En un Gran Premio tan simbólico como era el número 800 de la historia del Mundial y el primero en celebrarse de noche, Fernando Alonso ha brillado sobre el resto de pilotos llevándose una victoria que ni el más optimista podría haber imaginado tras lo sucedido ayer en la sesión de calificación.
El piloto asturiano iniciaba hoy la carrera en una 15ª posición que sonaba a sentencia definitiva en un circuito en el que adelantar es prácticamente imposible, pero de “salir por dar unas vueltas”, la cosa ha virado en la vuelta 15 en luchar por ganar una carrera con Renault dos años después.
Sí, tenemos que darle muchas gracias a Nelsinho Piquet por provocar el Safety Car que ha colocado a Alonso en las posiciones delanteras, pero no olvidemos que el resto lo ha puesto Fernando, con un ritmo realmente rápido. En definitiva: una victoria a lo campeón, sin dejarse intimidar por nadie.
La gran decepción de la jornada la han protagonizado los dos Ferrari. Felipe Massa ha visto como el semáforo-piruleta de la Scuderia le jugaba una mala pasada dándole la señal verde de salida antes que la manguera estuviera retirada de su monoplaza. Eso, un drive through posterior, y su tremendo bajón en carrera, le han hecho acabar penúltimo. Por su parte, Kimi Raikkonen venía remontando bien, pero a pocas vueltas del final volvía a finalizar una carrera contra un muro.
El gran beneficiado en la lucha por el título, cómo no, ha sido Lewis Hamilton, que pese a verse perjudicado también por el Safety Car ha sabido apretar los dientes y finalizar tercero, en una gran posición de podium por detrás de su amigo Nico Rosberg. En definitiva, que Singapur no ha decepcionado en absoluto.
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