Ucrania recicla los Toyota Mirai de hidrógeno: los está utilizando para bombardear a Rusia

Ucrania recicla los Toyota Mirai de hidrógeno: los está utilizando para bombardear a Rusia
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Los detractores del coche eléctrico de pila de hidrógeno suelen considerar que esos vehículos son potencialmente bombas rodantes. En el frente de Ucrania se lo han tomado casi al pie de la letra. Las fuerzas ucranianas han usado lo que quedaba de un Toyota Mirai para fabricar una bomba casera. Y todo ello con una asombrosa eficacia.

Ha ocurrido en Vovchansk, en el oblast (región) de Kharkiv, a menos de 5 km de la frontera con Rusia, donde las fuerzas rusas ocupan una fábrica de árido siderúrgico (material de construcción derivado de la fabricación del acero). Esta región está sometida a unas intensas interferencias y bloqueo electrónico por parte de los rusos para evitar los bombardeos por drones.

Baterías de Tesla y depósitos de Toyota Mirai, la receta para los drones-bomba terrestre

Ante la imposibilidad de volar y escasos de munición explosiva de gran potencia suministrada por Occidente, aseguran los medios ucranianos que se han hecho eco del ataque, como euromaidanpress, los ucranianos recurrieron al ingenuo habitual que les caracteriza desde el inicio de la guerra para llevar una potente bomba hasta el punto neurálgico de la planta metalúrgica.

Al igual que al inicio de la guerra convirtieron drones civiles, como los DJI, convertidos en mini bombarderos, en esta ocasión utilizaron material civil para convertirlo en una bomba con ruedas y conducida de forma remota, esencialmente de coches accidentados procedentes de Estados Unidos.

Ucrania, desde hace años, importa numerosos coches de segunda mano accidentados de Estados Unidos. En 2018, Ucrania importó más de 34.000 coches usados de Estados Unidos -y más de uno descubrió que su coche seguía circulando al otra lado del mundo-. Ocupaba entonces el sexto puesto de países que más coches usados le compraban a Estados Unidos. A menudo son coches que las aseguradoras declaran siniestro total por cuestiones económicas. Comprados por lotes a bajo precio, son arreglados en Ucrania y vendidos en el mercado de segunda mano local.

Algunos de esos coches siniestrados, sobre todo los eléctricos, sirven ahora para defenderse de Rusia. Las celdas de las baterías de los Tesla Model 3, Tesla Model S y Model X antiguos sirven para fabricar las baterías de los drones. Y del Toyota Mirai, un coche de pila de combustible de hidrógeno, se recuperan los depósitos de hidrógeno para convertirlos en bomba.

Vovchansk Hidrogeno Explosion
Explosión a finales de julio de la bomba realizado con un depósito de Toyota Mirai. Foto: Captura de pantalla de Grupo Khorne, vía Telegram/Deep State.

Los dos depósitos de hidrógeno del actual Toyota Mirai pueden almacenar hasta 5.6 kg de hidrógeno a presión (700 bares), unos 142 litros. Usaron un sólo depósito de Mirai, montado a su vez sobre un drone terrestre alimentado por baterías de Tesla, lo que viene siendo un coche de radio control formato XXL, esta bomba casera de 200 kg ha infligido graves daños a las defensas rusas, comparables a los de una bomba lanzada desde el aire.

La composición de hidrógeno de la bomba, que multiplicó los efectos del explosivo plástico que le acompañaba, le permitió generar potentes ondas expansivas, bolas de fuego, escombros y nubes en forma de hongo.

¿Es un coche de pila de hidrógeno peligroso?

Es un miedo legítimo y un argumento usado a menudo por los detractores del hidrógeno. Y más aún desde la explosión de una hidrogenera en Noruega en 2019. Sin embargo, es una crítica tan sesgada como asegurar que los coches eléctricos tienden a incendiarse más que los de gasolina. No, los coches de hidrógeno no son unos mini Hindemburg con ruedas.

El hidrógeno es tan ligero (peso menos que el aire) que se dispersa rápidamente, mezclándose con el aire circundante y elevándose rápidamente a través de él. Aunque el hidrógeno puro se inflama con bastante facilidad, en realidad, la mezcla diluida de hidrógeno de los coches de pila de combustible no tiene más probabilidades de incendiarse que la gasolina. Y como se eleva, no permanece cerca del suelo, donde es más probable que dañe a las personas.

Esto no significa que el hidrógeno no deba tratarse con precaución, pero en la práctica no es más peligroso que la gasolina. De hecho, con su rápida dispersión y tendencia a elevarse, el hidrógeno podría suponer una amenaza menor que los combustibles que utilizamos ahora.

Su peligro más inminente, al final, es que su uso en automoción no sería rentable económicamente, al menos no antes de muchos años. Algo que se debe, en parte, a la falta de infraestructura y la casi imposibilidad para un particular de llenar el depósito de su coche de hidrógeno.

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