El Motorworld de Múnich, que abrió sus puertas en 2021, es un lugar tan emblemático por su habitual tranquilidad como por el lujo de los coches expuestos. Evidentemente, este espacio de exposición también es utilizado por algunas de las personalidades más ricas del mundo para guardar sus coches.
Pero la tranquilidad del sitio se vio alterada en la mañana del viernes 27 de abril por una redada de la policía alemana. Su objetivo, hacerse con cuatro Bugatti Veyron muy especiales.
Tampoco se trata de Bugatti Veyron al uso, sino de cuatro de las 18 unidades de la colección “Les Légendes de Bugatti”, la serie del Bugatti Veyron que se entregaba por homenajes periódicos. Los Veyron incautados son de la seriede Jean-Pierre Wimille, Meo Costantini, Rembrandt Bugatti y Black Bess.
Una colección de 50 coches entre los cuales hay una decena de Bugatti Veyron
Estas variantes exclusivas se basaban en el Veyron 16.4 Grand Sport Vitesse. Estos cuatro coches, valían más de 11 millones de euros cuando salieron de fábrica, mucho más que un Veyron “de serie”.
El motivo de la incautación es tan llamativo como el valor de los coches. En este caso no son los coches del hijo de algún dictador, sino de un caso de malversación…del fondo soberano de un país. En este caso, aseguran fuentes de BILD, se sospecha que esta incautación está relacionada con el con el escándalo de corrupción del '1MDB' y efectuado a petición de la fiscalía federal suiza de Berna.
El escándalo del 1MDB estalló en Malasia en 2015, cuando la prensa reveló que se había desviado el equivalente a 3.000 millones de euros del fondo soberano malayo, el 1Malaysia Development Berhad (1MDB), bajo el mandato del ex primer ministro Najib Razak. El fondo se creó inicialmente para financiar proyectos estratégicos para Malasia, pero parte del dinero acabó en cuentas bancarias privadas.
El asunto parecía cerrado desde hace tiempo. De hecho, Najib Razak fue condenado a 12 años de cárcel por su participación en el desfalco. Sin embargo, Suiza sigue investigando el caso. En concreto, se centra en el ciudadano emirati Khadem al-Qubaisi, el ex presidente del banco suizo Falcon, director del fondo soberano emiratí IPIC y gran aficionado a los coches.
Este extravagante financiero imputado en Suiza podría haber recibido más de 472 millones de dólares del saqueo del fondo soberano malayo 1MDB, según una denuncia civil del Departamento de Justicia estadounidense. Según una de las fuentes, el financiero emiratí había amasado una colección de unos cincuenta superdeportivos de los cuales una decena estaban Suiza y una treintena repartidos por toda Europa.
La 'Tribune de Genève' ha listado todos los coches de este señor, todos con matrículas de Ginebra. El valor de esta extraordinaria colección rondaría los 51 millones de euros.
Ya en 2018, la fiscalía federal suiza intentó confiscar algunos de los superdeportivos de este señor, entre ellos un Pagani Huayra, dos Bugatti Veyron Super Sport y tres Bugatti Veyron, pero sin éxito. Así, los Bugatti confiscados en el Motorworld serían los que la justicia suiza lleva buscando desde 2018.
Acumular tantos coches ya no es sólo por afición o coleccionismo, sino una inversión y una manera más o menos disimulada de mover fondos de un país a otro. Por ejemplo, Suiza es un buen lugar para importar y reexportar vehículos de lujo por sus bajos impuestos y derechos de aduana.
El propietario de un superdeportivo pagará un 8% de IVA y, en caso de venir de un país no europeo, un 4% de derechos de aduana, lo que hace un total del 12% de impuestos. En Francia o en España, sólo en IVA, el propietario tendría que pagar más del 20% del valor del coche y elevados impuestos de matriculación, además de un 10% de derechos de aduana si se trata de un coche comprado fuera de Europa o Suiza.
