban peleas que no habías buscado.
Hay opciones mejores, pero no son baratas
Curioso que tengamos que irnos hasta ‘GTA Online’, la rama multijugador de ‘Gran Theft Auto V’, para encontrar la solución más aplaudible. Allí, si conduces como el culo, te irás a jugar con los que conducen como el culo, emparejándose así los jugadores con un sistema mucho más justo. Si creías que era divertido ganar una carrera echando al resto de la pista, a ver qué tal te sienta que te paguen con la misma moneda.
Siguiendo con esa máxima, pero en un juego mucho más cercano al espíritu de un fanático de la conducción, llegamos al que probablemente sea el único juego en el que se puede disfrutar del online sin acabar tirándonos de los pelos: ‘iRacing’. En él, competición con normativa, carné de comportamiento y la experiencia más sana que se puede encontrar en una competición online
¿La razón? Que el juego es como un club de conducción, una plataforma cerrada que requiere de una cuota de suscripción mensual para poder jugar (13,99 euros para un mes o 12 meses a 9,99 euros cada uno), así que vas a encontrarte a pocos usuarios que entren por el mero hecho de trollear al personal y sí a muchos que disfrutan de la competición y las carreras realistas.
Lógicamente es un salto que no muchos estarán dispuestos a dar, pero al menos está bien saber que hay otras opciones. La mía, por ahora, se limita a jugar sin conexión a la red o, en un ambiente mucho más sano y menos problemático, en competiciones contrarreloj en las que sólo tengo que preocuparme de llegar antes que los fantasmas de otros corredores. Al menos a esos no les da por ir repartiendo besos en cada curva.