¿Es el Toyota Mirai el coche del futuro? Lo probamos para tratar de averiguarlo
Toyota ha sido el precursor y el instigador de los coches híbridos gasolina/eléctrico, un camino que inició con el Prius, hace ya 20 años. Hoy, sin dejar atrás todo lo conseguido con los híbridos, Toyota quiere reiterar la hazaña con los coches a pila de combustible, o fuel cell. Y lo hace comercializando uno de los primeros modelos a hidrógeno con vocación mundial, el Mirai.
Futuro. Ese es el significado de Mirai en japonés. Y el Mirai es la prueba, con hechos, de que la movilidad del futuro puede ser limpia e ilimitada. Eso sí, siempre y cuando las infraestructuras necesarias para ello sigan el movimiento. La apuesta de Toyota es tan audaz como lo es el diseño del coche.
Aunque Toyota no sea el primer fabricante en poner en circulación coches de pila de combustible en circulación (Honda lo hizo en 2008 con el FCX Clarity y Hyundai con el iX35 Fuel Cell), sí lleva trabajando en las motorizaciones de pila de combustible desde 2002.
El primer prototipo de la marca, el Toyota FCHV, fue evolucionando desde entonces hasta convertirse en el Mirai que Toyota pone en venta en determinados mercados, como Japón, California, Alemania, Dinamarca, Bélgica o el Reino Unido. Son mercados en los que hay una infraestructura con hidrogeneras para poder repostar. Vamos, que no se contempla su comercialización en España.
Aún así, teníamos que probar el Toyota Mirai, aunque fuesen pocos kilómetros, para conocer en primera persona como será el futuro de la movilidad. Pudimos hacerlo en Zaragoza, con motivo de la vigésimoprimera World Hydrogen Energy Conference.
Estamos de acuerdo, el diseño del Toyota Mirai es peculiar. Pocas veces en la industria un coche consiguió tanto consenso en contra de su estética. Es cierto que las líneas están rebuscadas y las proporciones un tanto extrañas, pero centrarse en ese punto sería perder de vista lo que realmente importa del coche: existe, funciona y es viable. Así que no volveremos a hablar de su diseño (el cual es así para que te impacte, te quede en la retina y asocies Mirai a pila de combustible y ésta a Toyota).
Cómo funciona la pila de combustible del Mirai
El principio de la pila de combustible o fuel cell consiste en utilizar el hidrógeno como carburante (un gas inodoro, incoloro, muy ligero y altamente inflamable) para generar una reacción química al unir átomos de hidrógeno con otros de oxígeno y así crear agua. En ese proceso se libera electricidad, la cual permite alimentar un motor eléctrico que accionará las ruedas, además de almacenarse en un capacitador o en una batería para poder ser utilizada por los sistemas auxiliares del coche, como la dirección asistida o el climatizador.
El agua condensada se evacua por el escape. En el caso del Mirai se almacena en un pequeño depósito que se vacía pulsando un botón en el salpicadero. Dicho de otro modo, el Toyota Mirai (como cualquier otro coche de pila de combustible) es un coche eléctrico que lleva consigo su propio generador.
La pila de combustible del Mirai pesa 56 kg y entrega una potencia de 114 kW (la del prototipo FCHV de 2008 pesaba 102 kg y daba 90 kW). Compuesta de titanio, esta nueva unidad ofrece la mejor densidad energética del mundo (3,1 kW/l). Así, el Mirai puede contar con un motor de 113 kW, es decir, unos 154 CV con un par instantáneo de 335 Nm. Este propulsor es el mismo que usa el Lexus RX450h.
El Mirai dispone, por otra parte, de una batería adicional que ayuda a la pila de combustible en las fases de aceleración y alimenta los sistemas auxiliares. Esta batería adicional, de níquel-metal hidruro, se recarga gracias a la electricidad producida por la pila de combustible y por la recuperación de la energía cinética cuando frenamos.
No hay toma de corriente exterior para poder recargar esa batería como en un híbrido enchufable. En las versiones del Mirai vendidas en California y Japón (sitios propensos a terremotos), existe una toma de corriente exterior. Pero ésta sirve para poder alimentar un hogar en electricidad durante una semana si se llega a interrumpir el suministro de la red.
Por qué podría ser el futuro
La autonomía del Mirai es similar a la de los vehículos de gasolina y el tiempo de repostaje es de entre 3 y 5 minutos. En este aspecto, los eléctricos no pueden luchar, al menos de momento. Para recargar un eléctrico (al 80 %) en una toma rápida siguen siendo precisos, de media, unos 30 minutos. Y eso es lo que más preocupa al cliente a la hora de dar el salto hacia un coche que no sea de motor de combustión o un híbrido, la autonomía y el tiempo de "repostaje".
El Toyota Mirai es básicamente un eléctrico que lleva su propio generador. Sin embargo, frente a un eléctrico de rango extendido, el Mirai es un coche sin emisiones de CO2 ni emisiones contaminantes en todo su ciclo de uso. En ese sentido es cómo los eléctricos puros, el coche en sí no contamina. Para poder hablar de un proceso totalmente sostenible o no, depende de cómo se haya obtenido el hidrógeno necesario, ya sea extraído de recursos fósiles, como el metano (en un proceso que libera mucho CO2), o "fabricado" mediante electrolisis del agua (en ese caso, habría que ver de dónde procede la electricidad necesaria para ello).
A pesar de una eficiencia energética desfavorable para el fuel cell frente al eléctrico puro, del orden del 50 % para el fuel cell y 70 % para el eléctrico puro (éste se carga directamente de la red y no hay que transportar el hidrógeno en camiones hasta las hidrogeneras), el coche de pila de combustible podría ser una opción de futuro simplemente porque apenas cambiaría nuestros hábitos de conducción. ¿Está el depósito vacío? Pues paras, enchufas la manguera y cinco minutos después sigues con tu camino. Claro que todo esto será posible el día que haya una infraestructura en condiciones. Y ahora, en muchos países, es prácticamente inexistente.
Artesanía y alta tecnología a bordo
Con 4,89 metros de largo, el Mirai es 34 cm más largo que la última generación de Prius, pero visualmente no parece que sea un coche tan grande. Quizá se deba a las enormes tomas de aire delanteras que llaman tanto la atención -necesarias para alimentar en aire la pila de combustible (recuerda, la reacción química de la pila precisa de oxígeno)- que perdemos de vista las proporciones del coche.
La zaga y los pilotos traseros son muy cercanos en aspecto al Prius, pero el Mirai es un 4 puertas, cuando el Prius es un 5 puertas. El maletero del Mirai ofrece un volumen de carga correcto de 361 litros. Son 80 litros menos que un Prius de 40 cm más corto. La presencia de los dos depósitos de hidrógeno (de hasta 5 kg en total a 700 bares de presión) y de la batería encima del eje trasero limitan la profundidad e impiden que el respaldo de los asientos traseros sean abatibles. Además, la pila de combustible situada en medio del chasis implica la presencia de un imponente túnel central que limita el habitáculo a 4 plazas.
A pesar de sus 4,89 m, el Toyota Mirai no ofrece un habitáculo amplio. Detrás, el espacio para las piernas de los pasajeros es simplemente correcto, aunque delante, como es habitual, mejora bastante. Los materiales empleados dan una sensación de calidad casi premium, especialmente con la tapicería de cuero. De hecho, la calidad percibida de los acabados es superior a la del Prius, sin duda una consecuencia del montaje artesanal del coche. Y es que el Mirai es fabricado a mano en la misma factoría de Motomochi y por los mismos técnicos que fabricaban el extraordinario Lexus LFA.
El único punto donde se acerca al Prius es en la disparidad de plásticos, por tonalidades y tactos, en el salpicadero (y eso ya no es tan premium...). Algo que, por otra parte, se ve reflejado en su diseño. El cuadro de instrumentos está en el centro y a la base del parabrisas, la pantalla táctil multimedia en el centro y los ajustes -táctiles- del climatizador debajo del pomo de cambios.
¿Silencio? Luego circulo
Conducir un Toyota Mirai es como conducir un coche 100 % eléctrico. Los 154 CV y 335 Nm anunciados por Toyota no parecen ser gran cosa para mover un coche de 1.850 kg -en vacío-, pero como su motor es eléctrico, entrega los 335 Nm con sólo acariciar el acelerador con el pie derecho. Y eso le da una vivacidad hasta casi 100 km/h sorprendente. Toyota anuncia un 0 a 100 km/h en 9,6 segundos, un tiempo honorable para una berlina cómoda como esta, y un tiempo de 3 segundos para pasar de 40 a 70 km/h, un crono francamente bueno.
No te sorprenderé si te digo que la dirección no transmite absolutamente nada y no sientes qué hacen las ruedas delanteras. Y es que en el Mirai, el confort prima sobre cualquier otra consideración. Las suspensiones son suaves, el balanceo marcado y los asientos no sujetan nada. A cambio, el Mirai ofrece un confort y un silencio en marcha casi imposibles de alcanzar para un coche de motor térmico. Aunque he de reconocer que en algunas ocasiones (acelerar a fondo, por ejemplo), el Mirai se muestra ligeramente más sonoro que un eléctrico convencional. Incluso a velocidad constante de autopista, el silencio que reina a bordo es sorprendente. Y si te cansas del silencio, siempre está el equipo de audio JBL que forma parte del equipamiento.
El Toyota Mirai ofrece dos programas de conducción: Eco y Power. Éstos actúan únicamente sobre la respuesta del motor al acelerador. Obviamente, el modo Power es el que ofrece la mejor respuesta, con aceleraciones mucho más inmediatas que en el modo Eco. Además, cuenta con el modo Brake en el cambio automático (de tren epicicloídal) que, como en el Prius, ofrece algo de freno motor y optimiza al máximo la recuperación de energía cinética.
Toyota anuncia un consumo de 0,76 kg/100 km (el hidrógeno es un gas, por eso se mide en una unidad de masa). Con los dos depósitos de 5 kg, la autonomía del Mirai sería de 650 km, aunque el fabricante prefiere hablar de una autonomía de 500 km. Debido a la brevedad de nuestra toma de contacto con el Mirai, nos ha sido imposible medir el consumo real. Por cierto, como curiosidad, el Mirai engulle 22m3 de aire cada 100 km y emite 7 litros cada 100 km de agua pura.
Esperanza
Circular con un coche eléctrico sin las restricciones de autonomía normalmente asociadas a este tipo de coches (con el Mirai son 500 km) y con un repostaje similar al de un gasolina o diésel, el Toyota Mirai es una bonita promesa para el futuro. Sin embargo, con una infraestructura embrionaria y un precio muy elevado (66.000 euros más las tasas, en Alemania), de momento se quedará sólo en eso, una esperanza.
La producción anual del Mirai ronda las 700 unidades y aún así, según Toyota la oferta es muy inferior a la demanda (este año preven fabricar 2.000 unidades). Otra prueba más, si fuese necesario, que Toyota sigue siendo un precursor cuando se trata de idear o implementar nuevos modos de propulsión.