BMW M4 Cabrio, prueba (parte 3)
A lo lejos vi como por aquel sinuoso trazado que bordeaba una de las montañas más bonitas que he visto en mi vida, no circulaba nadie en esa mañana de sábado, soleada pero gélida. La carretera estaba despejada, desierta para nosotros. Era el momento y el entorno perfecto para poner realmente a prueba el BMW M4 Cabrio, un coche nacido para pasear por los "boulevares" de Miami y también para hacer cosas como esta.
Ladera abajo, y con el modo SportPlus activado, empiezo a encarar una tras otra las curvas que dibujaban aquella pronunciada pendiente. Curva a izquierdas muy abierta, los mojones de la carretera nos separan de un barranco de cientos de metros. Si cometiésemos algún error, me temo que el coche quedaría en una zona absolutamente inaccesible para recuperarlo.
No me importa porque el coche se mantiene firme con aplomo en curva a pesar de que el asfalto está más roto de lo que me hubiese gustado. A pesar de ello, salvo que seas demasiado impetuoso con el acelerador, apenas notarás como el control de tracción actúa capando la entrega de potencia. Solo lo hicimos actuar en las curvas más lentas, por lo que está claro que el diferencial M activo es clave para conseguir esa excelente tracción de la que hace gala.
Las levas del cambio tienen un tacto excelente, suficientemente grandes como para tenerlas siempre a mano por mucha dirección que necesitemos. Meto una tras otra marchas mientras el sonido del motor retumba en las laderas de las montañas que nos rodeaban, y me da pena no poder compartir este momento único con más gente. Bajo tres marchas con la leva izquierda y el motor emite un sonido precioso en las reducciones. Esto es mágico, emocionante.
Una tras otra las curvas se van sucediendo, y el coche parece no rechistar lo más mínimo. Me gusta el empuje a la salida de las curvas, gracias a esos 550 Nm de par que ofrece desde sólo 1.850 RPM. Por eso es un coche más sencillo de exprimir que su antecesor, porque aparte de un chasis que permite casi de todo, también tiene un motor mucho más elástico y utilizable.
Decido apurar más si cabe las frenadas, haciendo que en alguna ocasión entre en funcionamiento el ABS cuando el asfalto bacheado y la presión a la que estamos sometiendo al equipo de frenos, no se ponen del todo de acuerdo.
Es lógico porque llevábamos las suspensiones en el modo SportPlus, el tarado más duro de todos, ese que transmite al habitáculo todas y cada una de las imperfecciones del asfalto. El coche ha cambiado por completo, ahora olfrece un tacto muy cercano al de un coche de carreras.
Tras diez kilómetros a este ritmo, disfrutando como un niño con un juguete nuevo entre manos, los frenos empiezan a pitar. Pensé que era algo puntual, pero tras varias frenadas exigiéndole el máximo, el sonido denota que si quieres ir demasiado rápido o hacer tandas en circuito tal vez debas optar por los frenos carbono-cerámicos opcionales.
Y es que es precisamente ahí, en la frenada, donde los kilos "extra" que el BMW M4 Cabrio declara en báscula, más se notan. Aunque no conseguimos que a nivel de prestaciones los frenos desfalleciesen, tampoco queríamos probarlo en aquella carretera rodeada de barrancos dignos del Rallye de Montecarlo.
Así pues, tras mucho intentarlo, conseguimos encontrar cual era el punto débil del BMW M4 Cabrio. Ha costado, porque el conjunto es capaz de camuflar muy bien cualquier tipo de defecto. Incluso apartándonos del aspecto dinámico, me llama la atención el poco aire que entra cuando vas descapotado, incluso sin llevar el deflector de aire que se puede montar de forma opcional en el espacio de las plazas traseras.
BMW M4 Cabrio: nuestra puntuación
.5
A favor
- Aislamiento acústico
- Comportamiento motor
- Consumos contenidos
- Aspecto deportivo y discreto
En contra
- Peso elevado
- Precio de las opciones
- Frenos en conducción deportiva
- Capota lenta
Ficha técnica
Versión probada | Cabrio | |||
Cilindrada | 2.979 cm³ | Tipo de tracción | Trasera | |
Bloque motor | 6 cilindros en línea M TwinPower Turbo | Combustible | Gasolina | |
Potencia máxima (CV @ rpm) | 431 CV a 7.300 RPM | Capacidad del depósito | 60 litros | |
Par máximo (Nm @ rpm) | 550 Nm a 1.850 RPM | Consumo urbano | 11,5 l/100 km | |
Masa en vacío | 1750 kg | Consumo extraurbano | 7,1 l/100 km | |
Velocidad máxima | 250 km/h (autolimitada) | Consumo mixto | 8,7 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 4,4 segundos (DKG) | Capacidad maletero | 370 litros | |
Transmisión | DKG de 7 marchas doble embrague secuencial | Precio | 98.700 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por BMW. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Javier Álvarez
En Motorpasión | BMW M4 Cabrio, prueba (parte 1, parte 2)