La seguridad de los coches que conducimos ha dado pasos de gigante desde los años 90. En poco más de 20 años hemos pasado de coches que en caso de accidente nos enviaban el salpicadero a la cara a coches que frenan solos para evitar el accidente. Y es algo que debemos esencialmente a las pruebas de EuroNCAP.
Estas pruebas se vuelven más duras cada cierto tiempo y este mismo 2023 se lo ponen más difícil a los fabricantes para obtener las preciadas cinco estrellas. El organismo independiente de seguridad ha publicado una nueva serie de requisitos con los que los coches serán más seguros, pero también más caros.
Entre los nuevos equipamientos que EuroNCAP recompensa con buena nota está, por ejemplo, la capacidad de los elevalunas eléctricos y de las puertas eléctricas de funcionar durante un cierto tiempo bajo el agua. En caso de inundación o de caer con el coche al agua, por ejemplo, esto permitiría a los pasajeros salir del coche.
Nuevos protocolos de EuroNCAP en 2023
Es llamativo, sin duda, pero no es el único sistema que EuroNCAP valora positivamente si está presente en el equipamiento de serie en el coche a partir de este año. Así, el aviso de olvido de un niño en el coche o la detección de su presencia en el coche dará más puntos al fabricante.
La frenada automática de emergencia (AEB, por sus siglas en inglés) es ya un sistema muy habitual, pero EuroNCAP quiere que ahora se incluyan, además de la detección de coche, peatones y ciclistas, la frenada automática si se detecta una moto.
Al mismo tiempo, el AEB deberá frenar automáticamente si detecta un vehículo en nuestra trayectoria prevista, como en un giro a la izquierda en un cruce en ciudad si viene un coche de frente.
Estos nuevos requisitos sin duda mejorarán la seguridad de nuestros coches. Al mismo tiempo e inevitablemente harán que los coches sean más caros. De momento, ya hay fabricantes que han logrado las cinco estrellas en base a los nuevos requisitos de EuroNCAP.
En la última tanda de crash tests realizados por EuroNCAP, los NIO ET5 y EL7 han sido sometidos a las pruebas con el nuevo protocolo de 2023, logrando ambos las cinco estrellas.
NIO es uno de los primeros fabricantes del mercado en montar un sensor LIDAR de largo alcance en el techo de sus coches. Se trata de uno de los sensores de nueva generación que se emplearán en la conducción autónoma, pero que ya ofrece ventajas en la capacidad de prevenir colisiones.
El LIDAR está montado en el techo, por encima del parabrisas. Esta posición, según NIO, permite al sensor funcionar a gran distancia y mejorar el rendimiento a alta velocidad ofreciendo una mejor visión de la carretera.
El uso de sensores LIDAR, en palabras de EuroNCAP, es lo que le dio una ventaja decisiva en lograr una buena puntuación en los sistemas de ayudas a la conducción, los sistemas ADAS. El problema es que el coste de un sensor LIDAR no es precisamente asequible.
Actualmente, el pack de LIDAR en coches autónomos, como Cruise o Waymo, es de entre 35.000 y 100.000 dólares por vehículo, según los cálculos de BNEF (Bloomberg).
A medida que los costes de fabricación de los lidares sigan disminuyendo gracias a la producción en serie, es probable que el coste total de los lidares por vehículo se reduzca drásticamente. Aún así, hablamos de un sensor que costaría más allá de 2025 cerca de 700 dólares por coche. Inevitable, éste y el resto de requisitos harán que los coches sean cada vez más caros.