La semana pasada tuvimos la oportunidad de conducir el Nissan Juke-R por las calles de Madrid (parte 1 y parte 2). El SUV más rápido y exclusivo de Nissan está basado en el exitoso Nissan GT-R y para apreciar de forma más clara las similitudes y diferencias entre ambos, pudimos conducir brevemente el Nissan GT-R Track Pack.
¿Qué es el Nissan GT-R Track Pack? Pues básicamente es una edición limitada de Godzilla lanzada este año y destinada a aquellos que son tan finos sobre la pista, que necesitan llevar el comportamiento del GT-R un paso más allá para bajar segundos al crono.
El Nissan GT-R Track Pack tiene algunos cambios evidentes respecto a los modelos de serie. Lo primero que llama la atención cuando lo vemos por fuera son las llantas RAYS más ligeras que las de serie también en 20 pulgadas. Una de las claves a la hora de bajar los tiempos en circuito es reducir las suspendidas y con estas llantas lo consiguen.
Además lleva unas entradas de aire diferentes que permiten mejorar la refrigeración del equipo de frenos. Los detalles en fibra de carbono en el paragolpes delantero no son por casualidad, son esas pequeñas mejoras para una óptima refrigeración del equipo de frenos. Además el alerón trasero en este material son los cambios más evidentes de esta máquina exclusiva fabricada para los amantes de los Track Days.
Mecánicamente el coche desarrolla los mismos 550 caballos que la versión de serie, lógico teniendo en cuenta que semejante caballería es más que suficiente para convertirlo en uno de los coches más rápidos y efectivos del mundo.
Lo que si cambia es el sistema de escapes, que en el Track Pack se confía a un sistema con silenciadores de titanio. Cambia ligeramente el sonido exterior del coche y reduce unos cuanto kilos sobre la báscula. También los amortiguadores son más firmes.
En el interior también hay cambios destacados. Lo más llamativo es que los asientos traseros del Nissan GT-R desaparecen para dejar paso a un tejido que cubre los huecos de éstos. De esta forma consiguen reducir de un plumazo 14 kilos en la trasera del coche, lo cual no es poco.
Por lo demás solo hay pequeños detalles que le delatan en el interior. Nissan no ha hecho como otros fabricantes que deciden prescindir de muchos elementos de confort para ganar segundos al cronómetro. Por eso sigue pesando 1.740 kilos.
A cambio podemos seguir disfrutando de elementos de confort y multimedia, como la pantalla de 7 pulgadas con completa información del coche o los asientos baquet firmados por Recaro.
Estos últomos van forrados en ante de color gris, un material que recoge mejor que el cuero cuando ruedas fuerte en circuito. Se diferencian de los normales por el perfil en piel de color azul, que combina con la pequeña placa identificativa sobre el salpicadero. Son pequeños detalles que lo difieren del resto de Nissan GT-R normales, si es que alguno se puede considerar normal.
En busca de gasolina de 98 octanos a ritmo infernal
Mientras conducía en mi toma de contacto con el Nissan Juke-R y hacíamos la sesión de fotos que ilustraba las dos partes de la prueba, un responsable del Departamento de Comunicación de Nissan llegó al punto de encuentro a los mandos del Nissan GT-R Track Pack.
Godzilla siempre me ha parecido uno de los coches más radicales del mercado y su aspecto, como sacado de un comic japonés, me tiene enamorado desde que lo conduje por primera vez en 2009 (parte 1, parte 2, parte 3 y parte 4).
Así pues, a pesar de que cuando el GT-R Track Pack me adelantó por la carretera de curvas yo estaba al volante del exclusivo Juke-R, desde que lo vi pasar ante mi me dieron ganas de cogerlo y recordar las sensaciones que tuve con aquella primera versión de 485 caballos y ver como ha evolucionado hasta este Track Pack con 550 caballos.
El objetivo durante mi breve toma de contacto era buscar una gasolinera lo más cercana posible para llenar el depósito de gasolina de 98 octanos. No pude evitar recordar que cuando probé el primer Nissan GT-R me gasté más de 120 euros en gasolina en una tarde, y aunque ahora han conseguido que consuma algo menos, sigue bebiendo más que Ernesto de Hannover en una barra libre.
Así pues, introduje el estilizado mando de apertura en el compartimento situado a la izquierda del volante y pulsé el botón rojo que hay debajo de la palanca selctora del cambio. El motor se puso en marcha, engrané la posición D del cambio y comenzamos a rodar.
Comparado con el Juke-R del que me acababa de bajar, las suspensiones del Nissan GT-R Track Pack parecían auténtica mantequilla. Es lógico porque el Juke-R es un coche casi de competición, y este en cambio es un coche pensado para los aficionados a rodar en circuito, aunque no de forma profesional.
Además el Track Pack mantiene el selector de la dureza de la suspensión situado sobre la consola central, a través del cual puedes elegir entre varios modos de funcionamiento, desde uno que las sitúa en una posición muy confortable, hasta otro que es tan duro que puede hacer que se te salten los empastes de las muelas al primer bache que cojas.
Por suerte el sol había despejado casi por completo la niebla que nos acompañaba durante la toma de contacto con el Juke-R, así que la visibilidad era perfecta y las humedades del asfalto habían desaparecido.
En la primera recta despejada pisé a fondo el acelerador y el Nissan GT-R Track Pack hizo desaparecer el asfalto como por arte de magia, mientras nuestra cabeza se peleaba por no acabar mirando hacia el techo del coche.
Puedo aseguraros que la contundencia con la que acelera el GT-R es tal que solo he experimentado algo semejante al volante del Porsche 911 Turbo. Es un rival directo de Godzilla, pero cuesta casi el doble de precio y tengo dudas de que el alemán sea más rápido que este sobre un circuito.
El GT-R es sin duda uno de los coches más rápidos del mundo. ¿Cuantos pueden acelerar de 0 a 100 km/h en solo 2,8 segundos? Muy pocos. ¿Y por menos de 120.000 euros? Solo él. Además los 632 Nm de par que entrega entre las 3.200 y 5.800 revoluciones, hacen que la respuesta al acelerador sea contundente en toda la banda de revoluciones.
Lo mejor que tiene el GT-R es la facilidad con la que te permite ir rápido. A pesar de que es fácil llevar ritmos auténticamente de infarto cuando lo conduces, en todo momento el coche transmite una nobleza tal que te anima a ir más y más rápido.
Las curvas las puedes trazar a un ritmo muy alto, más alto del que nos atreveríamos la mayoría de mortales. En él parece que las leyes de la física se han dejado en un cajón y podemos olvidarnos de ellas.
La dirección es muy directa y precisa, aunque hay que acostumbrarse al tacto que tiene durante los primeros minutos. Este tacto directo y preciso es casi idéntico al que ofrece el Juke-R, de eso no me cabe duda.
Por desgracia el Nissan GT-R Track Pack es tan rápido que pronto llegamos a la gasolinera que buscaba para llenar el depósito. Lo llenamos hasta los topes de carburante de 98 octanos y volvimos hacia el punto de origen.
Aprovechando que teníamos el depósito lleno y que no había nada de tráfico, cuando salimos de la gasolinera por la vía de servicio pisé una vez más a fondo el acelerador. Os aseguro que nunca en mi vida olvidaré esa sensación, el subidón de adrenalina que sentí creo que muy pocos coches en el mundo te lo pueden brindar.
En carretera abierta es casi imposible apreciar diferencias entre el Nissan GT-R Track Pack y la versión normal. A pesar de ello esta breve toma de contacto que apenas duró 40 minutos, me sirvió para recordar que el Nissan GT-R es uno de los superdeportivos más rápidos del mundo.
De aquella primera versión de 485 caballos a esta con 550 caballos y un peso más contenido ha habido cambios apreciables, sobre todo a nivel de contundencia en la respuesta. Si el primero ya era excelente, este lo es todavía más.
Por lo demás el chasis está muy bien puesto a punto, la electrónica y la tracción a las cuatro ruedas hacen de él una máquina casi imbatible sobre un circuito con cronómetro en mano. Lo mejor es que el precio de esta edición limitada Nissan GT-R Track Pack es de 116.400 euros, solo 13.000 más que la versión normal.
El Track Pack además de convertirse por su exclusividad en un objeto de culto para los amantes del GT-R, te permite alcanzar una velocidad punta de 315 km/h y batir sobre un circuito a casi cualquier coche que se atreva a enfrentarse a ti. Casi nada.
En Motorpasión | Nissan Juke-R, miniprueba por las calles de Madrid (parte 1 y parte 2)