Francia tiene claro que la contaminación acústica es un problema y está buscando soluciones. Hace unos meses colocó los primeros radares de ruido experimentales para detectar y multar con 135 euros a los vehículos más ruidosos.
Ahora, los radares de ruido llegan a España, aunque también en fase de prueba. A diferencia del proyecto piloto de Francia, no habrá sanciones, pero el primer sonómetro de este tipo abre las puertas a un nuevo frente contra el tr´áfico en España: la lucha contra el ruido.
El enemigo de los escapes modificados
Si un coche incorpora un escape no homologado y pretende pasar la ITV en esas condiciones, el resultado de la inspección será negativo. Para muchos conductores la solución es quitar y poner: antes de pasar la ITV toca cambiar el escape que hace ruido por el legal y una vez superada la prueba se puede volver a sustituir por el que suena más.
Con las motos sucede algo similar. Basta con quitar el famoso DB Killer para que el sonido cambie por completo, pero superar la ITV sin este elemento es imposible. ¿Solución? Mismo procedimiento que con el coche: poner DB Killer antes de ir a la ITV y quitarlo después.
Con el trámite de la ITV superado, los conductores de estos vehículos solo deben temer a los controles en los que un policía, un Guardia Civil u otra atoridad competente puede sancionarles por exceso de ruido o por llevar componentes no homologados.
Sin embargo, no es muy habitual que eso suceda, de hecho, cada vez hay más coches con escapes modificados en las ciudades españolas, muchos de ellos con los famosos “pops & bangs”, es decir, petardazos que normalmente se programan a través de la centralita electrónica del coche, o bien modificando el escape.
Pues bien, a partir de ahora, los dueños de estos vehículos que hacen más ruido del que legalmente pueden lo van a tener más complicado porque la DGT tiene un nuevo aliado contra el ruido: el radar medusa.
Este dispositivo está formado por tres brazos que recuerdan a los tentáculos de una medusa, de ahí su nombre. En cada brazo tienen un micrófono de alta precisión, a los que se suma un cuarto situado entre medias de los tres y una cámara de 180 grados que se encarga de hacer fotos a los vehículos que emitan más ruido de la cuenta.
Le capteur méduse @Bruitparif testé en @iledefrance pour identifier les véhicules trop bruyants - Tout savoir sur le contexte, le déroulement et les objectifs de l'expérimentation --> https://t.co/O4BFMJa74R pic.twitter.com/353zQXD7pL
— Bruitparif (@Bruitparif) August 21, 2019
Además del modelo Medusa, hay otros radares de este tipo que funcionan de la misma forma: detectan ruido y hacen foto a la matrícula del vehículo infractor.
Hace un año, Francia puso en marcha un proyecto piloto para instalar radares de este tipo en ocho localidades. Ahora, estos dispositivos llegan a España, aunque, por ahora, únicamente a modo de prueba.
En Estados Unidos las autoridades también han empezado a librar una batalla contra el ruido. En España, ya se ha instalado un sonómetro experimental en la carretera C-31 de Barcelona, pero no habrá sanciones, por ahora.
El objetivo es comprobar si estos radares son efectivos para reducir la contaminación acústica en las ciudades, en concreto el que procede del tráfico por carretera.
En Francia, un estudio llevado a cabo por el Consejo Nacional del Ruido y la Agencia de Transición Ecológica de Francia determinó que el coste anual que supone el ruido en gasto relacionado con la salud en Francia es de 156.000 millones de euros.
Los radares que funcionan a modo de prueba en Francia servirán para demostrar si su presencia contribuye a reducir el ruido ambiental en las ciudades donde se han instalado. Si el resultado es positivo, Francia los utilizará en el resto del país.
Con el radar de ruido colocado en la C-31 el objetivo es idéntico, aunque es curioso que la primera iniciativa de este tipo en España no sea obra de la DGT, sino de Cataluña, puesto que la DGT no tiene competencias en esa región.
Hace unos meses la DGT no quería ni oír hablar de los radares de ruido y confirmó a Motorpasión que no tenía planeado instalar dispositivos de este tipo. Cataluña, sin embargo, tiene otra idea y ha dado el primer paso para abrir la puerta en España a los sonómetros.