Como prometimos ayer, hoy nos toca hablar del comportamiento del Citroën DS3 en carretera. Ya hemos dicho que atrae muchas miradas, hemos comentado su original estética y también echamos un vistazo a su interior, más atractivo y detallado que el del Citroën C3 en el que se basa.
Aunque la calidad del interior no varía (o eso me parece a mí) entre ambos modelos, sí lo hacen el número de detalles y elementos contrastados que dan al habitáculo un aspecto más vistoso y agradable, más premium.
La puesta a punto del primer DS actual con respecto al C3 no pasa sólo por una estética diferente y un retocado interior, también busca un carácter más deportivo. La suspensión es más dura y por tanto permite un comportamiento más ágil y preciso. No obstante, si ese puntito deportivo no nos interesa, la mejor opción es optar por el C3, ya que es más cómodo y barato.
Motor y prestaciones
Bajo el capó de nuestra unidad de pruebas se esconde un 1.6 litros THP de origen BMW que obtiene 155 CV a 6.000 RPM gracias a un turbocompresor y se combina con una caja manual de seis velocidades. Se trata de la versión tope de gama del DS3 “normal”, aunque hay un escalón más por encima, la edición limitada DS3 Racing, que obtiene del mismo propulsor 202 CV.
Con el 1.6 THP el DS3 se mueve con una gran soltura gracias principalmente a lo enérgico del motor, a la alegría con la que sube de vueltas y a su elasticidad, que permite disponer de una cantidad decente de empuje en un amplio espectro de vueltas. El peso también influye, 1.165 kilogramos. El par motor máximo es de 240 Nm desde las 1.400 RPM.
En salidas desde parado no es un coche especialmente veloz, pero lo intenta con ganas. Si hacemos una salida rápida con los controles desconectados (ASR, ESP) las ruedas delanteras patinarán prácticamente hasta que engranemos la segunda velocidad, perdiendo bastante tiempo. En caso de hacerla con los controles activados, y aunque también patina algo, sobre el papel debería acelerar hasta los 100 km/h en unos 7,3 segundos.
A pesar de ser turbo, tiene un sonido muy agradable cuando sobrepasamos la barrera de las 4.000 vueltas, y si estiramos más la marcha suena parecido a un atmosférico (me recuerda, salvando las distancias, al sonido del Clio RS cuando llevas la aguja hasta el final del cuentavueltas, por ejemplo).
En segunda velocidad, el DS3 con este motor de 155 CV sobrepasa ya el límite legal en autovias y autopistas. Estirando la marcha debe rondar los 115 km/h aproximadamente, por lo que más de uno se incorporará con ganas y pasará directamente de segunda a sexta, por aquello de respetar los límites. ¿Quién puede decir que es capaz de hacer eso con su coche? Yo desde luego no.
El corte de inyección está prácticamente en las 7.000 RPM (6.750, aproximadamente) y no se aprecia falta de empuje hasta casi llegar a dicha franja. Por tanto, el empuje es muy lineal y al contrario que en coches más deportivos, no consigue pegarnos literalmente al asiento. Como hemos dicho, tiene un amplio rango de revoluciones útiles, por lo que las recuperaciones son bastante buenas incluso en la marcha más larga.
Aunque pensemos que igual no sea la mejor motorización para una conducción tranquila, lo cierto es que el THP nos los permite gustosamente, sin hacer apenas ruido y sin gastar demasiado. En carretera, la media de consumo puede rondar los 6 litros si conducimos a velocidades legales y sin abusar del acelerador.
Durante la prueba recorrí unos 500 kilómetros con el coche, siendo gran parte de ellos en ciudad y carreteras secundarias. La media que obtuve al final fue de 9,8 litros en unos 453 kilómetros (en el momento de la foto), aunque superar los diez es tarea más bien fácil si eres propenso a jugar con el pie derecho.
Si hubiera tenido la oportunidad de realizar un viaje con el coche, habría rebajado la media bastante, pero lo cierto es que no la tuve. De lo que sí tuve oportunidad es de disfrutar de tramos de curvas, y claro, eso no contribuye precisamente a reducir la media de consumo, sino más bien a lo contrario.
El 1.6 THP 155 homologa un consumo mixto de 6,7 litros a los cien kilómetros, siendo el urbano de 9,4 litros y el extraurbano de 5,1 litros. Las emisiones de CO₂, por su parte, son de 155 gramos por kilómetro. Por aquello de completar la información, el depósito de combustible tiene una capacidad de 50 litros.
El Citroën DS3 155 THP comparte bloque y cilindrada con uno de sus principales competidores, el Mini Cooper S. En cuanto a aceleración, éste último está un poco por encima (sobre el papel araña unas tres décimas al francés en el 0 a 100 km/h), aunque la diferencia no es demasiado apreciable en la práctica. En velocidad punta el Mini es también superior, ya que alcanza los 228 km/h frente a los 214 km/h del DS3.
Comportamiento dinámico
Una vez acomodados en los asientos deportivos, y habiendo iniciado la marcha, lo primero que llama la atención son los recorridos de la palanca de cambios, demasiado largos para un coche que se supone tiene carácter deportivo. Tampoco es algo incómodo, puesto que el tacto del cambio es bueno, pero el recorrido es más largo del deseado.
En ciudad el DS3 se desenvuelve de maravilla y quizá uno de sus mejores atributos sea su manejabilidad, ya que se beneficia de un pequeño radio de giro que le permite moverse con mucha soltura en ámbito urbano. Entre el tamaño del coche (no llega a 4 metros de largo), lo bien que maniobra y la visibilidad (que no está mal a pesar del tamaño de la luneta trasera), aparcar no es un problema.
La dirección tiene buen tacto, pero no parece estar pensada específicamente para un modelo de corte deportivo ya que no es tan directa como cabría esperar. En este aspecto el Mini Cooper S es bastante más directo, con un tacto más deportivo y mejor feedback. No obstante, la dirección del DS3 es más suave para conducir por ciudad, lo que para un utilitario es interesante.
Como ya hemos comentado antes, la suspensión del DS3 es más dura que la del C3, y por ello el coche es más efectivo. Gracias a esto, se reducen bastante los balanceos de la carrocería, pero a coste de penalizar la comodidad de marcha, a lo que también contribuyen las gomas de perfil bajo en tamaño 205/45 R17. Aunque no es realmente incómodo, por suelos en mal estado, para rodar a velocidades de crucero o en viajes largos sí que notaremos la diferencia con respecto a su hermano pequeño. La suspensión no es tan dura como en el Mini Cooper S, pero tampoco tan precisa.
A la hora de afrontar una serie de curvas el DS3 es obediente y sigue la trayectoria marcada sin rechistar, manteniendo la compostura. No obstante, si nos pasamos en la velocidad de entrada a la curva lo más probable es que muestre algo de subviraje. De cualquier manera, la puesta a punto del chasis es bastante buena para tratarse de un Citroën de estas características.
Otro de los detalles que se ha cuidado especialmente ha sido la insonorización del habitáculo. Aunque no está tan bien aislado como un Audi A1, por ejemplo, la cantidad de ruido que llega al habitáculo es poca, y sobre todo de rodadura. Creo que también habría que apuntar un ruido interior, el que hacen los plásticos del salpicadero al crujir, algo que con los años probablemente se acentuará.
A pesar de haber conducido por tramos de curvas a buen ritmo, los frenos no mostraron ningún signo de fatiga, lo que es un punto a su favor. Por lo demás, no creo dejarme mucho en el tintero. En definitiva, el DS3 es un modelo a tener en cuenta, y más aún con este motor turbo que lo hace muy divertido.
¿Vale la pena el sobreprecio con respecto al C3? Eso ya es algo que tendremos que responder mañana y que cada cual tendrá que sopesar. Yo desde luego lo veo justificado desde el punto de vista del estilo y también por la mayor oferta de equipamiento. Mañana continuaremos con la tercera parte de la prueba, la relacionada con el equipamiento y las diferentes versiones del Citroën DS3.
En Motorpasión | Citroën DS3 1.6 155 THP, prueba (exterior e interior, equipamiento y versiones, valoración y ficha técnica)